La amistad desató el deseo, el deseo el amor, y el amor trajo algo más consigo que para los dos se veía muy distante y que pensaron que no existiría: los celos. Después de lo sucedido en la casa de Leo, pareciera que Doña Antonia había tenido un presentimiento que la llevó a decirle a Matilde que por ese verano tenía que viajar por las mañanas a la ciudad, alejándola de Leo por completo y así, pidiéndole al chico que no se acercara a la Casa Grande mientras Matilde no estaba, por lo que Leo tomó sus tareas de administrador más en serio y comenzó a tener una amistad más cercana con Sara, la chica que le ayudaba a su tiña Leona en su negocio de amuletos y limpias y sobre todo en la casa. Sara era bastante agradable y bonita, era la hija de unas de las amigas de su mamá y sí, ella estaba