Capitulo 2

3395 Words
Joshua. Beso su cuello, lo chupo, lo lamo, mordisqueo haciéndola jadear en gran manera, ¡oh señor Jesús que me voy a morir en los brazos de está mujer!, joven mujer mejor dicho, pero aunque estoy consciente de que es solo una adolescente lo hago a un lado o me siento un abusador. Lamo su intimidad con suavidad, agarra mi pelo y mueve suavemente sus caderas, la miro que está con sus ojos cerrados disfrutando por primera vez el placer del sexo, mis dedos pellizcan sus pezones haciendo que ya no gima sino que grite, el trato es que se acueste conmigo pero me encanta que mis mujeres disfruten del acto y de pasar un momento grato en mis brazos, no soy de pensar solo en mis necesidades, pienso en la mujer que gratamente me presta su cuerpo para gozar juntos. —Mmmgggg. —gime cuando bajo mis manos y meto un dedo en ella suavemente. —¿Duele?. —No... Sigue... Sigue no pares. —sonrío por eso porque realmente quiere esto conmigo y ya no se siente precionada, meto mi dedo mas profundo haciendo que se deslice sin dificultad—. AAAGFFFFGGG. —¿Se siente bien?. —Mucho. —chupo su clítoris sintiendo como está llegando al placer máximo, lo meto más hondo el dedo sintiendo que no tiene himen, paro de golpe dándome cuenta que me mintió la desgraciada. —¡Me mentiste!. —me mira confundida donde se estaba viniendo y paré todo. —¿Eh?. —enojado me bajo el pantalón porque si me hubiera dicho la verdad ya estaría dentro de ella no tomándome todo el tiempo del mundo yendo suave para nada, la giro poniéndola sobre su vientre, alzo las caderas y antes de que diga algo la penetro entero—. AAAAAAA NOOOOOO. —pongo una mano en la cama y la otra en sus caderas empezando a moverme con fuerza hasta que me vengo dentro de ella, la suelto y me levanto furioso. —Agarra tus mierdas y vete. —me sirvo un trago pateando el pantalón al carajo, estoy muy molesto—. Mañana vas a tener una casa donde irte. —se levanta temblando y se pone el vestido, la miro irse sin alzar la cabeza en ningún momento y niego furioso, voy a la cama por mi celular cuando veo las sabanas con sangre, miro mi pene y es lo mismo—. Mierda... Mierda mierda mierda. —me pongo solo el pantalón y salgo a correrla descalzo, cuando llego abajo no está en ningún lado, en eso veo al portero que me mira donde estoy así no más, hasta el pantalón a medio abrochar tengo—. Una chica con un saco verde oscuro de pelo a los hombros y morena... ¿Hace cuánto se fue?. —Tomó un taxi hace menos de cinco minutos. —Mierda. Vuelvo a la habitación por mis cosas y agarro las sabanas, las meto en una bolsa y salgo del hotel, voy a mi casa furioso, ¿cómo carajo no le creí?, pero no tenía himen, mierda no sé que pensar, encima entre mas pienso en lo confindida que estaba, en el grito que pegó al penetrarla, en como se levantó de la cama temblando del dolor que ha tenido me pone enfermo, como carajo fuí tan hijo de puta por Dios. ................................. No pude dormir en toda la noche, no lo logré para nada por lo que le hice a Isabella, tuve el deseo de ir a su casa a pedir disculpas pero iba a ser raro para su mamá que caiga en horas elevadas pidiendo hablar con su hija, con la cuál nunca me vio hablando y con la cuál solo tuve tratos pasajeron en las galas que asistiamos, ella con sus papás y yo con Antonia, seria muy raro. Pero acá estoy, en una hora prudente viniendo hablar con su madre que me mira sin entender nada. —Joshua... Que sorpresa. —le doy dos besos como acostumbra ella. —Vengo hablar con usted señora. —Pasa. —entro viendo que casi no tienen muebles donde han vendido todo para poder comer y pagar los servicios o tampoco tendrían luz—. Disculpa, pero todos saben de nuestra condición de vida en estos momentos. —Vengo rápido, debo irme. —le tiendo los papeles de mi primer casita que me hice, para ellos viene excelente y para mí un estorbo que me saco de encima. —¿Y esto?. —Vengo a saldar una deuda que tenía con Paulo. —abre el sobre con duda, al leerlo se sorprende—. Me tardé ya que debía pasar los papeles a su nombre. —mentira, lo hice ayer en la mañana, los papeles tardan pero es un comprobante hasta que lleguen—. Ahí debe firmar