Capítulo 4.

1644 Words
Janelle Hale. Mi corazón late deprisa al sentir el repique de los demás corazones de la manada, nuestra unión, nuestro lazo se vuelve unir con fuerza, los hilos de nuestras almas se unen en un armonioso compás. Ares y yo nos miramos sonriendo, los demás chicos están eufóricos por estar con sus compañeras, se bajan a tropezones del auto corriendo y alzando a sus respectivas mates. Atenea abraza mucho más fuerte a mi amigo, escuchó su corazón latir deprisa cuando todos posaron su mirada en ella, sienten esa conexión, esa que te da a conocer que ella es la luna, la mate del alfa, todos desde niños hasta ancianos hacen una reverencia demostrando respeto y gratitud de que ella esté con nosotros. No importa si es una humana, la felicidad de que ella esté aquí es mayor, ella es aceptada. —Ares .—Ella susurra aterrada por ser el centro de atención de todos los miembros de la manada. —Tranquila, Luna mía .—Él la pega más a su cuerpo —Ellos te aceptan .—Deja un beso en su coronilla. Los dejo solos empezando a caminar buscando a mis padres, los miembros de la manada me saludan haciendo una reverencia con cada paso que doy, preguntan sobre mi mate. Aprieto mis manos con fuerza al tal punto que mis nudillos se vuelven blanco, se que con Atenea acá la calma es mayor, pero se sienten incompletos aún falta mi mate para que todos los hilos estén de la máxima autoridad de la manada están cerrados. —Papá .—Brinco en su espalda dejando un beso en su mejilla. —Mi niña .—Mamá llega a mi lado viéndome con una sonrisa —Te extrañamos mucho bebé.—Se acerca a mi guindandose también de mi padre. —También te extrañe mi mono .—Papá haciendo malabares hasta lograr tenernos a ambas bien, a mi en su espalda y a mí mamá enfrente de él —Mona mamá, te amo .—Se besan, hago una mueca bajandome de encima de él. —Basta, estuve lejos varios meses merezco toda su atención .—Hago un puchero,ambos se separan y me abrazan. —Mona, regresaste muy mimada .—Mi padre deja un beso en mi mejilla. —Culpa a Ares, él me consiente mucho .—Ambos niegan. —¿Esa chica humana en su mate? —Mi padre apunta al par de tortolos. —Si .—Veo como los padres de, Ares se acercan abrazándolo y besando las mejillas de Atenea. La familia del Alfa se acerca a nosotros, la madre de Ares corre hacia mí abrazándome llenando mi rostro de besos. —Mira tan bella que regresaste, ni siquiera estás quemada por el sol .—Me escanea —Solo un poco rojita .—Toca mis mejillas –Pero muy hermosa, mi niña. —Deja un último beso en mi mejilla, se separa para ser atacada por un abrazo de oso del Alfa. —Estas preciosa, Jan .—Deja un beso en mi cabeza y se separa. —Un gusto verlos de nuevo, Alfa Steven y Luna Artemisa .—Bajo mi rostro —Los extrañe.—Brinco trepando como un mono encima del Alfa. —Nosotros también pequeña — Ambos me abrazan para después bajarme al suelo, Ares da rápidas miradas y frunce el ceño. —¿Dónde está mi hermano que no vino a recibirnos? — Lo miro para llevar mi mirada hacia ambos lados buscándolo, estará con alguna de sus conquistas. Mi corazón poco a poco empieza a latir de prisa. —Ya debe venir .—La luna hace una escaneo por todo el lugar —Y si ahí viene .—Apunta a la derecha, todos volteamos a ver, una fuerte brisa trae un delicioso aroma, todo a mi alrededor pasa a ser en cámara lenta, mis caninos pican, la respiración se me atasca, mis garras salen, vuelvo mis manos en un puño, esa característica corriente arremete en mi cuerpo. Y su aroma me hace jadear deseosa, lavanda. —¡Oh, mierda! ¡Siempre estuvo enfrente de mí!—Susurro solo para mí. Tiemblo de la impresión con solo verlo. Siempre me pareció un chico muy lindo, con ese aire de chico malo, cabello n***o, ojos verdes, que lo hace ver más hermoso, alto casi rozando los dos metros, cuerpo bien trabajado para su edad y esa jodida sonrisa que más de una vez quise golpear. Maldición, luna de pacotilla. ¡Me diste un mate menor que yo! —¡Oh Luna! —Exclamó en un suspiro —No fui indiferente para ti —Miro horrorizada todo. Él solo me mira por breves segundos, aprieta sus manos con fuerza y mira a su hermano con una sonrisa. —Mierda .