El destino, esa fuerza sobrenatural que actúa sobre los seres humanos, les da sucesos a los cuáles enfrentarse y estos duran a lo largo de toda la vida. Es inevitable, nadie se puede escapar y sólo queda una cosa, aceptarlo… no más. Por años eso hicieron Leo y Matilde, lo aceptaron, pero después de haberse reencontrado decidieron que esta vez no irían en contra, si no que harían un trato con él, uno que les ayudara a quedarse justos hasta el final. Aceptarían sus términos y condiciones y por más que doliera lo harían, sin reproches o reclamos. Sólo hacerlo. Les alegró haberse puesto de acuerdo, ya que al llegar a Paris el destino les volvió a dar otro recordatorio de que estaba presente, no se iba, sólo los dejaba un momento para que ellos pudieran amarse sin restricciones y disfrutars