Capitulo 2

3023 Words
"Mi dulce, despierta" — escucho la voz de mi estrella susurrándome al oído. "Mm, no quiero, aquí contigo estoy bien" "Si no despiertas, ¿Cómo me piensas traer de vuelta?" — dice con ternura. "Aquí no duele tu ausencia, aquí te tengo para mí" "No quiero verte sufrir, mi dulce" "Si no me quieres ver sufrir, quédate conmigo o vuelve a mí" "Eso es un soborno, y no vuelvo porque no me has buscado lo suficiente" "Tú eres quien me enseñó a vivir y ahora que te has ido no sé cómo vivirla" "Fuiste tú quien me enseñó a vivir, ahora sonríe por mí si no quieres te levanté a golpes" "Incluso en esta vida eres impositiva" "No quiero que estés mal por mi ausencia" "Te hice ver estrellas bajo la lluvia y tú me hiciste ver bajo la luz del sol, ahora ya no tengo luz" "Mi dulce, estoy aquí, solo búscame" "¿En dónde te busco, mi odiosa?" "Tú eres la razón de porque no me he ido, entonces, deja de hacer estupideces y búscame" — ¡Diablos! Esa estúpida alarma reventándole los oídos y la cabeza. Despierto desorientado una vez más, hasta darme cuenta de que estoy en el departamento de Charlotte con un horrible dolor de cabeza. Veo el reloj y son las siete de la mañana y al lado una nota. "Tomate el café y los analgésicos, recuerda que hoy tienes audiencia a las diez. Andrés" — Esté imbécil como entro al departamento - miro la foto de mi estrella — perdóname, amor, no sé cómo profano tu hogar, no volverá a pasar; buenos días. Termino de despertar y familiarizarme una vez más con este vacío en el pecho, para empezar la rutina. Me tomo un buen café y llamo al idiota que al segundo tono me contesta. — ¿Cómo amaneces? — Como todos los días, ¿Cómo entraste al departamento? No puedes hacerlo otra vez... — Lo sé, a Charlotte no le gustaría, me lo dije anoche y te dije que era yo o la policía. — Tus vecinos son insoportables. No volverá a suceder, solo estaba pasando una mala noche. — Descuida, ¿Listo para ir al juzgado o quieres que vaya? — No. Yo iré. Necesitamos que los clientes vuelvan a confiar en nosotros después del desastre que nos dejó Damián. — Listo, yo tengo algunos pendientes, nos vemos en el almuerzo. — No puedo, tengo asuntos que resolver, pero iré en la tarde al despacho. — De acuerdo. Cuelgo y me dirijo al juzgado a defender a mi cliente, el hombre por el cual me metí en este infierno, pero lo he sacado a él. — Gracias, doctor Viera. Si usted no hubiera creído en mí, aún estaría encerrado y viviendo un infierno en ese lugar. — Solo hice mi trabajo, ahora, ten cuidado con lo que haces y en dónde te metes — lo despido una vez el juez lo declara inocente. — Señor Viera — lo observé atento a lo que me iba a decir — sé que secuestraron a su novia y a usted para que desistiera del caso, y que ellos los dejaron muy mal, en especial a ella, que está debatiéndose entre la vida y la muerte en una cama; lo siento mucho, por favor, cuídese de ellos son como la plaga. — ¿Cómo sabes que ella está en el hospital? — me intriga porque después del secuestro y el juicio la han mantenido bajo vigilancia y cuidados. — Ellos me hicieron llegar la información hace unos días, diciéndome que es mi culpa lo que les sucedió y que me declarará culpable o mi familia viviría lo mismo. — Están encerrados, no van a lastimarlos y me encargué que la policía les brindará apoyo. — Gracias, pero recuerde que detrás de uno siempre hay alguien más. — Lo sé, ve a disfrutar de tu libertad y te aseguro que cada uno de ellos los encerraré y pagarán el daño que han hecho. Se va emocionando mientras mis dudas se hacen ciertas, esos desgraciados no me iban a dejar en paz. Unas horas después estaba esperando ver a un desgraciado. — Vaya, vaya, el abogado Viera vino a verme. Lo veo cojeando y apenas podía hablar. — Bonita paliza te ha dado, al parecer estás haciendo bastantes amigos - se sienta riéndose con sarcasmo. — Me tienen