CAPÍTULO DIECIOCHO

1214 Words
DOMINIC   Alice ha pasado la mitad de la noche bailando y la otra mitad bebiendo, y aunque se ve que está pasando un gran rato, no puedo evitar sentirme un poco enojado por la forma en la que Jonathan y Emily la incitan a seguir bebiendo, a pesar de que ella ya parece estar ebria, y para hacer las cosas aún peor, ella me ha ignorado la mayor parte del tiempo, incluso cuando en una rara ocasión los acompañé a la pista de baile, ella prefirió empezar a bailar con un extraño que conmigo y pronto me vi rodeado por otras empleadas de la firma, quienes después de sentir el rechazo de Jonathan, y claramente entusiasmadas con la idea de que su jefe el “estirado” como me llaman, esté en un club con sus empleados.   Y aunque pude notar la forma en la que Alice fulminó con la mirada a esas empleadas que me estaban rodeando, aún así no hizo ningún intento por alejarlas o dejar de bailar con el desconocido quien en ese momento tenía las manos sobre su cadera, haciendo que me hirviera la sangre, pero no me atreví a hacer nada por miedo a que ella se enojara aún más de lo que ya está, y tampoco quería hacer una escena de ese tipo que pudiera arruinar mi reputación, no obstante a Jonathan su reputación parece importarle poco y él sí se acercó a ella y sin esperar respuesta, la tomó del brazo y la alejó del tipo, quien en principio parecía listo para lanzarle un puñetazo pero después de notar la feroz mirada de Jonathan y la mía, decidió retirarse.   Alice estaba ya tan ebria que parecía no estar consciente de lo que estaba pasando, o si lo estaba, no parecía importarle mucho que estuvo a punto de quedar en medio de una pelea; y aunque agradecí la intervención de Jonathan justo a tiempo, no pude evitar sentir una punzada de rabia al ver su actitud protectora sobre ella, y al parecer no fui el único, pues Emily estaba mirando la escena desde un costado con una mirada asesina dirigida directamente a Alice, y tan pronto volvimos a la sala VIP, ella le sirvió un gran trago de tequila y se lo ofreció, pero yo se lo quité de la mano y lo puse sobre la mesa con un golpe seco el cual hizo que se derramara casi la mitad de su contenido.   “Vaya, relájate Dominic, no es veneno,” ella me dijo en tono burlón.   “Ella ya está muy ebria, no deberías darle más alcohol,” le respondí en tono cortante.   “Ella, es una niña grande ya, así que ¿por qué mejor no le preguntamos a ella qué es lo que quiere?” Emily respondió desafiante y luego le preguntó a Alice.   “¿Quieres otro trago?” pero Alice sacudió su cabeza y dijo en una voz débil.   “No, ya quiero ir a casa,” lo cual causó que una sonrisa presumida se extendiera por mi rostro y la expresión de Emily cambió a una de molestia en un instante.   “Bien, vamos y te llevo a casa,” Dijo Jonathan poniéndose de pie y extendiendo una mano hacia Alice, haciendo que Emily lo mirara con una expresión dolida.   “Pero claro que no, yo la llevaré,” le respondí con rabia y poniéndome de pie para quedar frente a él con mi mandíbula apretada y las manos hechas puños, pero él sólo sonrió de forma traviesa antes de decirme:   “Está bien, llévala a casa,” y me guiñó un ojo antes de voltearse hacia Emily y preguntarle de forma descarada si quería ir a casa de él, a lo cual ella respondió inmediatamente que sí, como si no hubiese acabado de presenciar que él literalmente la tomó como una segunda opción cuando la primera le falló, definitivamente esa chica no tiene un gramo de dignidad en su cuerpo.   Así que ahora voy con Alice del brazo mientras nos abrimos camino entre el río de personas que están dentro del club, ella parece a punto de desmayarse y me preocupa el poco aire que hay en este lugar, así que la acerco más a mí para salir más rápido, tan pronto como estamos afuera veo el chofer que llamé hace un rato, estacionarse con mi auto frente al club y yo guío a Alice hacia el interior del vehículo, asegurándome de que no se golpee en la cabeza y luego sentándome junto a ella en el asiento trasero.   “Alice, ¿en dónde queda tu casa?” le pregunto, pero ella no me parece estar prestando atención mientras juega con un mechón de su cabello.   “¿Alice?” la llamo.   “¿Sí, jefe?” ella responde y yo me sorprendo, pues es la primera vez que me llama de esa forma.   “¿En dónde queda tu casa? Necesito saber para llevarte allí,” le pregunto nuevamente.   “No, no, yo tomaré un taxi,” ella responde testarudamente.   “Alice, no estás en condiciones de ir sola en un taxi, es peligroso,” yo le digo y ella se ríe antes de responder:   “Yo soy peligrosa,” y luego rompe a reír como una niña pequeña.   “Alice, por favor, sólo dime la dirección de tu casa y te llevaré de inmediato para que puedas descansar,” le insisto.   “No, no puedes ir allá, es peligroso,” ella me dice.   “Ya sé que tu barrio es peligroso, pero no hay problema, esta vez llevamos seguridad,” le respondo y ella sacude su cabeza.   “El barrio no, mi casa,” ella dice y yo frunzo el ceño.   “¿Tu casa qué? ¿Quieres ir a tu casa? Entonces dime la dirección,” yo le digo y ella me mira muy seria antes de decir:   “Mi casa es peligrosa,”   “¿Tu casa es peligrosa? ¿Por qué?” le pregunto pero ella colapsa sobre mi hombro y aunque la sacudo varias veces, no se despierta.   “¿Qué hacemos, señor Pemberton?” el chofer me pregunta.   “Vamos a mi casa,” le respondo y él asiente antes de arrancar el auto, ya lleva años trabajando para mí, por lo que está entrenado para no reaccionar a este tipo de situaciones y no hacer preguntas que no le incumben.   Una vez  llegamos a mi casa, cargo a Alice al interior y sopeso por un momento si acomodarla en el cuarto de invitados o no, pues nunca he dejado que ninguna chica duerma en mi cama, ni siquiera Zara lo ha hecho, ella siempre se iba a su casa después, o si se quedaba a dormir lo hacía en el cuarto de huéspedes sin necesidad de que yo se lo pidiera; a las demás ni siquiera les daba la opción de pasar la noche en mi casa y las enviaba con mi chófer a sus casas.   Finalmente me decido por acomodarla en mi cama y cuando la recuesto suavemente sobre la almohada, me sorprende la decepción que me invade al caer en cuenta que esta no es la forma en que imaginé que sería la primera vez que Alice durmiera en mi cama.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD