CAPITULO XLIII. Reencuentro

1148 Words
ANDRÉS Creo que ya estoy borracho, espero que Samuel pueda conducir o tendré que llamar a Fernando para que nos recoja, aunque no quiero que me vea así, ¿cómo le explicaré que ésto es por su mujer? — Amigo, otro trago, ándale — invita Samuel — Yo creo que ya es muy tarde — respondo — Por mí, ándale — insiste — ¿Estás sufriendo por amor o algo así? — Si lo que necesitas es un pretexto, vamos a decir que sí — ¡Salud! Por las mujeres — brindo — ¡Salud! Por esa maldición del amor — Oye, ¿y ahora cómo me voy a justificar con Joaquín? Le fallé, wey — Con él no necesitas justificarte, él conoce muy bien a su hermana y sus alcances — responde brindándome tranquilidad — mejor cuéntame qué te hizo esa mala mujer — Esa tentación de mujer, querrás decir — Sí, eso o lo que sea — Pues me habló muy dulce sobre su plan, luego empezó a llorar por todos los problemas de Fernando y terminó diciéndome que Joaquín andaba repartiendo drogas o algo así — ¿En serio, eso te dijo? Ja, ja, ja... — Sí, wey, ¿yo cómo iba a saber que todo era parte de su plan? Ya no te rías, baboso, que no es divertido — Perdón, Andrés, pero si que te la aplicó, wey, esa mujer es terrible — Vamos a apodarla así, "La Terrible" — Me gusta la idea, y sólo por eso estás así? — pregunta Samuel — Claro que no, esa terrible me hizo dudar de mi amistad con Fernando — ¿Te sonrió bonito y te mostró algo más? — Sí, wey, sus increíbles pechos se veían tan hermosos y perfectos, uno de sus botones se votó y pude ver muy bien, ¡la vista era genial! Moría por tocarlos — ¡Uff! Debió muy difícil para tí — ¡Ni te imaginas! Luego se sentó y no se dió cuenta que su falda se subió — ¿Así que viste de más? — No, sólo su pierna se veía, pero ese momento sí que me dejó estupefacto, empecé a sudar — Te tenía dominado, amigo — No sabes cuánto la odio por eso — Lo supongo, un odio muy raro — La odio y la deseo, pero no está bien — Ella ya está con Fernando, debes ser muy fuerte — Lo sé, créeme que lo sé, pero su imagen permanece en mi mente y sólo de recordarla así, me dan unas ganas de coger otra vez — Vámonos con unas muñecas y ya mañana será otro día — Esas de allá están mirándonos — No, wey, esas no — ¿Porqué no, wey? Están preciosas — ¡Vámonos de aquí ahora mismo! Me sorprende bastante la actitud de Samuel, en cuanto vió a las bellezas esas su semblante cambió por completo, su sonrisa se borró automáticamente y creo que hasta la borrachera se le espantó. Ahora él me está ayudando a salir del bar, le he dado las llaves del auto para que conduzca. SAMUEL — ¡Samuel! — escucha una voz femenina llamándome, pero intento ignorarla — ¿Es la belleza que te miraba? — pregunta Andrés — Olvídalo, no es nadie — respondo — ¡Samuel! — insiste la voz — por favor, escúchame — Le voy a pedir de la manera más atenta posible que deje de insistir, señora — respondo — Sólo quería hablar contigo — ¡Yo no! — respondo cortante Continúo llevando a Andrés hacia el auto y cuando al fin, he logrado subirlo, la mujer se para frente a mí — Me divorcié — dice ella — ¡Felicidades! — respondo — Samuel, por favor — Tengo prisa, por favor deje de intervenir en mi camino — Me hablas como si fuera una extraña — ¿Y qué esperabas, Mariana? Me dejaste por ese riquillo y ahora vienes ¿a qué? Si acaso pretendes que te perdone y que todo vuelva a ser como antes, estás muy equivocada — Perdón — Regrésese por donde vino, señora Sin pensarlo, llevo a Andrés a casa de Luna y lo hago psar a una de las habitaciones de servicio, mi madre se percata de nuestra llegada e intenta hablarme. — Se te acabó la fiesta muy temprano, hijo, ¿pasó algo? — No es nada, mamá, hasta mañana — ¡Hijo! — ¡No quiero hablar con nadie! Intento dormir, pero el recuerdo de Mariana me da vueltas en mi cabeza, no comprendo cómo es que se atrevió a regresar. FLASHBACK — Lo siento, Samuel, pero no puedo casarme contigo — ¿Por qué, Mariana? ¿Porqué si yo te amo y tú me amas? — Me agradas, pero no te amo, nunca podría amarte — ¿Quéeee? — Eres lindo, pero no tienes ni un peso partido por la mitad y yo ya encontré a alguien con mi misma posición social — ¡Y con dinero! ¿Verdad? — Así es, me casaré con él en dos semanas — ¿Dos semanas? ¡No puedo creer que me hayas engañado todo este tiempo! — Por favor, Sam, no me odies por ésto, yo sólo estoy asegurando mi futuro — ella se da la media vuelta y se va — ¡Mariana! ¡Mariana, por favor, recapacita! ¡Marianaaaaaa! FIN DEL FLASHBACK Ella no escuchó mis súplicas, ¿porqué debería yo escucharla? Está loca, yo no puedo ni quiero perdonarla. No sé en qué momento me quedé dormido, ya salió el sol y creo que sigo de mal humor. CARMELITA He preparado el almuerzo favorito de mi Samuel, espero que ésto le ayude a sentirse mejor, sé que anoche le pasó algo importante, ¿qué habrá sido? Luna y Fernando vienen bajando con la niña, creo que no saben que Andrés pasó aquí la noche. — ¡Buenos días, mi hermosa familia! — Buenos días, Carmelita, ¿pero qué haces trabajando tan temprano? Debiste esperarme para hacer el desayuno — me reclama Lunita — De ninguna manera y no está a discusión — ¿Y Samuel no se ha levantado? — No, y debemos dejarlo descansar, anoche él y el joven Andrés salieron de fiesta — ¿Andrés? — Sí, pero algo pasó por que regresaron antes de lo que supuse — ¿Entonces, Andrés está aquí? — pregunta Fernando — Sí, en una de las recámaras de abajo, Samuel lo trajo ya pasado de copas — Iré a buscarlo, a ese hombre ya se le olvidó lo que es una cruda — comenta Fernando — ¡Dile que tengo chilaquiles! — Tú siéntate, mientras yo voy sirviendo — sugiere mi niña Luna después de poner a la niña en el portabebé — No, niña, tú atiende a tu criatura, ¡anda! — Carmelita, pero ¿porqué me gritas?...
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD