−Ha hecho muy feliz a esa gente, señor. Servirán a Su Majestad con lealtad y, por supuesto, lo amarán durante el resto de sus vidas. Para su sorpresa, el Rey no respondió por el momento. Después de una larga pausa, dijo: −No debe obligarme a desempeñar un papel para el que no estoy hecho. −No entiendo lo que dice, señor− murmuró Titania. −Desde que subí al Trono, he sido un Monarca sin corazón, y ahora es demasiado tarde para que cambie. −No es nada de eso− le desdijo Titania sin pensarlo−. ¿Por qué imagina que lo es? −Es lo que deseo ser y como intento permanecer. Cabalgaron un poco más y, cuando estaban ya a bastante distancia de sus escoltas, Titania volvió a intervenir: −Debe explicármelo. Me siento muy confundida por lo que me ha dicho. Por un momento, pensó que el Rey se neg