Punto de vista de Jayden
Poco a poco abrí los ojos cuando escuché abrir la puerta de mi dormitorio.
Anoche había sido una de las noches más agotadoras de mi vida y había tenido la oportunidad de irme a la cama tarde, como a las 4 a.m. después de lidiar con todo el drama posterior a la recepción de la boda de aclarar cosas y asegurarse de que todos los huéspedes de lejos se sintieran cómodos en sus habitaciones de hotel.
Levanté la cabeza quitando la manta caliente con la que me estaba cubriendo y miré la puerta. Toda la confusión que me nubló se dispersó cuando vi a Kylie desfilar cerrando silenciosamente la puerta detrás de ella.
-Hola, cariño -saludó mientras se acercaba a mi cómoda y enorme cama.
-Hola, cariño -respondí mientras se arrastraba a la cama y besaba mis labios.
-Ya es mediodía y todavía estás en la cama. Debes estar agotado -comentó.
-Sí. Tuve una larga noche anoche y todavía tengo ganas de acostarme -respondí bostezando y estirando los brazos mientras me sentaba.
-La seguridad me dejó entrar y, como no vi a nadie en la casa, me dirigí directamente a tu dormitorio -explicó mientras me colocaba ligeros besos en el cuello.
Su aroma era embriagador.
-¿Ya me has echado de menos?
-Obviamente. ¿Puedo acompañarte en la cama? -preguntó y yo asentí.
Se desenganchó los zapatos y luego se los quitó. Llevaba un vestido camisero con corbata azul real que se quitó fácilmente del cuerpo dejándola en lencería de encaje rojo transparente.
Rojo. Mi color favorito. El color que conocía que me volvió loco.
Kylie se unió a mí en la cama y se sentó sobre mí con sus piernas lechosas envueltas alrededor de mi torso. En una fracción de segundo estábamos uno encima del otro besándonos como si no hubiera mañana.
Kylie era diferente de todas las demás mujeres con las que había estado. Sabía cómo desatar el Jayden que nadie más conocía y sabía exactamente cómo satisfacer todas mis necesidades.
Después de un largo tiempo de intensa intimidad, estábamos envueltos en mis mantas acurrucándose.
-Jay, estoy enfadada contigo -me informó Kylie mientras me miraba.
-¿Por qué, cariño? -le pregunté mientras le besaba el hombro desnudo.
-Anoche estabas mirando a Kyra como si fuera como una diosa o algo así. Sí, admitiré que estaba brillando y todo, pero me hizo sentir incómoda. Tu baile fue una locura apasionada y por un momento pensé que todo era real.
Ambos nos sentamos de tal manera que nos miramos cara a cara. No esperaba eso de ella, pero su cara decía que hablaba en serio. Le ahuequé las mejillas rosadas con las manos.
-Kylie, sabes que tenía que hacer que todo pareciera natural. Todo era solo para las cámaras.
-A pesar de eso Jay. No quiero terminar siendo la otra mujer de tu vida. Tampoco quiero que ninguna otra mujer experimente lo que experimento contigo -me dijo posesivamente mientras me acariciaba suavemente la línea de la mandíbula.
-Eso nunca sucederá, Kylie. Kyra y yo enamoramos está totalmente fuera de duda. Ella no es de mi tipo.
-Jayden, conozco a Kyra. La conocía desde que tenía unos diez años. La persona que es en este momento no es quien solía ser. Me temo que ese otro lado de ella aparecerá y luego empezará a gustarte.
-¿Tiene otro lado?
-Eso no importa -gesticuló con la mano.
-¿Confías en mí, Kylie? -le pregunté.
-Confío en ti, pero no confío en Kyra.
-Entonces confía en la persona que amas. Nunca desarrollaré ningún tipo de sentimiento por ella. Soy todo tuyo, Kylie.
-¿Promesa?
-Lo prometo. También prométeme que nunca me engañarás. Nunca puedes tener sexo con otro hombre Kylie y no puedes estar con otro hombre. Si eso sucede, como te dije cuando empezamos, lo dejaremos del todo.
Odiaba la traición. Odiaba que me engañaran. Quería una pareja fiel y en Kylie sabía que tenía una, pero solo tenía que escucharlo de ella.
-Lo prometo -prometió y ambos sonreímos y luego le comí los labios.
-Voy a hacer una sesión de fotos en Los Ángeles y estaré fuera durante dos semanas. Vine a despedirme y disfruta de tu luna de miel -me dijo arrastrando la palabra luna de miel.
-Diviértete y cuídate. Te llamaré siempre que pueda.
