Capítulo 4.

1962 Words
Cassandra no parecía capaz de poder despegar la mirada de Fabián, le resultaba demasiado bello a la vista. Sus facciones eran en verdad demasiado perfectas y simétricas como para ser natural. Mientras desayunaban, Ana Sofía se mostró bastante interesada en Mauro. Ambos charlaban sobre sus trabajos, fue así que Cass se enteró de que el hermano de Fabián era neurocirujano. Aunque también era muy guapo, no lo era tanto como Fabián. También era muy alto y delgado de complexión atlética, pero en verdad su hermano menor aún con su invidencia le eclipsaba en todos los aspectos. - ¿A que te dedicas?. Le preguntó Fabián de repente. Cass volteó a verle y notó cómo las manos le sudaban en exceso, así que se las frotó en los jeans para secarlas. - Me dedico a las bienes raíces. Bueno, ahora sólo lo hago por home office. Le respondió ésta. Fabián asintió lentamente y luego comenzó a palpar con mucho cuidado la mesa buscando su vaso. Cassandra no lo pudo evitar y se lo acercó, fue en ese instante en que ambos se tocaron por primera vez. Los dos se quedaron muy quietos, experimentando la sensación de caída al vacío. - Éste… lo siento. Dijo ella apartando la mano rápidamente. Fabián se puso muy serio unos segundos y luego esbozó una sonrisa increíblemente sexy, dejando a Cassandra sin aliento. - No pasa nada, te agradezco. ¿Me podrías decir una cosa?. Le preguntó él. Ella asintió sin decir nada; Fabián comenzó a reírse con ganas. - Cassandra soy ciego, tengo la sospecha de que dijiste que si, pero necesito que me lo digas ya que no puedo saberlo sin escucharlo. Le recordó él haciendo más evidente su ceguera. Ella asintió de nuevo totalmente absorta en la preciosidad del hombre. Fabián rió con más ganas sacándola del trance. - Quiero decir, sí… por supuesto. Respondió ella totalmente avergonzada. - ¿Me podrías decir si la C*ca~C*la que me trajeron es de dieta o regular?. Le preguntó el muy serio, dejándola descolocada y evidentemente desanimada puesto que ella pensó que le preguntaría algo más importante. - Regular. Le dijo ella. Fabián esbozó una sonrisa satisfecho. - Que bien, Mau siempre me pide de dieta. Le explicó él. - Oh… - Es broma… en realidad quería preguntarte si estás soltera. Le dijo. Ella abrió los ojos bastante nerviosa e instintivamente volteó a ver a su hermana, quien al igual que el hermano de Fabián los miraban bastante interesados. Al ver que Cassandra no era capaz de emitir sonido alguno, Ana Sofía puso los ojos en blanco totalmente exasperada y respondió por ella. - Sí, bien soltera… de hecho está divorciada. Le contestó. Cassandra no pudo evitar sonrojarse e inmediatamente le dió con el codo en las costillas a la pobre de Ana, dejando a Mau totalmente desconcertado. Fabián alzó las cejas sorprendido. - Divorciada… ¿Que edad tienes?. Quiso saber él. - Fab, ¿Que clase de pregunta es esa?. Le increpó Mauro. - ¿Que tiene de malo?. Pienso invitarla a salir y no quiero que alguien venga a echarme bronca, no está en mis planes darle con el bastón a otra persona para defenderme. Soy ciego no idiota. Le contestó Fabián, ocasionando que aquellos tres rieran. Cassandra estaba fascinada con el sentido del humor de Fabián. Le gustó mucho que él mismo tomara a broma su situación. - Creo que se me antojó un helado de allá enfrente, ¿Me acompañas por uno?. Le preguntó Ana a Mauro, comprendiendo que estaban siendo muy indiscretos ante aquel rollo que se traían Cass y Fab. Mauro captó la indirecta inmediatamente y se levantó, luego salió del lugar con Ana Sofía. - Yo tengo veinticuatro. Le informó Fabián. Ella abrió la boca y luego la cerró rápidamente, era