y ya es de usted y sus hijos. —¡No puede ser!. —se tapa la boca y no deja de mirar el papel con asombro, es un alivio para su desesperada vida. —Ya tiene donde vivir tranquila. —Gracias. —me abraza y ahí la veo, mirándome desde el pie de la escalera, ella se gira y la ve—. ¡Mira hija! Tenemos casa. —¿Eh?. —se acerca y ahí veo sus ojeras inmensas, mas los ojos rojos de haber estado llorando. —¡Ay hija! ¿no dormiste?. —No pude. —mira los papeles y luego me sonríe—. Gracias señor Weishler. —No es nada señorita. —me mira sin decir nada—. En la tarde viene un camión de mudanzas... La casa está amueblada en su totalidad, pero viene el camión para lo que puedan llevar. —Muchas gracias de verdad. —Las deudas y promesas se cumplen. —la miro fijo a Isa ahora porque sabe perfecto de lo que hablo—. Yo cumplí y lo voy a seguir haciendo. —desvía la mirada apretándose las manos y saludo a Ines—. Debo irme, tengo trabajo. —Gracias por esto, de verdad, nos salvaste la vida. —pone una mano en la espalda de Isa sin dejar de sonreír—. Isa, acompáñalo a la puerta hija. —Si. —vamos y la miro fijo. —Hoy a la noche a la misma hora en el mismo lugar. —Ya no quiero más. —Hicimos un trato. —la miro fijo de frente pero ella no me mira a los ojos, creo que me mira el cuello ahora. —No firmé nada. —la agarro del brazo apretándolo y ahí me mira. —Hoy a la noche en el mismo lugar a la misma hora. —no dice nada, pero aprieta los dientes con fuerza—. No soy tu papá que se las va a tomar... Yo tengo poder... Yo las puedo hundir hasta el fondo y no va a quedarte otra que te vas a tener que ganar la vida vendiéndote por dos pesos. —se le llenan los ojos de lágrimas por mis palabras—. Yo te pagó una buena suma, ¿creo que te conviene conmigo no crees?. —se suelta y entra a la casa cerrando de un portazo—. Vas a ir Isabella. Cuando salgo del trabajo me vuelvo al hotel, estuve todo el día loco porque sentía que la hora no pasaba más y que mi necesidad por ella es inmensa y que nada ni nadie puede aplacarla, quiero esperarla acá, ya que en mi casa me voy a volver loco esperando, y siento que acá ya puedo sentirla entrar por la puerta con nervios a lo que va a suceder, tal como entró anoche en mi vida. Miro por la ventana con mi botella de cerveza, no soy de tomar, me inclino por lo sano pero debes en cuando una cerveza bien helada es la gloria para las personas, mas cuando no tienes ni un pensamiento cuerdo o debes despejarte. Pienso en Isa, anoche la traté muy mal, todo porque el maldito himen no estaba, me dejé guiar por los celos sin fundamentos, pero no fuí el primero en ninguna de las mujeres con las que estuve, a Antonia la conocí a los veintiuno y su vida s****l había comenzado hace un par de años, pero Isa si lo era y la traté muy mal, deseo compensar eso y que recuerde está noche como la primera. —Ya vine. —me giro asustado donde no la escuché entrar. veintiuno —Mierda no te escuché. —sin moverme veo como se saca toda la ropa y se acuesta en medio de la cama. —Que sea rápido como anoche. —¿Qué?. —dejo la botella en la mesa y me acerco viéndola—. ¿Que dijiste? No te escuché. —Que sea rápido así me voy que no puedo llegar tarde. —sonrío negando mientras me saco los zapatos. —Bueno... Va ser rápido pero irte no mi vida. —me mira mientras me saco la remera—. No te vas a ir en toda la noche mujer. —Le pedí permiso a mi mamá. —se carga en los codos negando—. No puedo llegar tarde ya te lo dije. —Pues te va a retar después no sé, pero te quedas hasta cuando yo lo diga. —se quiere parar pero no la dejo. —Entonces no Joshua. —la recuesto en la cama subiéndome arriba—. No puedo llegar a cualquier hora por favor. —Eso lo vemos después ¿si?. —No, dímelo ahora, así ya sé a que hora me voy. —No lo sé. —O me dices una hora o me voy ya. —me muerdo los labios viendo que es testaruda la marranita. —Lo único que puedo decir es que vamos a ver como funcionan las cosas... Y ahí vemos, no puedo decirte nada y prometerte nada Isabella. ***** Isabella. Muerdo mis labios mientras niego con desespero intentando aplacar el placer que siento, su lengua y dedos hacen estragos en mi v****a adolorida de tanto que me ha chupado, encima