Capítulo 4

1043 Words
La morocha del piso se presentó indicando su nombre: Siriana. Este era su primer día en la escuela ya que se había mudado desde un lugar con nombre extraño y ahora tenían que comenzar a adaptarse a su nueva vida en la casa de su tío junto con su hermana Anna. Como era nueva, y los amigos de la rubia parecía que se los ha tragado la tierra, Lena se  ofreció a  acompañarla a su clase, ya que la pobre no sabía ni cómo llegar. Mientras caminaban le explicó cómo funciona la escuela, la cual no es muy diferente al resto. Lena era bastante buena en algunas materias, pero tenía dificultades en otras, y es ahí donde sus amigos entraban y la auxiliaban de alguna manera. -¡Llegamos! - dijo Lena mientras se paraban frente a la puerta del aula de Biología - ¡Suerte en tu primer día!- sin más se dió vuelta y corrió como loca a su clase que estaba por comenzar: Álgebra Avanzada. Siriana se encontraba parada frente a la puerta dispuesta a entrar, cuando dos muchachas le hicieron un hiriente comentario mientras pasaban a su lado. - No te conviene estar cerca de Holson, sólo te va a traer problemas o te terminará convirtiendo en una salvaje como ella - dijeron mientras reían un poco. Una voz masculina detrás de Siriana se escuchó con cierto tono de enojo. -Pobres de ustedes, ya quisieran tener algo de las agallas que ella tiene... pero lamentablemente se van a tener que quedar con su envidia. Y tengan cuidado de no morderse la lengua que se van a envenenar - Les dijo el muchacho rubio mientras les guiñaba el ojo y caminaba entre ellas ingresando al salón. Las dos muchachas malintencionadas se quedaron calladas y sin decir más nada se dieron media vuelta e ingresaron al salón yendo al costado más lejano que pudieron encontrar. - Si te quedas ahí parada te vas a perder la clase, ¿no entras? - le dijo el rubio. -Sí - respondió ella- y gracias por lo de recién. -No es nada - respondió el muchacho -. Además la verdad no fue por ti, fué más bien para defender a mi amiga. Odio cuando hablan así de ella a sus espaldas, porque de frente no le dicen ni pío - le dijo acercándose a la rubia mientras adquiría un aire de confidencialidad -. Soy Zíu - dijo con un tono de voz más alto y una gran sonrisa en sus labios mientras se erigía frente a la muchacha. -Ah, soy Siriana - le respondió ella-. Y veo que eres amigo de la chica que me salvó más temprano en los casilleros. -¿Lena ya se metió en líos antes del primer descanso? Ese debe ser un nuevo récord- dijo pensativo mientras caminaba y tomaba asiento Siriana se sentó al lado del muchacho, ya que él seguía hablándole como conocidos de toda la vida y eso la hacía sentir cómoda. La clase comenzó y ellos trabajaron en equipo, mientras iban conociéndose un poco más. Al finalizar la clase Zíu le ofreció que lo acompañe a encontrarse con el resto de su, no muy grande, grupo de amigos, por supuesto la muchacha aceptó encantada ya que había considerado que iba a ser mucho más difícil hacer amigos en una escuela nueva, pero resultó ser mucho más sencillo y divertido de lo que parecía. Ambos salieron del salón y comenzaron a caminar por los pasillos hacia el patio, donde, debajo de un árbol, en una mesa pequeña y despintada, se encontraba el resto del grupo. Ahí estaba Lena sentada sobre la mesa con cierta cara de fastidio. -Algo le debe haber pasado en la primera hora y por eso esa cara de pocos amigos de Lena- le dijo el rubio a su acompañante -. Pero no te preocupes, le dura poco. - Ante este comentario Siriana sonrió pensando en lo lindo que es cuando un amigo te conoce verdaderamente y sabe cómo estás con solo ver tu cara. Sentado al lado de Lena, y con su serenidad característica, se encontraba Ronnie, un muchacho de pelo rojo parado y desordenado, que siempre tenía un tono calmo al hablar y sus comentarios llenaban de risa las charlas del grupo. Y eso era todo. No eran más que tres amigos, ahora cuatro, que siempre se reunían a charlar debajo de la sombra de algún árbol. -Veo que encontraste a uno de mis amigos en tu clase-  dijo Lena mientras señalaba a Zíu. -Sí, por tu culpa casi queda como una excluida en sus primeros minutos dentro de esta escuela - le respondió el rubio. - Pero si no fuera por mí, que la rescaté y aclaré ciertos malos entendidos ella ahora estaría sola en un pasillo - dijo mientras reía. -Creo que no confías nada en mis habilidades de sociabilización - Siriana lo miraba divertida -. Tal vez podría haber hecho algún amigo - Se encogió de hombros ante esta última afirmación. - Sí, puede ser - dijo Lena -. Pero es más difícil una vez que te ven conmigo, pregúntale a éstos dos - rió mientras señalaba a sus amigos con el dedo. -La verdad que es una maldición la muchacha que ves ahí, pero una vez que la conoces te encariñas, como con un perro callejero - Por primera vez el pelirrojo hablaba. Todos rieron ante dicho comentario, ya que era una realidad que, si bien ellos no tenían más amigos que éstos, realmente no tenían la necesidad de pertenecer a un gran grupo lleno de personas y chimentos que complican las relaciones. Ellos eran sinceros y directos entre sí, ante cualquier problema la cuestión se hablaba de frente y se arreglaba lo antes posible. Sí, esa era su dinámica y les había ido bien, asique estaban satisfechos con sus formas. -Mira quién viene ahí -dijo Lena mientras le hacía un guiño a Ronnie. Todos miraron en la dirección que indicaban los ojos de la rubia y vieron a Brenda caminar hacia su mesa, pero esta vez venía acompañada por una chica de pelo castaño rojizo y una gran sonrisa. -¡Anna! - exclamó Siriana al ver a su hermana junto a lo muchachita de pelo n***o.
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