FERNANDO Después de nuestro candente encuentro en la cabaña, he tenido mucho trabajo esta semana debiendo postergar el deseo por estar junto a Luna, me parece increíble cómo me encuentro tan obsesionado por ella, éste gran deseo no se va y cada vez más me convenzo de que se trata de una maldición que, tarde o temprano, destrozará mi vida entera. Me entristece la idea de no volver a verla, sabía que esta relación no podía durar mucho tiempo, sobre todo porque soy un hombre casado, además, siguiendo mi plan inicial, en cuanto queden arreglados ciertos pendientes, regresaré a casa para seguir planeando mi futuro al lado de mi esposa, cabe resaltar que, ya no me emociona como antes, quizá sea un error continuar con ella sabiéndome perdido por Luna, pero tampoco puedo arrojar todo por la borda