Iván llegó a la Judicatura, se identificó en el counter, le hicieron pasar a una oficina, en donde el fiscal, le estaba esperando: —Señor Arellano, no comprendo su actitud —cuestionó— usted acusa a su esposa y ahora quiere retirar los cargos... ¡Eso es imposible! —¿Por qué? —averiguó Iván— estoy convencido de que es inocente — resopló con angustia. —Eso lo determinará la justicia, así que mientras se realicen las investigaciones, su esposa se queda detenida en este lugar. Iván, se pasó la mano por el cabello, contrariado, salió de la oficina del fiscal, llamó a sus abogados: —Iván, hay una denuncia de por medio, debes esperar que se investigue el caso —respondió Gustavo. —¡Maldita sea! —exclamó cortando la llamada, a pesar de todo y con sus influencias no logró que le permitieran ver