viene maltrecha de anoche donde me tomó con mucha violencia, su mano que está libre aprieta mis pechos aumentando más el placer que siento, Dios santo, ya no puedo más, es como que voy a explotar en cualquier momento, tiemblo como condenada mientras me libero, mi cuerpo se sacude y me oigo jadear con fuerza, hasta grito liberando toda la explosión que se habia formado en mi interior. —Dios santo. —siento que sube arriba mío recorriendome con los labios—. Eso si que se sintió bien. —Y lo que viene se siente mejor te lo aseguro. —con mis piernas lo envuelvo y baja a besarme, medio como que no quiero donde esa boca recién la usó para darme placer en la v****a—. Eres muy hermosa Isabella. —sonrío viéndolo a los ojos. —Aaaagggggg. —miro hacia abajo cuando lo siento entrar, ni siquiera me avisó el desgraciado—. Dios. —Shhh tranquila. —inconscientemente alzo mas las piernas porque siento que es todo muy apretado ahí abajo—. Ooojjjj. —aprieto sus brazos cuando se acomoda para empezar a embestirme, pero eso me paraliza donde espero a sentir dolor—. Mierda que estas apretada mujer. —No me hagas doler. —me mira a los ojos pero yo desesperada niego—. Anoche dolió mucho, no lo hagas Joshua. —No va a ver nunca mas dolor Isabella. —me da un beso calmándome y relajándome, va hacia mi oreja derecha susurrando—. Mientras no me mientas, nunca mas vas a sentir lo de anoche. —Pero no te mentí... Yo si era virgen. —¿Porqué no tenías himen?. —no está enojado, habla con suavidad mientras me acaricia las mejillas. —Se ha roto no sé... Sangré gran parte del día, y eso no asegura mi virginidad para nada. —la verdad es que no tengo idea sobre eso pero si era virgen, baja la cabeza y por inercia cierro los ojos. —Perdóname Isa. —nuestras narices se rozan, le veo sus ojos celestes y sus pestañas super negras que parece que estuviera delineado—. Tengo un presente para compensar el dolor que te provoqué. —Con que cumplas con lo prometido va a estar bien. —Dios, no quiero ser la querida de él, suficiente con esto. —Voy a cumplir... Al pie de la letra voy a cumplir todo. Me besa suavemente, sus labios se mueven hasta que logra que abra mi boca y mete la lengua, cada vez que su lengua toca la mía mueve las caderas recordándome que estamos unidos en nuestra intimidad, recuerdo que su pene estira mi v****a al máximo haciéndome sentir que si no alzo las piernas me va a rasgar toda, pero se siente de maravilla eso, es una sensación que no logro explicar, sus manos me recorren, sus besos no le dan tregua a mi cuello y pechos sensibles, se mueve sin parar, sin disminuir ni aumentar el ritmo, con suavidad me hace mujer, con suavidad me lleva a la cumbre del placer, con suavidad me marca como su propiedad, y si que lo dejo, porque aunque no es la relación que me hubiera gustado tener, estoy con el hombre que siempre desee. Me vengo otra vez, grito sobre su hombro apretándolo con fuerza con mis brazos y riendo porque está vez es mas alucinante que recién. Cuando creo que todo terminó me llevo la grata sorpresa que esto recién empieza y me doy cuenta que él tiene para rato por como me mira, bajo mis manos poniéndola en sus piernas cuando se cierne con más potencia en mi interior, ahora no es suavidad pura, ni siquiera es delicado, hora es un hombre que me coge, que me penetra con todas sus fuerzas pero eso es aun mas placentero, me lleva hasta el límite que lágrimas corren por mi cara y él sonríe viéndolas, jadea mirándome a los ojos, absorbiendome por los ojos, intento por todos los medios mirarlo y así ver lo que mi cuerpo le hace a este hombre que es experimentado en el sexo, Dios que es alucinante ver como disfruta de mi, aun cuando él está haciendo todo el trabajo obviamente porque yo no sé si tendría el coraje de montarme sobre él, aunque sé que me lo va a pedir, porque estoy sin voz ni voto en esto. —Aaajjjjjj. —muerdo su brazo cuando los dos nos venimos—. Ooojjjjj... Mierda. —Mmmm... Aaagggg. —aún unidos quedo lacia en la cama sintiendo su peso sobre mi aplastandome de una forma muy agradable. —Eso fue de locos. —sonrío sintiendo sus manos correr mis pelos para darme besos en el cuello—. Isa. —Siento que