—Digo en mi mente. Esto solo me pasa a mi, soy una jodida asaltacunas, gracias luna muchas gracias. —Janelle, un gusto verte de nuevo — Si hubieras pasado de mi idiota te juro que mi puño en tu rostro se iba a ver bien hermoso. ¿Un gusto verte de nuevo? Tiene que estar bromeando este chiquillo. —Digo lo mismo, Eros .—La sonrisa que me da hace saltar mi corazón. Maldita conexión de mates. Le doy una sonrisa fingida, controlo mis impulsos de irme encima suyo. —¿Qué está pasando? —Todos nos miran. La relación de Eros y mía nunca ha sido maravillosa, solo hay un caso aparte y eso era cuando él solo era un niño, pero esto cambió cuando él cumplió los cinco años, él me empezó a odiar y al poco tiempo también yo. Pero ahora todo es diferente y ellos lo saben, estás miradas, estás palabras cortantes son muy diferentes a cualquier tipo de contacto que hayamos tenido antes. Y no solo eso, también está la tensión que nos cubrió. —Que tu hermano .—Lo miro y él solo sonríe divertido –Es un idiota .—Eros suelta una carcajada, no aguanto más y elevó mi mano que queda a poco centímetros de su rostro—Jodida diosa luna — Doy un paso atrás alejándome de él. Ellos están por decir algo cuando un cuerpo femenino se lanza en la espalda de Mi Mate dejando un beso casi en su boca. Janelle controlate. Eres la jodida beta de esta manada y no eres una adolescente solo respira, cuenta hasta diez para no lanzarte encima de ella para quitar esas estupidas extenciones de color verde vómito de ella. —Dolores, querida —La luna sonríe con fingida emoción luego me da una mirada, como si fuera todo —Creo que por tu seguridad y la de mi hijo, te pido, no, te ordeno que te bajes de él, no se que pasa, pero eso es lo mejor .—Ella le hace caso, pero haciendo un estúpido puchero que la hace ver ridícula. Respiro Janelle. Solo respira. Mira piensa en cosas buenas, como en arcoiris, comida, romper sus huesos, sangre. Respira. Solo no pienses en cómo lo vas a matar si no aleja sus manos de él. Eros me da una mirada rápida, baja su mirada y frunce el ceño, con cuidado retira sus manos de ella sin dejar de verme, le sigo la mirada viendo como de mis manos chorrea sangre debido a mis garras incrustadas en mis palmas. Me relajo un poco, volviendo mis manos a la normalidad viéndolo fijamente. —Eros, amor — A la mierda el autocontrol. —Mira tu niña de cuarta o te alejas de mí cuñado o te aleja Ares .—Atenea en estos momentos soy capaz de hacer lo que desees—Decide .—Le regala una sonrisa, me da una mirada sonriéndome. —¿Tú quién eres para decirme qué hacer? — —Oh, ¿ella no dijo eso? —Pregunto. ¿Está de coña verdad? Ella no acaba de decirle eso a la misma luna de nuestra manada y para completar con Ares a su lado. Mierda. —No es tan difícil, ella es la mate de Ares ¿Sabes que significa eso? —Ella abre sus ojos asustada, le da una rápida mirada para después concentrarla en mí —Con que si sabes, le acabas de faltar el respeto a nuestra luna, pero como hoy estoy siendo muy misericordiosa te lo dejo pasar ¿Por sabes quién soy? Por si no te acuerdas, soy la beta de esta manada, la segunda al mando —Y la mate del chico que tienes a tu lado —Así que hazle caso a lo que dice tú Luna .—Le digo usando mi voz de beta, la pobre chica cae al suelo. Todo mi aura crece, mi feromonas se expanden, una loba celosa y molesta es sinónimo de correr. Ella me mira, me sostiene la mirada desde el suelo y antes de hacer una locura doy media vuelta, pero no sin antes hacer que ella se vuelva a caer por mi gruñido. —Janelle .—Su voz en mi mente hace estragos en mí, me detengo en seco, maldigo entre dientes, respiro profundamente cerrando mis ojos. Al abrirlos logro moverme. De un salto me convierto en loba, nadie hace nada para detenerme, saben que estoy muy molesta y cualquiera corre peligro si se acerca a una loba fuera de sí, cegada por la ira, los celos, corro lejos internandome en el bosque dejando que mis instintos me dominen. Joder me acabo de comportar como una niña, pero tengo una justificación y es que mi mate es nada menos que Eros D'angelo. Un irritante, mujeriego, engreído, con el ego más grande que su cabeza, castroso, promiscuo y autoritario alfa, él hermano menor de mi alfa. Diosa luna cuando quieres eres una perra.
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