encerrado en una caja de fósforo a pan y agua, sin luz, hundido en mi mierda. No tengo oportunidad de hacer amigos. — Entonces tienes enemigos que se están desquitando con ganas por algo que le has hecho — se carcajea. — Te subestimé detrás de esa carita y actitud de abogado honesto, incapaz de hacerle daño a alguien. — Muchos lo hacen, pero muy pocos tienen la dicha de ver mi lado oscuro. ¿Te has divertido por las noches? Se remueve en su asiento. — Me dijeron que quisiste pasarte de listo y se dieron cuenta. — ¿Cómo está tu noviecita? ¿Aún vive conectada a una máquina? La perra deliciosa también es fuerte y se aferra a la vida. — Quién te esté pasando información, dile que se esconda bien porque lo encontraré y lo mandaré al mismo infierno en el que estás y al que te está ayudando, dile que disfrute de los últimos beneficios que le darás, porque va a terminar en una portería de algún centro comercial si me da la gana. — Sí que te di duro al matar en vida a tu noviecita y eso que la muy desgraciada mutilo a mi hermano. Es cierto, algo que no sabíamos, que eran hermanos. Frida le cortó el m*****o y la lengua al desgraciado que la violo en más de una ocasión, pensé que había muerto desangrado, pero no fue así. Lo encontraron vivo y lo llevaron a un hospital, sin embargo, debe estar deseando, está muerto ahora que es mudo e inservible como hombre. — El desgraciado desea estar muerto, pero no tiene la valentía de pegarse un tiro o en este caso, buscar la manera de matarse en el lugar donde lo tienen. — Sabes que somos una organización, Viera, y si no soy yo alguien allá afuera va a vengarme y me sacará de aquí. — Ese alguien también tiene sus días contados y te diría que lo verás algún día, pero no es así; porque aun cuando viva tu infierno, hoy es el último día que saldrás de tu celda. — No puedes hacer eso, hay leyes. — Y yo soy la ley, y tú el desgraciado que las has roto, y cuando eso pasa se paga un precio muy alto. — No eres tan honesto como dicen que eres. — Eso depende a quien se lo preguntes, lo que me lleva hacerte una pregunta ¿Cómo llegaste a ella? — se remueve del dolor de su cuerpo y lo sé porque prohibí que le dieran algún tipo de analgésico para contrarrestar las fracturas de sus costillas después que mandé a qué lo usaran como saco de boxeo. — ¿Hablas de tu noviecita? Fue fácil, fuimos por ti a tu departamento y ella estaba esperándote, dijo que era tu novia y vimos nuestra oportunidad. — ¿No había nadie más con ella? - me mira curioso - lo digo porque si tienes alguna sorpresa desagradable quisiera saberlo. — Estaba sola, aunque me llamo la atención que después de divertirnos con ella un rato como bien lo viste, nos dijo que podía ofrecernos a alguien más a cambio de su libertad y la tuya mientras estabas recuperándote de los choques eléctricos. — ¿A quién te ofreció? — Dos chicas, dijo que eran importantes para ti, pero se desmayó antes de hablar, así que me imagino que una es tu hermana y la otra aún lo estoy averiguando. — Charlotte — pero no dijo nada después de eso. — Gracias por la información, ahora ve a transmitir mi mensaje - me levanté. — ¿Me amenazarás con que no me atreva a tocar a tu hermanita o termine de mandar a tu novia al otro mundo? — me río. — No es necesario, ni tú ni nadie tiene la oportunidad de hacerlo, a mi novia ya me la mataron y mi hermana, está fuera de su alcancé. Dile a tu sucesor, o mejor dicho a tu jefe, que estoy detrás de él y que meterse conmigo fue su error, sobre todo en mi territorio. Traga en seco y lo dejo gritando que estoy loco, hago un par de llamadas a unos amigos del gobierno, y a la policía. No voy a arriesgarme a que le hagan algo a mi loca Arya y a que abran más sus ojos con Frida. — Aló. — ¿Estás trabajando? — ¿Qué manera de saludar es esa, hermanito? Y si estoy trabajando. — Está bien, necesito que te cuides y si ves