03.

2947 Words
Meadow. La fiesta fue un desastre. Lo que se suponía que iba a ser mi gran día, se convirtió en una formal presentación de Molly y su nueva pareja, el maldito Alex. Estoy tan fascinada con que haya terminado, que para cuando regresamos a casa, bajo del coche dando un portazo. Me vale vergas que alguien se moleste conmigo, porque a decir verdad, la única persona que tiene que estar molesta, soy yo. Desde hace años que vengo repitiendo que no quiero ver a Molly por ningún lado. Dejé de asistir a reuniones donde tuviera que soportarla y para colmo, ahora la traen con nosotros en el auto porque no tiene dónde quedarse y propusieron nuestro hogar como su dulce residencia hasta que me case. ¿Es que no puedo tener más mala suerte? —Meadow, cálmate un poco—escucho la voz de mi hermana. —Serán solo unas semanas en lo que... Volteo para enfrentarla. Estamos en la entrada de nuestro hogar, el mismo que se supone que tenía que ser un refugio para mí, no el propio campo de guerra. —No me vengas con eso. Jane se queda pasmada. Nunca he sido de gritarle y mucho menos de tratarla de esta forma tan tajante, pero es que ahora no veo salida alguna para toda la mierda que tengo en mi cabeza. Ethan es una persona con la que no puedo contar casi nunca debido a su trabajo pues le lleva muchas horas. A duras penas consiguió que le dieran unas mini vacaciones para nuestra luna de miel en Las Bahamas dentro de unas semanas. He aprendido a lidiar con su ausencia. Desde que lo conozco tuve que enfrentarme sola a todas las cosas duras que tuvimos qué atravesar, solo para que él se enfocara en su empleo, sin embargo, ahora lo necesito, solo que no llamo al saber cuál es su posición al respecto. No la conoce, no sabe de lo que es capaz, no tiene idea de lo que puede llegar a hacer si quiere algo y entiendo que confíe, aunque me cabrea que no sea capaz de creer en mis palabras. Estoy subiendo las escaleras cuando escucho la puerta cerrarse de golpe. —Meadow, ¿Podrías venir a la sala por favor? —dice mi madre. Inhalo profundo, volteándome. —No, gracias, prefiero ir a mi habitación. Sonríe falsamente. Molly entra detrás, con una pequeña valija y la sonrisa más idiota jamás vista en el rostro de algún ser humano coherente. —Tía querida, ¿Voy al cuarto de siempre? —Si, cariño. espéranos ahí. Pronto iré así acomodamos tu guardarropas. Ruedo los ojos. —¿De tocar tantos miembros perdió la movilidad de la mano o qué? —suelto, observando cómo ambas lucen ofendidas por mi comentario. —¡Meadow! ¿Cómo puedes ser tan vulgar? ¡Discúlpate de inmediato! —No. —¿No? —No me disculparé. ¿Por qué debería? —digo, sin quitar la mirada de encima a mi prima quien no parece estar disfrutando ser el foco de atención en estos momentos. —¿Acaso ella se disculpó por todas las cosas que me hizo desde la adolescencia? ¿Se disculpó por acostarse con mi novio solo por que él le dijo que me amaba? No, no lo hizo, así que al diablo con ella y sus aires de puritana. Estoy hirviendo. A este punto siento que incluso mi cabeza me está quemando por la furia que corre por mis venas. Es tal mi enfado, que incluso mi padre y hermanas están en el umbral de la sala, observando todo con cautela porque una discusión entre yo y mi madre, es algo que jamás sucede. Soy la favorita de la casa. La que jamás ha dado problemas, la que nunca tiene quejas, la que acepta absolutamente todo sin siquiera preguntar, pero estoy tan jodidamente cansada, que esta fue la gota que rebalsó el vaso. Estoy hastiada. Soy una mujer adulta, tengo mi propio negocio, mi propio dinero. Estoy comprometida, soy una buena hija, buena pareja, buena hermana. ¿Es que no se me puede considerar siquiera un poco en esta casa? —Tía, no quisiera quedarme donde no soy bienvenida—dice Molly, con una voz fingida, claro está. —No tengo problemas en buscar un hotel cerca de mi novio. Estoy segura de que no será por