Esa perra de Kaira solamente se acercó haciéndose la niña buena y antes de que me diera cuenta tenía una llave en la mano con la que hizo un rayón en el baúl del auto. ¡Mi padre me iba a matar!, y por consecuencia, yo a ella. Pero no, no pude. El novio amable salió a su defensa y me agarró antes de que pudiera hacer nada. Luego de que la vi alejarse él me soltó y me dijo que conocía a alguien que haría un muy buen trabajo y mi padre jamás notaría el arreglo. Como no tenía demasiadas opciones acepté la oferta, con café incluido, y nos subimos al auto para ir hacia ese bendito lugar que me salvaría el pellejo. Al encender el auto noté la cara de felicidad del chico que me acompañaba, y cuando aceleré puede ver como disfrutaba el sonido del motor. > Conduje un par de kilómetros y llega