Esa noche oscura y fría en la casa de Paloma, la joven se colocaba hielo en su rostro, debido al porrazo que por defender a su madre le tocó a ella. Su padre era un hombre a más de machista, violento. Él creía que el respeto se ganaba a golpes, tanto Paloma, como su madre le tenían miedo, con aquel sujeto era imposible mantener una conversación sin que se alterara o respondiera a gritos y eso en el mejor de los casos, porque cuando lo contradecían lo que recibían de él, era maltrato físico. La joven permanecía recostada en su cama: «El hombre que yo amo by Miriam Hernández» sonaba en el playlist que tenía en su móvil. Al repetir las notas de la melodía el rostro de Iván, se le vino a la mente, una gran sonrisa se dibujó en sus labios, suspiraba recordando sus besos, sin embargo