mucho tiempo y... Mamá lanza sus llaves y cartera al mostrador, cruzándose de brazos. —No será necesario, cariño. Sube a tu cuarto que te hablaré cuando esté lista la cena—dice tajante. —Y tú, te espero en la sala, ahora mismo. Mi respiración es tan agitada que apenas y puedo contener los temblores que tiene mi cuerpo en estos instantes. No soy capaz de hacer nada, ni siquiera de dar dos pasos en dirección a esa sala donde mi madre ya espera, porque por la mirada de mi padre y hermanas, la cosa no pinta nada bien. Molly pasa a mi lado. Ese horrendo perfume que cree que es dulce y hermoso, cosa que no es más que un oloroso aroma a peste como ella misma, se queda en el ambiente mientras sube las escaleras. —¡Meadow! Inhalo profundo. Sé que tengo que bajar las escaleras, que me están esperando y que esa conversación no será para nada linda y mucho menos será el broche de oro con el que esperaba terminar esta velada, que se suponía, era completamente mía, pero al mal paso darle prisa, supongo. Bajo esos pocos escalones que pude dar. Apenas ingreso a la sala, veo que Grace está intentando amenorar el enfado de mi madre, aunque es claro que la primera está terriblemente enfadada. Lo veo en sus ojos cuando los clava en los míos. —Antes de que todo se salga de control, creo que todos debemos recordar que somos una familia unida—menciona papá, poniéndose de pie—No quiero discusiones por cosas sin sentido y... —¿Cosas sin sentido? ¿Invitar a Molly aquí es algo sin sentido para ti? Parpadea, confundido. —Bueno, hija, me refería a discutir con tu madre por algo que pasó hace años. —Justo eso—apoya mamá—No entiendo por qué estás tan molesta con ella si eso pasó hace tiempo. Ambas avanzaron, y es claro que ese chico no era bueno para ninguna de las dos porque ambas decidieron dejarlo. Una risa irónica abandona mi garganta. —¡Lo dejé porque me engañó con ella, no porque hubiera dejado de quererlo! —respondo—No tuve la misma opción que Molly, quien lo abandonó cuando se dio cuenta de que no iba en serio. Ella rueda sus ojos. —Sea como sea, ambas consiguieron a buenas parejas, siguieron adelante. No entiendo por qué no puedes hacer las pases con tu prima. Solían ser unidas. Me cruzo de brazos. —Sí, tienes razón. Quizás, el que a ella le guste cogerse lo ajeno nos haya separado un poco—ironizo. —Soy tu madre, te prohíbo que hables así en esta casa. —Y yo soy mayor, y te recuerdo que esta es mi boda—doy un paso al frente, alzando la voz—¿Cómo pudiste no decirme que vendría? ¿Cómo pudiste darle el nombre a Ethan siquiera? Incómoda se mueve en el lugar y no entiendo por qué, al menos hasta que mi padre la observa con el ceño fruncido. Grace hace lo mismo. —Dijiste que Ethan la invitó, pero jamás que le diste el nombre—menciona papá—¿Lo hiciste a propósito? ¿Le hiciste eso a tu hija en el día de su compromiso? Ella niega con su cabeza. —No... no lo digas como si fuera algo malo. Solo quería que volvieran a ser unidas. —Mamá, Meadow se alejó de Molly después de lo que pasó y todos lo aceptamos. ¿Por qué tú no? Y ahora que hablamos del tema, permíteme decir que el traerla a esta casa sin consultarnos, fue un grave error. —¿Consultarles? ¿Ahora debo consultarles a quién traigo a casa? Jane se levanta ofendida. —¡Me pides que lo haga todo el tiempo! ¡Y además escoges! Rueda los ojos. —Es diferente, tú eres mi hija. —¿Y por ser tus hijas nuestras opiniones no cuentan? —la pincho—Vivimos en esta casa porque dijeron, cuando cumplimos la mayoría de edad, que no iban a entrometerse en nuestras vidas, pero jamás pude dar una fiesta, o traer un novio que tú no aprobaras, mucho menos llegar a deshoras. Jane tiene que escaparse o mentir para poder tener un poco de vida social, y Grace no puede conocer a ningún hombre por una app de citas porque las prohíbes. Entonces, después de todo eso, ¿Todavía no importan nuestras opiniones? Con una sonrisa burlona