17 DE MAYO DE 2007
Tras haber leído algunas páginas del diario de Mike estaba angustiado. Era una emoción difícil de describir, ya que no había sucedido nada en los instantes anteriores y no había nada en la historia de Mike que me despertara ese sentimiento. Pero lo había percibido con anterioridad, la mayoría de las veces cuando estaba solo en Positano. Los recuerdos de Gaia me inundaban y su ausencia provocaba dolor en mi alma.
Me levanté desde el borde de la cama y moví la cabeza para aclarar mis ideas. Estando aún de pie en mitad de la habitación, pensé otra vez en Mike y Katherine, y en cómo habían compartido su amor y felicidad en el mismo lugar donde ahora yo cargaba con mi dolor y mi pérdida. Tragué saliva al darme cuenta y casi lloré cuando pensé en los distintos porvenires que
