Cuenca- Ecuador. Una semana después. Iván colocó su dedo en el interfono del aquel apartamento. —Sigue cariño —se escuchó en la voz de una mujer. Enseguida el portón eléctrico se abrió Iván, tomó el elevador y llegó al piso indicado, entonces en la puerta con la mano sobre el marco y la otra en la cintura apareció Chantal, enfundada en un vestido n***o, de un solo hombro ajustado a su voluptuosa figura. Iván deleitó su vista con el escultural cuerpo de aquella morena. Chantal notó en la mirada de él algo distinto, entonces se acercó para colocar sus brazos en el cuello de aquel hombre de elegante presencia, pero cuando quiso acercar sus labios, él la detuvo. Chantal parpadeó algo sorprendida, frunció el ceño. —Pasa —solicitó con la voz seca. Iván besó la mejilla de Chantal,