Eres Un Sueño

1071 Words
Alex Smith Me despierto a media noche, aun no puedo creer que Aurora este aquí, me levanto a reconfirmar que no fue un sueño…Son las dos de la mañana, debo parecer un loco, acosador si me descubre viéndola dormir. Abro la puerta con cuidado, para no despertarla, entro a la habitación, se me seca la garganta al verla, está en ropa interior diminuta, durmiendo en una extraña posición, con la boca abierta roncando y aun asi es una belleza, de pies a cabeza. Tien un cuaderno en la cama, donde tomo unas notas, mi curiosidad es grande, lo más loco ocurre cuando veo lo que escribió allí…¿Qué puedo hacer para enamorar un hombre perdidamente? O algo así Y aparecen una serie de pasos, debo contenerme para no soltar una carcajada y avergonzarla. –Alexxxx.– Susurra dormida y mi ego despega a las nebulosas… –Asiiiii.– Dice sugerente y trago grueso, mi m*****o se eleva sin que pueda controlarlo, debo salir de aquí, antes que haga una locura, me voy a la habitación mas enamorado si eso es posible, ya se me pasara pienso, porque ya se me paso mi amor por Paola y mi amor por Luna… Es que me conozco bien, en mi vida todo es pasajero y no me voy a arriesgar a dañar a esta mujer, es tan inocente que no merezco, ni siquiera soñar con ella Ella  es perfecta, no existe una parte de su cuerpo o de su personalidad que no me atraiga como un imán… Mis pensamientos son de ella desde que la conocí, mis noches también son de ella. No soy un santo, he estado con varias mujeres, el problema es que al tocarlas pienso en ella, solo Aurora. Cierro mis ojos, y comienzo a acariciarme con suavidad, de arriba abajo, ¡todo es su culpa! Como se le ocurre dormirse asi, tiene el cuerpo extraordinario, la piel blanca y lechosa, me imagino besando cada una de las pecas que tiene en los hombros… Lamiendo los preciosos pezones rosados, apretando entre mis manos esas tetas, que invitan al pecado, me imagino haciéndoles el amor uniéndolas y pasando mi pene entre ellas. No todas las mujeres podrían hacer esto, todas sus curvas están bien definidas, quisiera morder sus nalgas blancas, lamer toda su piel…Y comérmela entera, sueño con descubrir a que sabe su centro. Muevo mis manos más rápido, estoy de pie en el centro de mi habitación y como un estúpido adolescente me voy en mis manos…Maldita sea, ¿Por qué estoy haciendo estas cosas? Alimentando fantasías, con ella. Tomo unas servilletas y limpio el piso, soy muy organizado y asi me gusta que todo en mi casa este en su lugar. Mi vida es un caos desde que nací, con un padre siendo m*****o de la mafia rusa, las cosas que vez y vives  no es lo que un niño, debería ver u oír… Sé que si me retiro, a diferencia de Paola no extrañare esa vida, aunque no lo crean me encanta estar tranquilo, lamentablemente esa no es opción para mí, como lo era para ella. Estoy tan lleno de toda esta mierda, tengo demasiados enemigos, trabajo para la mafia Rusa y ellos me protegen de cualquiera de los enemigos que tengo en todo el mundo. Me aseo y me cepillo los dientes, ya son las cuatro de la mañana en este momento. Me visto con ropa deportiva y entro al gimnasio de mi edificio, a quemar algunas calorías, tiene todo tipo de maquinas, me encanta hacer ejercicio y mantenerme en forma. Hago un poco de cardío y algo de potencia, me gusta levantar mucho peso, de todo los agentes soy el más definido y musculosos, las mujeres suelen adorar mis músculos sin fijarse, en cómo me siento, si comi, si estoy bien…Para la mayoría de ellas todo es cama, y allí incluyo a mi inocente novicia. No estoy en contra del sexo, sería hipócrita para mi decirlo, de hecho es lo más rico que puede existir, pero no soy solo un cuerpo, mi mente y mi alma necesitan algo mas, siempre me siento vacio al final del día, como si faltara algo que desconozco. Son las seis de la mañana, estoy totalmente sudado, e asqueroso, me seco la cara con una toalla y me regreso a mi apartamento, apenas abro la puerta, el olor de comida recién hecha me guía hasta la cocina Me detengo en el comedor al escucharla cantar con dulce voz, mientras ella hace el café y prepara unos emparedados –Por qué grande eres tú, grandes son tus obras, porque grande eres tú, grande es tu amor, grandes son tus obras, bueno es alabar al Jesus, su nombre…– Se detiene con las mejillas coloradas al verme y percatarse que la escucho. –Buen día.– La saludo como un idiota, no se me ocurrió almo mas, soy ingenioso con los diálogos, con ella suelo reprimirme, no quiero que salga corriendo espantada de mi vida, al conocer como soy realmente… –Hola, ¿Quieres comer?.– Pregunta, mordiéndose los labios y viendo como se me pega la camisa, en mi pecho húmedo por el sudor –Me encantaría, pero debo asearme primero.– Explico, viendo como me detalla con su mirada, no puede disimular lo que ambos sentimos, tengo unas estúpidas mariposas en el estomago, me pongo un poco nervioso cuando ella se acerca a mi dejándome tembloroso y necesitado – Nena, si sigues viéndome de esa forma, no podre contenerme.– Le digo con sinceridad –¿Quién te pide que te contengas?.– Susurra con voz ronca. ¡Debo salir de aquí! Pienso mientras retrocedo como una damisela en apuros y ella avanza hacia mí, me siento como una presa a punto de ser devorada. Lo peor es que deseo que lo haga –¿Acaso tu también, no me deseas?.– Pregunta dejándome sin habla. –No quiero dañarte, no soy bueno para ti.– Respondo dándole la espalda mientras huyo a mi habitación, no sé cómo voy a soportar esa tentación andante. Ese piyama que carga es diminuto y delicado, ver todas sus formas, hasta el pliegue, si me hundo en ella no podre parar, me la estrenare en todas las formas que he soñado, tantas veces. Respiro agitado, me encierro en mi habitación y me doy un baño con agua helada, para que se me quite lo caliente…
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD