Dio un vistazo a la cuna de Tempesty antes de hacer cualquier otra cosa y una pequeña sonrisa boba se instaló en su boca. Estaba muy rendida y su boquita entreabierta dejaba salir tiernos ronquidos, Marie salió con cuidado y se dirigió a la sala, con el corazón en la garganta se paró en seco haciendo que las muletas sonaran contra el suelo. Mónaco estaba dormido sobre el sofá, acurrucado de un sólo lado y simplemente se veía tan en paz que Marie se sintió culpable por interrumpir su tranquilidad. sus ojos estaban cerrados y completamente lisos al igual que su frente donde usualmente había una línea de expresión debido a su ceño fruncido. Marie no pudo evitar concentrar su atención en ese hombre misterioso y amable quien había hecho más por ella que toda su familia entera. Su respiración