peso una tonelada. —Me siento de la misma forma... Como que peso una tonelada y a las vez floto. —sonrío sin abrir los ojos mientras siento su respiración, miro hacia la ventana viendo que ya es de noche. —¿Qué hora es?. —No tengo idea. —mi celular suena y desesperada me muevo pero no me deja desprenderme de él, para pero vuelve a sonar—. Para nena. —Debe ser mi mamá. —agarro el teléfono y es ella, temblando atiendo—. ¿Mami?. —¿Dónde estas?. —¿Estoy yendo por?. —me paro de la cama buscando mi ropa desesperada. —¿Por dónde vienes?. —Estoy esperando el cole. —miro a Joshua que se ríe mientras busco el vestido. —¿En dónde?. —En el centro. —dejo las cosas en la cama mordiéndome las uñas porque no la corta más y le hago señas a Joshua de que ni se le ocurra reírse cuando veo que abre la boca—. Creo que ahí viene, te escribo cuando este por llegar así me esperas. —Esta bien... Cuídate hija. —Si mami. —me visto desesperada hasta que siento que me aprietan el brazo. —Te dije que no te vas. —Debo irme, mi mamá me espera. —No me intereza. —No. —sacudo el brazo y me mira sin soltarme—. Debo irme, estoy a cargo de mi mamá, no puedo llegar a cualquier hora a mi casa... Debo irme... Mañana nos vemos pero no puedo más de las diez Joshua. —Esta bien te llevo. —lo veo ponerse la ropa rapidísimo—. Le dices que te encontré y te llevé. —Esta bien. —vamos al ascensor y es súper incómodo el momento. —¿Estas bien?. —estamos uno en cada punta. —Si. —¿Te duele?. —se abre y entra gente dejándonos separados, cuando vamos al auto me abre la puerta así subo—. No me respondiste. —¿Qué cosa?. —Si estas bien. —se pasa la mano por el pelo sonriendo—. A lo último me dejé llevar un poco pero no podía parar. —Si, estoy bien... Un poco adolorida pero bien. —sonríe asintiendo, arranca y voy nerviosa—. Joshua... Mañana no puedo. —No te lo pregunté. —Mi mamá hoy... —Ni me interesa lo que diga tu mamá, nos vamos a ver y punto. —No de noche. —mira hacia otro lado—. Nunca salgo de noche y ya le parece raro que salga y dos días seguidos... ¿A la tarde puede ser?. —Trabajo todo el día, tiene que ser después de las seis de la tarde. —Hasta las ocho como mucho... Mas no puedo y creo que ya es tarde para mi mamá. —Dile que tienes novio. —lo miro mordiéndome los labios porque hasta manejando es sexi, con sus brazos tatuados que le quedan genial. —Me va a pedir que lo lleve. —¡Mierda! ¿tan controladora es?. —No hables así de mi mamá... No te lo permito. —Discúlpame pero... —se rie pasándose los dedos por los labios—. Tienes dieciocho años Isabella. —¿Y? Soy menor todavía. —frena de golpe, lo miro asustada agarrándome del tablero y lo miro con los ojos gigantes—. ¿Qué pasa?. —No digas eso, sé que eres muy menor para mi pero no digas eso. —Esta bien. —Si hace falta decirle que yo soy tu novio se lo dices, total nosotros sabemos lo que somos. —¿Y si pide que vayas a comer?. —Voy. —me cruzo de brazos mirándolo divertida. —¿Y un cumpleaños de mi familia?. —Voy... No me importa eso, como dije... Nosotros sabemos lo que somos. —No le voy a decir que eres mi novio.—miro mi celular viendo un mensaje de mi mamá—. Vamos que me esta escribiendo. —voy nerviosa porque sé que no le va agustar nada verme en el auto de Joshua pero no me queda de otra, cuando llegamos la veo parada afuera de la casa mirando hacia todos lados—. Ahí está... Me va a matar. —Yo bajo y le digo que... —Ni se te ocurra. —como no reconce el auto no le da importancia pero cuando frena queda mirando, bajo sin saber que cara poner—. Mami. —Que... —Señora... ¿Cómo está?. —lo mira y luego a mi sin decir nada—. La vi en el centro y decidí traerla... Es tarde y no debe andar sola. —Gracias Joshua. —Chau, que descansen. —lo miramos irse y me mira. —¿Tienes algo con él?. —No mamá... Me vio en la parada y me dijo que no tenía problema en traerme. —Es la primera y única vez que te subís a su auto ¿está claro?. —Si mamá. —No lo conocemos como para una confianza así... ¿Y si te hacia algo?. —no digo nada, solo la miro—. No sales mas de noche... Tienes prohibido salir. —Si mamá. —Entra, te estábamos esperando para comer. . .
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