más joven que ella. - Yo veintiocho. Respondió. Fabián sonrió aún más que antes. “¿Pero que éste hombre no deja de sonreír jamás?” Se preguntó ella molesta ante aquella preciosidad que tenía en frente. “¿Porque está tan jodidamente guapo éste muchacho?” Siguió pensando. - ¿Por que te quedaste callada?. Le preguntó él. - Hmm… bueno, es que sinceramente jamás me he interesado en hombres más jóvenes que yo. Le contestó ella con sinceridad. - ¿Te has interesado alguna vez en un hombre ciego más joven que tú?. Le preguntó él. - Hmm… no. Nunca. Fabián entonces se acercó un poco más a ella, como para indicarle que quería decirle un secreto, haciendo que ella se acercase también. - ¿Y de un ciego que está bueno?. Le preguntó él. Cassandra frunció el ceño. - ¿Como sabes que estás bueno si no te puedes ver?. Le preguntó ella. - Pero si me puedo sentir… y por que hago ejercicio todos los días. Le dijo él echándose hacia atrás de nuevo. - ¿Y solo por que estás muy guapo ya te crees la gran cosa?. Le preguntó ella. - ¿Entonces te parezco muy guapo?. Le contestó él riendo. - Tu dijiste. Le dijo ella. - Yo dije que estoy bueno, tú eres la que dices que soy muy guapo. Le informó él. Entonces Cassandra no pudo evitar reír. Su risa era preciosa, dejó a Fabián extasiado al escucharla. - Ya fuera de broma, ¿Aceptarías salir conmigo a cenar?. Le preguntó él poniéndose muy serio. - ¿Cuando?. Respondió ella. - Hoy. Le dijo él. - ¿Hoy?. Pero si ya estamos aquí. Le contestó ella. - Dije a cenar, en estos momentos estamos desayunando. Razonó él. - Mmm… no lo sé. Te repito que jamás salgo con hombres más jóvenes que yo. Pero… creo que tampoco estaría mal salir contigo. Fabián chasqueó la lengua y luego se encogió de hombros. - Bueno, supongo entonces que tenemos una cita, evidentemente no suenas muy convencida al respecto, así que deberé ingeniármelas para hacerte cambiar de opinión. - ¿Hacerme cambiar de opinión?. Repitió ella. Fabián asintió. - No te entiendo. Informó Cassandra con tono seco. - Sobre a lo de no salir con hombres más jóvenes que tú. Solo por curiosidad… ¿Que edades tienen los hombres que despiertan tu interés?. Cassandra lo miró un tanto preocupada. - ¿A que viene esa pregunta?. Preguntó ella a la defensiva. - Pues para saber qué tipo de competencia tengo en el cortejo. - ¿Cortejo?… - Sí Cassandra, por si no lo habías notado té estoy cortejando en estos momentos y planeo hacerlo en el futuro. Sólo que no me lo estás poniendo muy fácil. Evidentemente el que sea ciego no ablandará tu corazón. Le dijo muy serio. Cassandra estalló en una carcajada ocasionando que varias personas a su alrededor se giraran para verla. - Tu invidencia no te asegurará que yo acepte tu… “Cortejo”. - Ya me di cuenta. Entonces… aún no me has respondido. Le insistió él. - Pues no lo sé… no salgo mucho. Respondió ella algo azorada. - ¿Que edad tiene tu ex esposo?. Preguntó él bastante interesado. - ¿Enserio quieres hablar de mi ex?. - En realidad no. De verdad no, pero si quiero darme una idea de su edad. - Cuarenta y uno. Dijo ella. Fabián abrió los ojos sorprendido. Cassandra observó el extraño color grisáceo de las córneas. Había visto gente ciega antes, sin embargo a ninguna se le veía tan bien ese peculiar color. Cómo si Fabián tuviera nubes que amenazaran con iniciar una tormenta en sus enormes ojos. - Wow… esos son muchos años de diferencia. Observó él. - Sólo son trece años los que me lleva. Explicó ella. - Me refiero que son muchos años los que él me lleva a mi. Diecisiete para ser exactos… pero eso no quita mi optimismo. Objetó él sonriendo confiado. - Eres muy extraño. Observó Cassandra. - Solo