Otra Historia de Amor

Solo sintió una mano, realmente apretada, alrededor de su cuello. Esos ojos azules profundos la miraban con total odio y un poco de desprecio. No sabía qué hacer, sabía que las cosas se podían tornar así, pero no esperaba que en el primer día al primer comentario se desencadenara tal situación violenta. Realmente estaba asustada, realmente quería salir rápido de allí, pero no quería pedir ayuda, ni muchos menos parecer débil frente a la persona que la sostenía tan apretada contra la pared. De repente escuchó un grito a lo lejos: - ¡¡¡Holson!!!¡¡¡¿¿Qué demonios está haciéndole a su compañera??!!! ¡¡¡Suéltela en este preciso momento!!! En ese momento la mano que rodeaba el cuello de la chica de rizos rojos se aflojó y ella pudo respirar normalmente.  - No fue mi culpa. Ella vino directamente a esta zona, que sabe ya no le corresponde venir, a atacar a la chica que está allí. Solo... - ¡¡¡Basta Holson!!! Es el primer día, no me interesan excusas extrañas. Solo... - El profesor soltó un suspiro de resignación- no se meta en más líos por hoy. Finalmente el profesor se dio vuelta y dirigió la mirada a la pelirroja. -Señorita, ¿Kaira, verdad?- ésta asintió -. ¿Se encuentra bien? -Sí profesor Gorssom.Gracias por su intervención - respondió mientras miraba de reojo y con cierta sonrisa de burla hacia la rubia de ojos azules que la había atacado anteriormente. Sabía que la "señorita Holson" realmente se metía en problemas todo el tiempo, y que jamás ningún profesor iba a creer ninguna historia de ella intentando ayudar a otro estudiante. - De nada. Vuelva a su camino y cualquier dolor me avisa - sin más se dio media vuelta y se fue.  El profesor ni siquiera miró al piso, donde una chica con el cabello más n***o y la piel más blanca que jamás puedas imaginar, se hallaba mirando con los ojos abiertos toda la escena que transcurría a su alrededor. Era su primer día en esa nueva escuela, y realmente ya había pasado por más problemas que en toda su vida de estudiante. Ese día apenas llegó al edificio enorme donde comenzaría a cursar su último año de preparatoria se encontró con la difícil tarea de ubicar el lugar donde estaba su casillero. Preguntó a varios estudiantes, pero ninguno parecía querer ayudar, hasta que finalmente un conserje le ayudó a encontrarlo. Tuvo que esperar un poco a que una pareja dejara de besarse mientras se apoyaban en ese pequeño espacio al que ella quería acceder, pero ellos parecían no tener prisa. Una vez que se dignaron a irse de ese lugar, al fin pudo pararse frente a un casillero de color gris, no demasiado grande, pero lo suficiente para guardar algunas cosas necesarias para su vida escolar (incluyendo accesorios y elementos que le ayudaran a mantener una imagen prolija y arreglada). Cuando fue a introducir la clave para que la puerta de ese pequeño recinto se abriera, notó que había escrito muy prolijamente, y de un color rosa pálido, un nombre… Al intentar leer aquel nombre una mano le tapó la escritura, miró hacia arriba y se encontró con una chica de cabello rojizo, con unos rulos largos que llegaban hasta su cintura y unos ojos negros, pequeños, que la observaban con cierto aire de superioridad. La muchacha habló con el tono más desagradable posible. -Este es MI casillero, por cuestiones aún no resueltas te lo han querido entregar a ti, pero resulta que eso es un error. Asique sé una buena niña y ve a decirle al director que te otorgue otro casillero. La morocha no podía entender lo que le decía, por lo que miró el papel que días atrás le había escrito el mismísimo director indicándole el número de su casillero, luego miró al casillero y leyó el mismo número que tenía en ese papelito de color amarillo. Cuando estaba por abrir la boca la pelirroja volvió a hablar, ahora en un tono más autoritario. - Parece que no eres demasiado inteligente, asique te lo volveré a explicar - Acercó su cara a la cara de la morocha y le dijo: - Este casillero ha sido mío durante toda mi vida en esta escuela, es mejor que busques otro. Tal vez los que están al lado del baño sean más indicados para ti. La muchacha de piel blanca no sabía cómo responder, en su vida jamás había tenido problemas con nadie, y menos había sido parte de una pelea, por lo que se quedó mirando a la chica un poco confundida, un poco asustada, y sin más recibió un fuerte empujón de la pelirroja que hizo que cayera al suelo, y junto con ella todas sus cosas, las cuales se desparramaron por el piso. No pasó ni un segundo cuando la morocha sintió un fuerte golpe metálico contra los casilleros, alzó su mirada y se encontró con otra muchacha de cabello rubio y la mirada más feroz que jamás había visto, sosteniendo por el cuello a la joven de pelo rojo fuego y con la vista clavada en los ojos de ésta. Con la mandíbula apretada  y el mayor de los enojos, la recién llegada hablaba con la joven de rulos. -No puedo creer que tengas el descaro de molestar a la chica nueva por un simple y estúpido casillero. Tienes toda tu vida siendo una imbécil, pero veo que aún puedes superarte. Y allí fue cuando intervino nuestro querido profesor. Una vez que pasó lo detallado al inicio, la muchacha, de nombre Kaira, solo se dio vuelta y caminó en dirección donde se encontraban sus amigos. Eran un grupo de cuatro personas. Además de ella había otra chica de nombre Ingrid, un muchacho llamado Axel (y novio de Ingrid), y el chico "más popular y sexy de la escuela": Dan Erikson. Pero hoy también había un nuevo chico con ellos, de cabellos grises y con tatuajes en sus brazos, que se quedó mirando un poco más luego de que  Kaira se acercara a ellos para decir algo que no llegó a escuchar bien ya que él se encontraba perdido mirando a la joven que aún estaba sentada en el suelo, recogiendo sus cosas y hablando con su "salvadora".