Después de esa noche era evidente que la relación entre Leo y Matilde cambiaría para siempre, no había duda de que algo más había entre ellos y a pesar de tratar de esconder lo que hacía, de vez en cuándo había señales que los delataban.
Los momentos de estudio ya no fueron igual, con el maestro, ambos se comportaban y estaban intención, pero al momento de quedarse solos para continuar con las lecturas, el giro era drástico y completamente inesperado.
La biblioteca de la casa era el lugar principal donde ambos se refugiaban para descubrirse mutamente. A veces empezaba Matilde tomando por sorpresa a Leo mientras buscaba un libro, lo recargaba contra el librero y ponía sus manos en el cuello para después besarlo lentamente como le gustaba mientras ambos cerraban los ojos.
A veces era L