algo extraño me avises. — ¿Cómo qué? — No sé Arya, como algo no normal. — Mm, cuenta ver a Fly decidiendo que lencería usar con su nuevo novio, eso es muy raro. — ¿Tienes que poner esas imágenes en mí? — se ríe. — Sabes que te extrañan, pregunta por ti y cuando volverás por aquí. — No tengo nada que ir a hacer a ese lugar. — Yo estoy aquí, sabes. — pisar ese lugar es enfrentarme a su ausencia y ya suficiente es saber que no está. — Hablo de si alguien te sigue o ves un carro extraño o algo. — Está bien, estaré pendiente. ¿Es por el caso que llevas, del secuestro de las chicas y el tuyo? — Sí, no está de más tener precaución. — Bien, te dejo para que trabaje ¿Cenarás con nosotros hoy? Mamá, invito a papá a cenar, ya que pasa la noche solo. Desde que paso lo de Damián, no es que mi padre y mi tío se odien, pero no debe ser fácil para el sentarse en la mesa con el progenitor del hombre que llevo a su hijo a una condena de por vida. — No lo creo, igual te aviso. — Connor — se queda en silencio un buen rato — yo también la extraño. — Entonces haz un buen trabajo para que se sienta a orgullosa de lo que haces — cuelgo antes que me diga algo más. Me dirijo a la comandancia con el detective que lleva el caso de los secuestros para ver cómo va la investigación. — Supe que fuiste a ver a ese desgraciado y que la está pasando muy mal. — ¿Vas a juzgarme? — Nunca lo he hecho, soy quien conoce ese lado oscuro del honorable Connor Viera y ese desgraciado se merece todo el daño que ha hecho.— asegura. — Necesito atrapar al desgraciado de su tío, y con él toda su organización, amenazó a mi hermana y no me quiero arriesgar. — Lo sé, ya uno de los chicos me puso al tanto de tu llamada, y le puse vigilancia a tu hermana, con respecto a lo otro, estamos cerca, pero esto no es algo de la noche a la mañana, lo sabes. — Lo sé, solo que no quiero a esos desgraciados libres. También me dijo que Frida iba sola y la secuestro en mi departamento cuando le dijo que era mi novia. — Es decir, que queda descartado el hecho de que Damián la haya entregado en vez de... — se calla antes de mencionar su nombre — no trabaja para ellos. — No descartó nada con sus antecedentes, pero me alegra saber que no les causaré un dolor más grande a mis tíos al saber que su hijo, además de violador y asesino, pertenece a una mafia. — ¿Cómo llevas lo de la estrella? Cierro mis ojos, calmando el dolor. Luke era mi amigo y de Andrés, un gran apoyo en nuestro trabajo y aunque nos veíamos poco, él sabía que mi corazón fue robado por una linda chica de ojos violeta y el de Andrés por una Donna azucarada. — No lo sé, Andrés dice que un día aprenderé a vivir con el dolor. — Se aprende a vivir con él, pero no deja de doler cuando aún no la dejas ir. — Tú dejaste ir a Beatriz. — Nunca, aún me despierto con su olor en las noches y queriendo matar al desgraciado que me la quitó. — No sé vivir sin ella y si me despierto cada mañana es por la sed de venganza, y no me importa si dicen que me estoy perdiendo en el dolor. — Cuando perdemos a alguien que amamos, necesitamos aferramos a algo para no hundirnos en el dolor y que nos arrastre a la locura. Si tu balsa es la venganza, entonces aferrarte a ella, pero un día tendrás que soltarla para seguir. — ¿Y si no quiero seguir? Si me quiero hundir porque no tiene sentido la vida para mí. — No podrás, no somos madera débil Connor, y aunque el mundo crea que eres un dulce, gracioso y noble ser humano, tú y yo sabemos que escondes a un gran despreciable hijo del diablo detrás que sale a la luz en los juzgados. Así que rendirnos no es una opción. — ¿Por eso aún te aferras a tu balsa de venganza? — sonreímos. — Sí, por eso te pedí ayuda cuando supe que estabas en este caso, quiero a ese desgraciado por torturar y matar a mi chica; aunque nunca quise que pasarás por lo que te hicieron. — No fue tu culpa, esas