CAPÍTULO TREINTA Y TRES

1641 Words
ALICE   El vuelo se retrasó un poco por lo que me ofrecieron almuerzo en la sala vip y francamente no había probado nada tan rico en mi vida, me sentí comiendo en un restaurante costoso, y aunque disfruté de mi almuerzo, eso no ayudó con el cargo de consciencia que estaba sintiendo por estar viajando en clase ejecutiva cuando sé perfectamente lo mucho que le costó a Dominic subir de nivel mi tiquete, pero sé que se va a molestar si vuelvo a mencionarle el tema, casi tanto como cada vez que le menciono el hecho de que no me descuenten de mi pago la cuota que habíamos acordado para ir pagando la ropa, los bolsos y zapatos que compramos mi primer día.   “Seguro se les debió haber olvidado, hablaré con los de contabilidad el otro mes,” es su respuesta siempre que le recuerdo que el descuento no aparece en mi pago del mes; pero al parecer nunca ha hablado con nadie de nómina y desde que trabajo allí no me han descontado un solo centavo por todas las compras de ese día.   Cuando es momento de abordar, me dan prioridad para entrar al avión y me quedo con la boca abierta al ver el enorme asiento que además incluye una especie de compartimiento que separa mi silla de las sillas de al lado, y hay toda clase de cosas, una pantalla para ver películas o series, portavasos, revistas, una cobija muy suave y muchas más cosas que pretendo explorar durante el vuelo; y una vez acomodada en mi asiento le envío un mensaje a Dominic haciéndole saber que ya estoy a bordo y él me responde deseándome un buen viaje y pidiéndome que le informe tan pronto aterrice.   Eso me causa curiosidad, pues él no me ha dado la dirección del hotel o el lugar en el que me voy a quedar y tampoco me dijo que hiciera reservaciones en ningún sitio, por lo que no tengo idea de qué hacer tan pronto llegue allá, y me tengo que conformar con esperar sus instrucciones.   --------------------------------------------------------------------------   Una azafata me despierta suavemente para hacerme saber que ya en unos minutos vamos a iniciar el aterrizaje, por lo que me siento derecha nuevamente y empiezo a acomodar mis cosas, pasé la mayor parte del vuelo viendo algunas series, leyendo, pero sobre todo, durmiendo, ya que me desperté muy temprano por culpa de la llamada de Dominic y tan pronto nos dieron la comida, que de nuevo fue muy rica, me quedé profundamente dormida hasta ahora.   Tan pronto como el avión aterriza y nos informan que ya podemos encender nuestros teléfonos, encuentro un par de mensajes de mi hermano y de Dominic, ambos preguntando qué tal estuvo mi vuelo y pidiendo que les informe cuando llegue a Londres, así que le envío un mensaje rápido a mi George haciéndole saber que todo está yendo bien y luego le informo a Dominic que ya el avión aterrizó, menos de cinco minutos después recibo su respuesta en donde me dice que envió a un chófer a recogerme porque él no puede venir, y de inmediato siento un leve atisbo de decepción al escuchar la noticia.   Y una vez he recogido mi equipaje, no me toma mucho tiempo encontrar al hombre con uniforme sosteniendo un cartel con mi nombre en él, así que me dirijo a su lado y él de forma educada me pide que le muestre algún tipo de identificación para estar seguro que sí soy yo, y me pregunto si tal vez alguien lo habrá engañado antes, pero me abstengo de formular la pregunta en voz alta para no parecer chismosa, y tan pronto como él termina de cargar mi maleta en el baúl, enciende el auto y aunque la curiosidad por saber a dónde vamos me está matando, permanezco en silencio observando la ciudad desde la ventana y maravillándome con los hermosos paisajes.   Unos cuarenta minutos después, llegamos a una zona residencial que parece bastante tranquila y tiene casas grandes de tres pisos con colores blancos y pasteles en su mayoría, parece un vecindario de clase alta, lo cual francamente no me sorprendería, considerando la enorme casa que Dominic tiene en nuestro país, bueno, en mí país, el suyo es este aunque él ya no viva permanentemente aquí; el chofer se detiene frente a una casa grande y blanca de tres pisos, y me informa que hemos llegado, por lo que me bajo del auto mientras él descarga mi equipaje y luego me ayuda a llevarlo hasta la puerta en donde toca el timbre y después de un minuto nos abre una empleada de servicio quien también tiene un uniforme blanco.   Ella me mira con curiosidad antes de saludarme e indicarme que entre, el chofer le entrega la maleta a ella y le dice que va a ir a recoger al “joven señor Pemberton,” y aunque eso me causa curiosidad al principio, después entiendo que seguramente esa es la forma en que lo pueden diferenciar de cuando se refieren a su padre, el señor Pemberton. La ama de llaves, como ella misma se presentó, me guía hacia una habitación en el segundo piso, la cual parece ser una habitación de huéspedes y me dice que si deseo puedo bajar al primer piso para que ella me sirva el desayuno o me lo puede traer a la habitación.   “No, está bien, voy a dejar las cosas aquí y ya bajo, muchas gracias,” le respondo y ella asiente antes de salir de la habitación.   Una vez he dejado todas mis cosas y también he ido al baño que queda dentro de la habitación, la cual es muy espaciosa y está decorada de forma sencilla pero con un aire de elegancia imposible de ignorar, al igual que el baño, en donde me lavo el rostro y me peino un poco, luego voy al primer piso y no me toma mucho tiempo encontrar la cocina en donde se encuentra el ama de llaves, quien se llama Mae, cocinando algo que huele muy bien y hace que mi estómago suene con anticipación.   Ella me señala un enorme comedor para que me siente y me dice que en un par de minutos me servirá el desayuno, pero viendo una mesa más pequeña dentro de la cocina, le pregunto si es posible sentarme aquí mejor, pues no me sentiría cómoda sentada en esa enorme mesa sola, y ella parece sorprendida por mi petición pero finalmente asiente y yo me siento a esperar el desayuno, mientras tomo una tasa de café que Mae me sirvió antes de volver a la estufa a revolver unos huevos.   Cuando ya estoy en el medio de mi desayuno, una mujer en sus treinta, con el cabello rubio oscuro casi castaño, ojos azules y expresión austera, entra en la cocina para prácticamente exigirle al ama de llaves que le sirva una tasa de té, de una forma casi grosera, y yo inmediatamente me siento intimidada por ella en el segundo en que sus ojos fríos se posan en mí y ella enarca una ceja antes de volverse hacia Mae y decirle:   “No sabía que habíamos contratado más servidumbre, ¿de dónde salió esta?” ella le pregunta como si yo no estuviera sentada aquí escuchándola.   “No, señorita Daisy, ella es la asistente del joven Dominic,” Mae le responde casi temerosa.   “Oh, así que ahora mi hermano tomó esta casa como centro de recibo de sus mujeres americanas,” ella exclama en tono burlón y yo siento que he perdido el apetito de repente.   “Imagino que por lo menos habrán limpiado la habitación en la que estaba la otra chica antes de dársela a ella, ¿no?” la mujer le pregunta a Mae y ella niega inmediatamente con la cabeza.   “No, la señorita Alice está en la habitación de huéspedes del segundo piso,” Mae responde.   “Ah, eso quiere decir que no eres tan importante como la otra a quien Dominic sí dejó dormir en su habitación mientras él se quedó en la de huéspedes,” la hermana de Dominic responde mientras me dirige una sonrisa casi cruel y yo siento ganas de gritarle algo por su comentario, pero sé que es mejor no decirle nada.   “A quien dejo dormir en mi habitación no es de tu incumbencia, Daisy,” escucho la voz enojada de Dominic desde el pasillo de afuera y su hermana rueda los ojos de inmediato.   “Se ve que eres bastante organizado, esta mañana se fue una y ya llegó otra,” ella le responde y veo a Dominic entrar en la cocina con una expresión bastante molesta y mi corazón da un salto al verlo por primera vez después de casi una semana.   “En caso de que no lo notaras, Zara estaba aquí para visitar a mi madre y se fue con su novio y padre de su bebé, y Alice es mi asistente, así que ¿por qué en lugar de andar inventando rumores sobre mi vida privada, no te preocupas de lo que hace tu querido esposo cuando no estás?” Dominic le dice y aunque se desata una pequeña pelea en la cocina después de esto, mi cerebro deja de prestarle atención a lo que ellos dicen pues me he quedado completamente en shock con lo que acabo de escuchar.   ¿Acaso él dijo que Zara estaba aquí con su novio y padre de su bebé? ¿Qué quiso decir con eso? ¿Habré escuchado mal? No, estoy segura de que él dijo eso, pero entonces ¿por qué no me corrigió cuando le dije que no podíamos tener ese tipo de relación porque él estaba esperando un bebé con ella? Oh, dios, esto es demasiado para poder asimilarlo en medio del desayuno. 
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