Yanzatza- Ecuador. Días después El padre, Alejandro, finalizó una charla con un grupo de jóvenes catequistas, cuando Paloma, se acercó a él, y le informó que tenía una llamada telefónica. El sacerdote de inmediato se dirigió a su despacho parroquial, y atendió. —Padre, lo necesito. —Escuchó la voz llena de dolor de aquella joven—. Sucedió algo terrible —comunicó, entonces procedió entre sollozos a narrar lo ocurrido. El Padre Alejandro se quedó atónito al escucharla, parpadeó un par de veces, tomando asiento en su sillón de cuero. —Eso que mencionas, es algo muy fuerte Olivia —expresó el religioso—. Estoy seguro de que tu padre descansa en paz, era un hombre justo —prosiguió el sacerdote, mostrando en el tono de su voz, profundo pesar. La chica no pudo contener su llanto, y lo