Mónaco alargó la mamada todo lo que pudo y se corrió en la boca de Ceci como nunca antes. Se sentía un animal enjaulado a quien le acaban de abrir la reja que le encarcela. Ella no dudó en tragar todo su semen y la candente escena se hizo de hielo cuando Mónaco y Ceci escucharon un suave golpeteo en la puerta principal. El corazón de Mónaco se fue a pique siendo consciente de que nunca nadie venía a verlo. -¿Esperabas a alguien?- preguntó Ceci acomodando su falda y su cabello con las manos más nerviosas. -¿Qué? No, es muy tarde además- frunciendo el ceño se acercó a la puerta pero antes que llegara a esta su celular timbró. Vio que el nombre de Marie iluminaba la pantalla rectangular y miró a Ceci horrorizado- No te muevas- pidió viéndola sentada en la sala con intriga y con nervios a