Abril 2019 Mónaco iba muy bien, y todo gracias a Dios. Él se graduaría como uno de los más jovenes sacerdotes y uno de los pocos originarios de Avorado. Estaba orgulloso de sí mismo y se dedicaba ayudar a aquellos más necesitados, tenía buenos amigos entre sus colegas y se sentía a gusto siendo parte del seminario. Todo eso hasta que cruzó de vista con las monjas hermanas del Sagrado Corazón de Jesús, un convento asociado que, como el seminario, tendía su mano con comida y objetos donados de personas que no los necesitan. Pero como estudiante, él no estaba demasiado empapado del asunto y por un momento vio venir a las monjas y se sorprendió de que aquellas mujeres estuvieran presentes, claro que la sorpresa pasó pronto porque era algo lógico que después de todo sacerdotes y monjas conviv