La semana pasó lenta y tortuosa. Para Marie y para Mónaco. Sin embargo, el sacerdote tenía otras obligaciones de las que no podía deshacerse con tanta facilidad como le gustaría. Había conseguido el apoyo de Ceci para que lo anunciara como no disponible durante los días de reposo de su niñera aunque no pudo escabullirse de sus constantes invitaciones. Al cuarto día, tuvo que aceptar. Sin más remedio le rogó que le visitara luego de las diez de la noche, aprovechando que Tempesty dormía y en silencio la invitó a pasar a la sala mientras la chica miraba todo con asombro y emoción mezclados. Era la primera vez que tenían un encuentro fuera de la iglesia y eso sólo hacía todo aún más emocionante que la idea de una chica frágil y dulce con novio y una amante lesbiana teniendo unos encontronaz