CAPÍTULO TREINTA Y SEIS

1039 Words
ALICE   Decir que he estado ansiosa y al borde de un ataque de nervios en los últimos dos días es decir poco, desde que George básicamente me obligó a que lo enviara a casa de Zara para que él pudiera ser su guardaespaldas, todo parece ir en un espiral sin control, en sólo un día ya hubo un incidente en la propiedad de los Arlington, y sé, con toda seguridad que mi hermano fue el responsable de ello, aunque él se haya negado a admitirlo cuando lo llamé en un estado de frenesí y le pregunté directamente si él había sido el responsable, después de que Dominic me contara lo que había pasado.   Sé que él ha podido notar mi cambio de actitud desde el primer día en que llegué, pues he tratado de mantenerme distanciada de él tanto como es posible, no sólo porque aún sigo un poco molesta por todo el asunto del restaurante y la forma en que me ignoró frente a esa mujer, sino porque no pienso seguir ayudándole a mi hermano en sus juegos estúpidos, es suficiente con que me haya hecho mentir y enviarle documentos falsos a Zara, con una hoja de vida completamente inventada, pues sé que tarde o temprano se darán cuenta de lo que está pasando y entonces tanto él como yo estaremos en serios problemas.   Así que, prefiero que nada tenga  lugar entre Dominic y yo, de lo contrario hará las cosas demasiado difíciles para ambos una vez que todo este desastre explote, pues sé que lo hará, sé que esto no puede quedar escondido por mucho tiempo y tarde o temprano él se enterará de quién soy yo y porque estoy trabajando con él, y sé que yo también saldré muy herida si me dejo llevar por mis sentimientos hacia él en vez de que me guíe mi razón.   Y cuando creí que las cosas no podían ponerse más incómodas, Dominic entró en mi habitación cuando estaba aún en pijama y me pidió que lo acompañara al hospital a visitar a su madre pues ella me quiere conocer, por lo que una vez superé el shock de su entrada repentina, no tuve otra opción que estar de acuerdo, quiero decir, ¿cómo podría negarme? La mujer se está muriendo y si quiere conocer a la asistente de su hijo, pues me conocerá y tendré que actuar lo mejor posible.   --------------------------------------------------------   Entonces aquí estamos, caminando por los blancos pasillos del hospital hacia una de las habitaciones privadas, y yo siento que mis rodillas tiemblan tanto que me cuesta caminar derecho, no tengo idea de qué decir o hacer, tampoco sé qué esperar de este encuentro, pues nunca he hablado con Dominic de su madre, lo único que me dijo fue que ella era una gran mujer, pero es su madre después de todo, no puedo esperar objetividad de él, y menos aún considerando lo odiosa que fue su hermana conmigo, si su madre es al menos la mitad de odiosa que su hermana, consideraré que me fue bien, pero si llegase a ser aún peor que Daisy, entonces me estaré embarcando voluntariamente en mi propia tortura.   Cuando llegamos frente a la puerta de la habitación, yo me detengo abruptamente y Dominic se gira para verme con una expresión confundida en su rostro.   “¿Qué te pasa?” él me pregunta con curiosidad.   “Creo que mejor dejamos esto para otro día,” yo le respondo con un hilo de voz.   “Alice, mi madre no te va a comer, sólo entra y salúdala, es lo único que ella quiere,” él me dice en tono tranquilizador.   “¿Y sí ella me odia?” yo le pregunto y él me da una mirada extraña.   “¿Por qué te odiaría?” él me pregunta y antes de que pueda contestar, añade: “Y ¿por qué te preocupa eso?”   “Pues porque si no le caigo bien lo puede convencer de que me despida y realmente necesito el trabajo, señor Pemberton,” yo le respondo y él parece decepcionado.   “Ah, bueno, no te preocupes por eso, no te voy a despedir sin un motivo real, y no caerle bien a mi madre no es un motivo,” él me responde y yo asiento pero no digo nada más, mientras siento que mis manos tiemblan incontrolablemente en el momento en que él abre la puerta.   En una enorme cama se encuentra una mujer pequeña, o al menos parece pequeña, está tan delgada que sus huesos son visibles a través de su piel en algunas áreas, su cabeza está envuelta en un pañuelo de seda y su piel se ve cenicienta, casi verdosa, ella sonríe hacia nosotros y sé con toda certeza que esa sonrisa débil fue probablemente una sonrisa deslumbrante en sus mejores años de juventud.   “Querido, la trajiste por fin, ¿ves que no era tan difícil?” ella le dice con cariño y Dominic se acerca para besarle la mano en un gesto tan tierno que parece impropio de él.   “Mucho gusto, señora Pemberton, mi nombre es Alice Coleman,” yo le digo, pues Dominic parecía demasiado distraído para presentarme.   “Oh, Alice, qué lindo nombre tienes, me alegra conocerte al fin, me han hablado tanto de ti que siento que ya nos conocemos,” ella me dice.   “¿Le han hablado de mí?” yo pregunto confundida y ella le da una mirada cómplice a su hijo.   “Claro, Dom me ha estado hablando de ti desde que volvió, ¿él no te ha hablado de mí? Oh qué decepción,” ella dice con fingida tristeza y Dominic se sonroja visiblemente, mientras masculla entre dientes “Madre,” pero ella lo ignora y se vuelve hacia mí para decirme:   “Eres una mujer muy hermosa, Alice,”   “Muchas gracias,” yo respondo sonrojándome también.   “Y yo que pensé que me iba a morir sin ver el rostro de la mujer que tiene a mi pequeño tan… diferente,” ella me dice con una sonrisa amable y yo siento que mi corazón se detiene cuando escucho su afirmación, mientras Dominic se ve como si estuviese a punto de desmayarse.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD