Salió de la ducha con una toalla sobre sus caderas y una en su mano mientras secaba las gotas de agua coladas en su cabello. Escuchó una risotada y lo primero que pensó es que Tempesty había despertado. Sin pensar en que había alguien más en el lugar con ellos, Mónaco salió de su habitación con premura para darle los buenos días a su hija. Sin darse cuenta de que Marie ya había llegado a el lugar y sostenía a Tempesty entre brazos recostandose a la cuna de madera mientras le sonreía y decía cosas dulces para alegrar su despertar. Marie miró a sus espaldas y con los ojos como platos barrió la vista sobre el cuerpo de su jefe. Mónaco era delgado más aún así era atlético y su cuerpo estaba más marcado de lo que alguna vez habría pensado, su cabello seguía mojado y su piel tenía ese tono neu