chicas necesitaban ayuda y conocí a Beatriz, no merecía lo que le hicieron, ninguna mujer merece eso. — ¿Ni Frida? — Ni ella, con todo el daño que hizo, aunque lo está pagando muy caro. — Ellos siguen creyendo que es mi novia y la vigilan. — Y nosotros vigilamos a quien lo hace — eso me sorprende — estamos esperando un descuido para que nos lleve a ellos, estamos cerca. — Y una vez suceda eso, ¿qué harás? ¿Soltarás tu balsa? — No lo sé. Beatriz es la chica perversa de mis sueños, no hay otra tan loca, dominante y romántica como ella. — Te diría que es mentira y que encontraras a una que te haga cambiar de opinión, pero mentiría. Ahora que sé que es amar a la mujer correcta, sé que no existe otra. — Pensabas que ella no era la mujer correcta para mí. — Lo sigo pensando, pero lo que yo piense nada tiene que ver con lo que tú sientas. — Sigues siendo un hombre sabio y buen consejero, Connor. Aunque ahora estás dejando que la gente vea tu otro lado de la moneda. — Perdí el sol y la lluvia, ya no me da la paz, no tengo motivos para ser quien era, y ser ese tipo me trajo problemas. ¿Tú cómo Andrés quieres que deje mi dolor y vuelva ser ese tipo bueno, dócil, gracioso, optimista de siempre? — No creo que Andrés te pida eso cuando él sabe lo que es el dolor, pero creo que tampoco quiere perder a su amigo, y yo, necesito al desgraciado que tienes encerrado y si lo has dejado salir por mí no hay problema siempre y cuando esté de mi lado. — Atraparemos a esos desgraciados, por tu chica y por todas esas que pudimos y no pudimos salvar. — Por qué un día podamos soltar la balsa y dejarla ir con nuestros amores. — Sé que ellos no la mataron, pero no puedo dejar de culparlos por hacerme alejar de ella y con esa decisión hacerla perdido. — La culpa es lo que más nos atormenta en el dolor aun cuando sabemos que no la tenemos. — Te hubiera caído bien mi odiosa estrella, sería muy divertido ver quién era peor en esa rama. — Me hubiera encantado conocer a la chica que hizo posible que sacarás a la luz al desgraciado Viera que llevas dentro. Después de esa charla, me mostró algunos avances de la investigación y sé que el tío de este desgraciado se mueve rápido entre Colombia y Venezuela, y que tiene buenos contactos; como era de esperarse. — Ayer descubrimos una de sus sedes gracias a la investigación que nos diste, tengo gente adentro investigando. — Bien. Me voy, cuando tenga más información que estoy esperando te llamo. Salgo de la delegación y veo a Andreina. — ¿Tú qué haces aquí? — pregunta cuando va subiéndose a su auto. — Trabajando, ¿y tú? — Igual — enarco las cejas — un caso intrafamiliar, un desgraciado que golpea a su mujer. — ¿Quieres ayuda del bufete o seguimos sin ser dignos? — Oye, nunca pensé que ustedes fueran indignos, todos los Vieras y sus pupilos son excelentes abogados, y no porque tenían una manzana podrida entre ustedes, le quita el mérito. — Dile eso a mis clientes, perdimos muchos al ver la reputación de Damián. — Y ganaron mucho más cuando un Viera fue quien los llevo a pagar su condena. — Bien, si necesitas ayuda, sabes dónde estoy. — Mm, Oye, Connor — se queda dudando por un buen rato — ¿Cómo va el caso de los secuestros, ya atrapaste a los malos? — Una parte, me falta la otra, pero lo haré. — Cuídate mientras lo haces, no sería nada bueno que algo te pasará, alguien me descabezaría por eso. — ¿Quién? — no hay nadie en común entre nuestras amistades excepto Donna. — Mm, una amiga que piensa que eres el abogado más sexy y prometí que un día te presentaría ante ella. — ¿Quieres preséntame a una amiga? — sonríe — no estoy interesado, conocí al amor de mi vida y no estoy interesado en olvidarla. — Me alegra escuchar eso, y dije que te presentaría ante ella, no que te la presentaría a ti. Adiós. — ¿Hay una diferencia en eso? — Mucho.
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