un poco. En realidad tiendo a ser un poco más… peculiar. - ¿En que sentido?. - Bueno, en realidad en muchos sentidos. Tengo gustos variados, los cuales me gustaría irte dando a conocer si me das la oportunidad. Cassandra se cruzó de brazos y observó a aquel precioso joven de manera analítica. - ¿A donde iremos hoy a cenar?. Le preguntó ella. - Oh… ya lo verás… o más bien puede que no. Respondió Fabian riendo. - De nuevo no te entiendo, en verdad eres muy raro. Fabián asintió. Luego le dió un mordisco a una dona y comenzó a masticar con extrema lentitud. Cassandra aprovechó el silencio para comérselo con los ojos, su cuerpo parecía el de un maniquí que exhiben las tiendas de ropa deportiva. Era perfecto, podía ver con facilidad cada músculo que se marcaba debajo de la tela. Contempló embobada los largos y trabajados brazos, sus venas debajo de la blanquísima piel. - ¿Te gusta lo que estás viendo?. Le preguntó Fabián al cabo de un rato. Cassandra salió de su estado de estupor e inmediatamente se sonrojó. - ¿Perdona que?. Preguntó ella. - Pues te quedaste callada, supongo que te distrajiste con algo. Contestó Fabián sin dejar de sonreír, en verdad tenía una sonrisa preciosa. “¡CLARO QUE ME DISTRAJE CONTIGO COSA HERMOSA!” Pensó ella. - Ah… si. Pasó una chica con un bolso muy bonito. Le dijo ella tratando de sonar lo mas natural posible. - Debe de ser un bolso en verdad muy lindo, para que te quedarás callada por más de un minuto. Observó Fabián. - Ese bolso es en verdad divino. Lo quiero para mí definitivamente. Contestó ella en doble sentido. Fabián sonrió, en realidad él captó el mensaje subliminal. - Pues si tanto te gustó, deberías ir por él y hacerlo tuyo. Le aconsejó. - Oh… claro que así será. Le aseguró ella bastante confiada. - ¿Y es un bolso… grande?. - Esperó en Dios que si, por que sí no va a ser una gran decepción. A simple vista aparenta ser… grande. - Seguramente más de lo que imaginas… tal vez llegue a ser el bolso más grande que hayas tenido en toda tu vida. Le respondió Fabián bastante seguro. - No puedo esperar por ponerle las manos encima. Dijo ella con picardía. De repente ambos se hallaban excitados. Los dos cayeron en cuenta de que evidentemente se estaban albureando mutuamente y comenzaron a reír. - ¿A que cosa no puedes esperar ponerle las manos encima?. Le preguntó Ana Sofía quién acababa de regresar con Mauro. Ambos se quedaron muy serios y se ruborizaron al instante. - A un bolso Dior que llevaba una chica. Respondió rápidamente Fabián. Cassandra abrió los ojos bastante nerviosa y avergonzada. Que Fabián mintiera respecto a la marca del bolso imaginario el cual ella nunca reveló ningún nombre en particular la hizo darse cuenta de que él sabía a la perfección que estaba hablando de él. Fabián esbozó una seductora sonrisa de medio lado y comenzó a reírse por lo bajo. - No era Dior. Era un Alexander McQueen. Le corrigió ella. - Son más caros los Dior. Repuso Fabián. - ¿Y tú cómo sabes?. Le preguntó ella. - Su ex es modelo. Le contestó Mau. Cassandra se puso seria al igual que Fabián. - Como sea, entonces… ¿Pasó por tí en la noche?. Le preguntó Fabián. - Claro. Bueno, gracias por invitarnos a desayunar… debemos irnos. Le informó Cass. Fabián asintió. - Gracias por aceptar. Le respondió él mientras se ponía de pie y luego estiró la mano derecha hacia ella. Ella le estrechó la mano, y él la jaló suavemente hacia su persona, para después darle un suave y delicado beso en la comisura de la boca. Cassandra sintió que se iba a desmayar por la emoción. Mientras Ana y Mau se quedaron pasmados.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD