MI DIARIO — 15 DE JULIO DE 2004
“Entonces, ¿cuál es el plan?” preguntó Gaia.
Tras haberse terminado el montón de comida de su plato de desayuno estaba lista para la acción. Empapaba cada una de sus palabras con la vaga sensación de que las actividades del día equivaldrían a un viaje que te marca la vida.
“Bien, como tú has dicho, deberíamos empezar por la playa. Es pronto y por lo tanto aún no estará abarrotada,” respondí. “¿Trajiste bañador?”
Gaia movió la cabeza y una gran sonrisa apareció en su rostro.
“Estamos en la costa Amalfitana, en Positano,” dijo y comenzó a cantar, “¡El lugar más romántico de Italia! Además me guiñó un ojo y sentí que mi cuello y mis mejillas enrojecían.
“¿Por qué no traería un bañador?”
Otra vez esa sonrisa radiante.
Levantándose de su silla pero sin ma
