Capítulo 7CORENA despertó cuando Hewlett entró en el camarote. De inmediato se sentó en la cama, pues tenía miedo de que hubiera ocurrido algo mientras dormía. –¡Buenos días, Señorita!– saludó Hewlett con su tono habitual de voz–. Su Señoría dice que no hay prisa ya que no entraremos en el puerto hasta dentro de una hora. Corena no respondió, simplemente se reclinó sobre las almohadas. No era sólo el agotamiento provocado por el intenso llanto de la noche anterior, sino también una sensación de impotencia. Era como si fuera arrastrada por la marea y nada de lo que ella hiciera pudiera detenerla. De pronto, recordó que Lord Warburton le había dicho que la amaba y sus palabras vibraron en su corazón. –¡Lo amo¡ ¡Lo amo!– murmuró ella. Casi no advirtió cuando Hewlett salió del baño y aba