en su rostro, niega con su cabeza. —Así tengan cincuenta años, queridas, mientras vivan bajo mi techo, harán lo que yo les ordene y seguirán mis reglas—ordena—Molly se queda y si quieres, tú también, sino ahí tienes la puerta. Abro la boca sorprendida y no soy la única, ya que papá no puede creer lo que escucha de la boca de esa mujer a la que siempre veneró como a una diosa. —¿Disculpa? —Ahí tienes la puerta—repite—Te quejas de que no tomo en cuenta tu opinión a pesar de ser una mujer adulta, sin querer ver que gracias a mí eres la mujer respetable, que ahora será esposa de un prestigioso pediatra. De haber estado fuera de esta casa, quién sabe en qué te habrías convertido, pero adelante. Juzguemos a la madre por una mala decisión, crucifiquémosla a ver si así aprende la lección. —Mamá... Aunque Grace intenta interceder, ella no se lo permite. —¿Quieres darte cuenta que las decisiones que tomo por ustedes son las mejores? Vete a vivir sola, disfruta de tu libertinaje a ver dónde te lleva. Cuando te golpees contra la pared, vendrás sola a pedirme perdón. —¿Tú crees? —¡Ya basta las dos! —grita papá—Nadie se va y esta conversación terminó. No vamos a discutir por alguien que se irá en unas semanas, Meadow. Inhalo profundo, intentando no perder la paciencia ni la cordura con estas personas, que poco a poco he comenzado a desconocer. —Papá, se supone que en estas semanas debo planear mi boda—le recuerdo—Sueño con mi boda desde el momento en que conocí a Ethan. Es el hombre de mi vida, quiero que todo sea perfecto y por una vez pedí algo. Pedí que no invitaran a Molly ni a mis tíos, no los quería aquí. Hice una sola petición y no fueron capaces de ceñirse a ella. ¿Cómo me pides que simplemente lo acepte? Se acerca a mí, tomándome por los hombros y acariciándome en el proceso. Papá siempre fue el más relajado, pero nunca una figura paterna después de todo. Los pantalones en nuestra crianza y en todas las decisiones importantes siempre fueron cosa de mamá, así que no espero mucho de él, solo que se interponga un poco entre nosotras, jalando más hacia mi lado que hacia el suyo. Algo que no parece demasiado posible. —Ethan te ama y tu boda será espectacular de todas formas—dice—Una persona no lo arruinará todo, eso te lo aseguro. Molly está centrada en su novio, son felices, espera que puedas conocerlo mejor y puedan hacer las pases, y si no quieres está bien, nadie va a obligarte, pero creo que su presencia no debería ser ninguna clase de molestia para ti. Si cada quien se enfoca en lo que le corresponde, creo que serán capaces... Retrocedo, incapaz de creer que ninguno de los dos esté de mi lado. Definitivamente, en esta familia solo cuentan las apariencias, porque de contar la lealtad, Molly no se hubiera siquiera acercado a nuestro coche familiar. —¿Saben qué? Tienen razón—susurro, observando a mis padres. —Creo que todos debemos enfocarnos en lo que nos corresponde, como dijo papá, y por eso, me enfocaré en mi matrimonio, mi negocio y mi vida personal. Soltando un suspiro de alivio, mi madre se aproxima, aunque se queda tiesa cuando ve que me alejo más todavía. —Me enfocaré en mí, y por eso me iré de esta casa, donde no me respetan para nada. —¿Qué dijiste? —Justo eso. Tengo dinero, soy una mujer independiente y no necesito quedarme donde mi opinión no cuenta, así que perdónenme, pero tomaré el consejo de mamá, otra vez, largándome. Sin dejar que ninguno pueda llegar a convencerme de lo contrario, giro sobre mis talones enfocándome solo en lo que tengo en mente mientras mis pies se mueven hacia las escaleras, dirigiéndose hacia mi habitación. Durante el camino, siento que comienzan las discusiones entre ellos, seguramente papá con mamá sobre su forma de echarme o sobre el hecho de haber puesto esa idea en mente, aunque cuanto más la pienso, menos descabellada parece porque tengo dinero. Con mi negocio he sido capaz de juntar una buena cantidad, la cual tenía pensando en invertir en la boda, pero Ethan se negó rotundamente. Su trabajo le da un ingreso demasiado bueno, y mis padres junto a los suyos pagan la mayoría de las cosas, aunque nos negamos al principio. Ese es nuestro obsequio. Como dije, tengo buenos ingresos y aunque nunca lo dije en voz alta, la idea de mudarme la tenia en mente desde mucho antes. Solo desistí cuando noté que a Ethan, el que viviera con mis padres, era una de las cosas que más le gustaban de mí. Dijo que una mujer que a mi edad, sigue viviendo bajo el techo paternal, no es más que una mujer hecha para el hogar. Suena poco feminista decir, que parte de mi sueño como mujer realizada, es cuidar de un hogar hermoso y lleno de niños. Los deseo con toda el alma, y encontré una pareja que quiere lo mismo así que me quedé solo para darle el gusto de pensar que yo tenía cara de esposa y no solo de novia. Cumplí mi objetivo. Me entregó el anillo, estamos avanzando con los planes de boda y una pelea es la razón perfecta para salir de casa, por eso no lo pienso dos veces en lo que comienzo a guardar las prendas dentro de las valijas ya preparadas encima de la cama. Tengo un nudo en el estómago del que no soy capaz de alejarme, simplemente porque a pesar de que es una decisión tomada, no quiero hacerlo por mis hermanas. No es necesario voltear para saber que se trata de Jane abrazándome por la cintura, y Grace cerrando la puerta de mi habitación para luego unirse al abrazo. Desde pequeñas, sin importar cuántas discusiones o peleas hubiésemos tenido, siempre fuimos unidas. Más que eso llegaría a decir. Son lo único que me duele de toda esta situación. —No es justo que mamá te obligue a irte de esta manera—susurra Jane—¿No pueden hacer las pases? Suelto un largo suspiro, negando con mi cabeza aunque no puede verme. —No, Jane. Las cosas ya cruzaron sus límites hace tiempo y no creo que quedarme sea una buena opción después de todo. —Pero mamá y tú se entienden muy bien. Quizás si lo intentan... —Ya, Jane, no seas insistente—le corta nuestra hermana mayor—Si Meadow quiere irse está en todo su derecho. Noto en su voz y en sus ojos que no está nada feliz con la situación, pero aún así me abraza, intentando no llorar. —¿Dónde irás? —Al apartamento de Ethan. No está ahora, pero seguro que en la mañana hablamos y me deja quedarme, al menos hasta que consigamos un lugar. Frunce el ceño. —No quiero entrometerme, pero ¿No te parece extraño que tu prometido no quiera vivir contigo hasta después del matrimonio? Me encojo de hombros. —Lo criaron así, es un hombre anticuado y lo acepto como es. Además, eso le ha dado cierta intensidad e incertidumbre a nuestra relación. Sonríe, no muy segura de mis palabras. —Si tú lo dices. —No le metas cosas en la cabeza—reclama Jane—Todo irá bien, incluso quizás te pida que te quedes. Es una situación grave y no va a tirarte a la calle así como así. ¿Verdad? Mis hermanas poco conocen a mi prometido y es que, soy tan reservada con mis relaciones, mucho más después de lo que me pasó con Molly, que ni siquiera a ellas las invité a salir las tres, además de que es demasiado obvio para mí que a Grace, Ethan no le agrada mucho que digamos, aunque nunca me lo haya dicho en voz alta. —Todo irá bien—dice, creo que más para convencerse ella que a mí misma. —¿Segura que tienes dinero? Porque puedo prestarte todo el que necesites hasta que te recuperes. Niego con mi cabeza. —No será necesario, de verdad. Ethan y yo lo resolveremos, a fin de cuentas, en pocas semanas vamos a ser marido y mujer ¿No es así? Podemos vivir juntos. Sé que él lo entenderá. Vengan aquí, no se preocupen. Abro mis brazos envolviéndolas a ambas. Respiro profundo, pensando en cómo demonios le diré a mi novio que tendremos que vivir juntos hasta que consiga apartamento. Carajo.
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