CAPÍTULO VEINTE

1158 Words
DOMINIC   Dormí junto a Alice anoche y fue una situación extraña, a pesar de que ella estaba bastante ebria y estuvo inconsciente gran parte del tiempo, aún no puedo sacar de mi cabeza lo que me dijo anoche cuando le intenté quitar los zapatos para que pudiera dormir más cómoda y ella reaccionó de forma defensiva, casi golpeándome en el rostro con su pie, y luego se asustó mucho, como si pensara que la estaba intentando forzar a hacer algo, lo cual me causó un shock muy grande, pues no entendía cómo ella podía pensar que yo sería capaz de hacer algo semejante.   “Alice, no te voy a hacer nada, sólo quería ayudarte a quitar los zapatos,” le dije en forma tranquilizadora y ella sacudió su cabeza.   “No, siempre dicen lo mismo, siempre, pero quieren otra cosa,” ella respondió arrastrando las palabras.   “¿A quién te refieres?” le pregunté con curiosidad.   “Hombres,” fue lo único que me respondió.   “¿Hombres en general? ¿Estás diciéndome entonces que nunca te has acostado con nadie porque todos los hombres somos unos cerdos asquerosos?” le pregunté en tono sarcástico, plenamente consciente de que probablemente era el alcohol hablando a través de mí. “No,” ella respondió simplemente.   “¿No te has acostado con nadie? ¿Eres virgen?” le pregunté sorprendido e inmediatamente me arrepentí de haberlo hecho, pues era una pregunta  demasiado intrusiva.   “No, no lo soy,” ella respondió de forma evasiva.   “Bueno, pues ya ves, eso quiere decir que encontraste al menos  un hombre que no fuera un cerdo y con el que sí te quisiste acostar, no todos somos malos,” le dije y ella frunció el ceño con molestia.   “Nunca dije que hubiese querido, ni que él no fuera un total bastardo,” ella me dijo con rabia.   “¿A qué te refieres con que no querías?” le pregunté con urgencia, sintiendo como la rabia empezaba a burbujear mientras en mi cabeza se creaban cientos de escenarios sobre lo que significaban sus palabras.   “Alice, ¿él te forzó a tener sexo?” le insistí y ella frunció los labios pero no me contestó.   “Fue mi culpa por beber tanto en esa estúpida fiesta universitaria,” ella me dijo y yo sentía que mi rabia seguía subiendo a medida que la escuchaba.   “¡Pero por supuesto que no es tu culpa!” exclamé indignado por su afirmación, y luego seguí intentando interrogarla: “¿Quién es? ¿Lo denunciaste? Dime por favor que lo denunciaste,” le dije con rabia y cuando vi que ella sacudió su cabeza de lado a lado lentamente, sentí que el estómago se me revolvía y podía probar la bilis subiendo por mi garganta.   “¿Por qué no lo hiciste? ¿Él te amenazó? Alice, dime quién es, lo encontraré y lo llevaré a la justicia, sabes que puedo hacerlo, tengo los medios y el conocimiento, te ayudaré con esto, sólo tienes que confiar en mí y decirme quién es,” le pedí con determinación pero ella sólo me miró en silencio por un tiempo, y luego simplemente respondió:   “No es necesario, ellos ya se encargaron de él,”   “¿Eso qué se supone que significa? ¿Quiénes se encargaron de él?” le pregunté, pero ella sólo me miró con los ojos entrecerrados y luego creo haberla escuchado murmurar algo que sonaba como: “Cerdos, todos,” antes de que ella se volteara sobre su costado y se quedara profundamente dormida.   Después de eso fue difícil para mí conciliar el sueño, no podía parar de imaginar todo tipo de torturas extremadamente dolorosas para infringirlas sobre quien sea que se haya atrevido a tocarle un solo pelo, además de que sus palabras cripticas me enviaron casi al borde de la locura mientras intentaba descifrarlas, no lograba entender a quién se refería ella con eso de “ellos”, ¿quién carajo son ‘ellos’ y qué habrán hecho para encargarse del maldito bastardo.   Necesito hablar con ella mañana cuando se haya despertado y se le haya pasado un poco la resaca que seguramente tendrá después de haber bebido tanto, lo cual me pareció una muy mala idea desde el principio, pero ahora que ella logró dejarme entrar sólo un poco a su vida y contarme un detalle tan importante, es que siento que tal vez la única forma en que podría haberme enterado de esto es cuando su nivel de alcohol en la sangre está en niveles casi peligrosos.   --------------------------------------------------------------   Al día siguiente cuando me desperté junto a ella, vi que aún seguía profundamente dormida, y al escuchar algunos ruidos en la cocina caí en cuenta de que seguramente ya debía haber llegado Anna, quien es la persona que contraté para que me ayude con las limpieza de mi casa y también cocina de vez en cuando, especialmente en esos extraños días en que estoy en casa.   Me levanté con cuidado de no despertar a Alice, y después de dejarle un vaso de agua lleno en la mesita de noche junto a la cama, me dirigí a la cocina para desayunar y pedirle a Anna que le preparara algo a Alice que le ayudara con la resaca, y ella después de dirigirme una mirada extraña, pues es la primera mujer que se queda a desayunar aquí, pues ni siquiera Zara lo ha hecho, asintió solemnemente y se dispuso a preparar un plato de avena, con jugo de naranja y huevos con tocino.   Y justo cuando me dirigía de vuelta a la habitación para llevarle el desayuno, ella pasó junto a mí como un rayo directo hacia la puerta principal, con su cabello rojo alborotado y sus tacones en la mano, dejándome de pie con la bandeja de comida y una expresión anonadada, pues me tomó unos momentos reaccionar y salir detrás de ella a buscarla, pero ya no se veía por ninguna parte, así que me devolví por mi teléfono para llamarla y pedirle que esperara y yo la llevaba a su casa, no obstante ella nunca tomó mi llamada y pasé muy preocupado pensando en cómo iba a irse a su casa, si este es un vecindario a las afueras de la ciudad y es poco probable encontrar taxis libres o algún otro tipo de vehículo de transporte público.   Sin embargo, todo lo que recibí fue un corto mensaje de Alice, aproximadamente cuarenta minutos después de haberse ido, en el que me informaba que estaba ya en su casa y que no debía preocuparme por ella, pero ya es demasiado tarde para ello, pues preocuparme por ella es lo único que llevo haciendo desde el viernes en la noche y es probable que continúe haciéndolo hasta que encuentre las respuestas que necesito para completar el complicado rompecabezas en el que se ha convertido mi querida asistente.
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