CAPÍTULO TREINTA Y SIETE

1093 Words
DOMINIC   Sabía que traer a Alice a conocer a mi madre era una mala idea y por eso había estado evitando el tema cada vez que mi madre lo mencionaba, pues desde el momento en que Daisy le dijo que Alice había llegado y que yo le había pedido que viniera, su instinto de madre la puso en alerta de inmediato y lleva días pidiendo que la traiga hasta que ayer me puso un ultimátum.   “Si no la traes mañana, entonces tú tampoco vengas,” me dijo con actitud muy firme.   Y aquí estamos, los dos siendo incomodados por mi madre quien lleva un buen rato haciéndole todo tipo de preguntas a Alice sobre su vida, lo cual tampoco ha sido del todo malo pues he llegado a enterarme de muchas cosas de la vida de Alice que no sabía hasta ahora, pues ella es aún más reservada con su vida privada que yo, y eso ya es decir mucho.   Alice le dice a mi madre que su madre falleció cuando ella tenía doce años, sufrió un accidente automovilístico el día de su cumpleaños cuando venía de camino del supermercado en donde había estado comprando las cosas para la fiesta de cumpleaños de Alice cuando un camión que se saltó la señal de pare la estrelló con fuerza.   “Y es por eso que no celebramos mi cumpleaños,” Alice termina de decir, respondiendo a la pregunta de mi madre sobre qué quería de cumpleaños, después de que Alice le dijera que su cumpleaños es en marzo.   Estoy casi seguro que la expresión en mi rostro es casi idéntica a la del rostro de mi madre mientras mira a Alice con una sonrisa triste en el rostro, seguramente preguntándose, como yo, cómo es que ella es capaz de contar ese tipo de cosas de forma tan ligera, y además continuar con una sonrisa en su rostro después de todo lo que ha tenido qué pasar desde muy niña; y cuando creíamos que sus desgracias finalizaban allí, mi madre le pregunta a Alice por su padre y ella palidece casi al instante, se ve bastante insegura de qué decir, y cuando estoy a punto de interrumpirla para salvarla de ese embrollo, ella decide responder de forma corta y contundente:   “Él se fue hace un par de años, así que ahora somos mi hermano y yo,”   “Oh, lo siento mucho cariño, has tenido que pasar por tantas cosas y a tan corta edad,” mi madre dice estirándose para tomarle la mano entre las suyas y veo a Alice ponerse rígida pero luego relajarse casi al instante.   “No se preocupe señora Pemberton, mi hermano cuida muy bien de mí,” ella le responde a mi madre y eso trae a mi cabeza nuevamente la teoría de que en realidad nunca hubo un hombre en su vida, al menos no uno que estuviese interesado en ella de forma romántica, y seguramente el día que se mojó con la lluvia sí estaba esperando a su hermano como ella le dijo a Kim.   “Eso está muy bien, los hermanos deberían apoyarse entre sí…” mi madre empieza a decir y me dirige una mirada acusadora, seguramente recordando las constantes discusiones que he tenido con Daisy desde que llegué aquí; pero se abstiene de decir algo y continúa dirigiéndose a Alice: “¿Cómo se llama tu hermano?” le pregunta.   “Su nombre es Ge… Ethan,” Alice responde tartamudeando.   “¿Cómo?” mi madre insiste.   “Se llama Ethan,” Alice repite un poco avergonzada.   “Bueno Alice, ahora dime: ¿Cómo se llama tu novio?” ella le pregunta y Alice palidece nuevamente, mientras yo me acerco más a la cama para escuchar la respuesta que he venido queriendo saber desde hace semanas.   “Yo… esto…” Alice duda antes de responder y yo siento que mis manos empiezan a sudar con anticipación, hasta el punto en que siento la necesidad de repetirle la pregunta, pero no es necesario, pues ella responde finalmente: “Yo no tengo novio, señora Pemberton,” mientras se sonroja visiblemente.   “Oh querida, llámame Amelia, por favor,” mi madre le dice a Alice y ella me mira como si estuviese buscando mi aprobación para llamar a mi madre por su nombre de pila, y cuando ve que yo le sonrío levemente, ella también le sonríe a mi madre y le responde con un simple “Está bien,” pero mi madre me está mirando con una expresión extraña y difícil de descifrar.   ---------------------------------------------------------------   Para el momento en que salimos del hospital con Alice, estoy más que seguro que ella ya no está tan nerviosa como al principio, pues es claro que se ganó el cariño de mi madre casi de inmediato, y no sólo eso, sino que era bastante evidente que mi madre nos estuvo observando con mucha atención durante todo el tiempo que estuvimos con ella, y sé con seguridad que mañana cuando vaya a verla yo solo me va a esperar una charla larga e incomodad, porque si de algo se puede ufanar mi madre, aparte de conocer el sexo de un bebé cuando aún está en gestación, es de poder decir con certeza quiénes harían una buena pareja y quiénes no.   Recuerdo la conversación que tuve con ella cuando conoció a Zara por primera vez, en el momento en el que aún fingíamos tener una relación:   “Cariño…” mi madre empezó a decirme la última noche antes de que volviéramos a casa con Zara, “lo único que quiero antes de irme de este mundo es verte feliz con alguien que te ame y que tú ames, puede que ustedes aún no hayan llegado a ese punto, pero algún día será, sabrás que la amas en el momento en que tu corazón salte de tu pecho y ella sea lo único en lo que puedas pensar, cuando eso pase, estaré feliz de acompañarte en el altar,”   Ella sabía que Zara y yo no nos amábamos, pero aún así tenía la esperanza de que pasara algún día, por lo que me pregunto que pensará de Alice y si se habrá dado cuenta que es en ella en quien no puedo parar de pensar ni un segundo del día, que es por ella que mi corazón salta cada vez que la veo, y que la razón por la que la traje aquí es porque no podía pasar un día más sin ella a mi lado.

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