Viajar con ella, disfrutar con ella, Leo estaba de nuevo enamorado, y no le importaba el mundo alrededor de ellos, sólo su Matilde. Recorrieron Roma juntos, vieron todos esos lugares preciosos y Leo lo vió a través de los ojos de ella, cuyo conocimiento de las pinturas y los tipo de arquitectura le fascino. Matilde había crecido tanto en conocimiento como en belleza y madurez, se había convertido en una mujer fuerte y decidida, y había dejado atrás la chica tímida de Al Paraíso. Leo no se podía quedar atrás, como siempre gallardo y gentil se había transformado en un hombre honesto y talentoso, que sabía cuando hablar y cuando quedarse callado y eso le serviría más que nunca en esta nueva vida que le habían regalado. Y por eso último sabía que, cuando regresara de su luna de miel, tenía