-Claro. Tú también te me cuidas. Diviértete, pero no demasiado. Cuida de tu esposa -lo último me pareció dicho con recelo.
-Vamos, cariño. Estaré ocupado la mayor parte del tiempo, así que no habrá tiempo para hacer nada juntos. De todos modos, transferiré algo de dinero a tu cuenta bancaria. Mímate a ti misma.
-Gracias Jay -me dio las gracias envolviéndome con los brazos.
Kylie era una novia cara. No le impresionaron las cosas baratas y gasté casi medio millón en ella esa semana. Después de todo, era la novia de un multimillonario. No podía conformarse con menos.
Los dos nos duchamos juntos y luego la llevé de vuelta a su apartamento, donde quería empacar sus cosas y todo eso.
De camino a casa me encontré con varias vallas publicitarias con fotos de la recepción de la boda. Felicitaciones a los fotógrafos por hacer su trabajo a la perfección.
Vi una foto de Kyra y yo cortando el pastel con una linda sonrisa tímida en su cara. Se veía increíble. Las palabras de Kylie todavía sonaban en mi mente.
¿Así que mi esposa tenía otro lado que hacía que Kylie se sintiera insegura? Interesante. ¿A dónde diablos me llevó este matrimonio?
Me detuve en mi mansión y aparqué mi coche en el garaje. Entré en la casa y me di cuenta de que Kyra todavía no se veía por ninguna parte.
Pedí dos pizzas con pepperoni e ingredientes hawaianos. No estaba de humor para cocinar y le había dado al personal de la casa un descanso de un mes y quedaba solo una semana.
Estaba ojeando los canales de la televisión en mi salón principal cuando vi a Monica y Nick deambular con una amplia sonrisa en la cara y grandes cajas de pizza en las manos.
-Hola, hola. Alguien pidió pizza y llegamos justo a tiempo -balbuceó Mónica mientras olfateaba dramáticamente el aire a su alrededor con una sonrisa satisfecha en su hermosa cara.
-Sí, sí. Es como si tuvieras un temporizador mágico que te diga que estoy a punto de tener un festín.
-Y tampoco te equivocas con los ingredientes. Eres simplemente increíble -añadió Nick.
-¿Acabas de admitir que soy increíble? -le pregunté a Nick con una ceja levantada.
-Mm, estoy bastante seguro de que me refería a la pizza -respondió entrecerrando los ojos antes de que los dos Calleiros me aplastaran entre ellos y colocaran las cajas en la mesa de café.
-Hay mucho espacio en esta habitación. ¿Por qué aplastarme?
-Tenemos ganas de molestarte hoy y oye. Alguien está de buen humor. Veo que hoy estás brillando y sonriendo también. ¿Qué pasa, Jay? -Nick dijo que estaba empujando un poco más cerca de mí de lo que ya estaba.
-Nada fuera de lo común. Solo un hermoso día.
-Por supuesto. ¿Por qué no lo sería? Ahora tienes al amor de tu vida -comentó Mónica.
-Correcto. Maldita sea. La mujer tiene sus cosas. Ella ha invadido tu corazón y ahora lo gobierna bien?
-Pero Jay, sabes que todo el tiempo pensé que habías salido con Kylie. Ustedes nunca fueron públicos, pero siempre tuve la sensación de que había un entusiasmo entre ustedes dos. Supongo que estaba equivocado -dijo Mónica jugando con su cola de caballo.
Tuviste razón, Mónica.
-De todos modo, ¿dónde está nuestra hermosa Kyra? Deberíamos comer esta pizza como brindis por vosotros.
-Está arriba -respondí tratando de alejar a los dos hermanos.
Afortunadamente, Mónica se disparó y Nick hizo lo mismo.
-Iremos a buscarla -anunció Mónica aplaudiendo con entusiasmo.
-¿Buscarla dónde? -pregunté.
-En tu dormitorio. Quiero decir, después de todo, conocemos el camino a tu dormitorio y, como ustedes están casados, obviamente comparten un dormitorio. Ya es hora de que nos unamos con la nuevo Montero -respondió Mónica caminando hacia atrás.
Disparé e inmediatamente bloqueé su camino abrazándolos a ambos mientras estaba entre ellos y dirigiéndolos de vuelta al sofá.
-No tan rápido, cabezas locas.
-¿Y nos darás una razón por la que no?
-Está desnuda -solté.
En serio. De todas las cosas del mundo, la desnudez vino a mi mente primero. Imaginar a Kyra desnuda era lo último que tenía que hacer en el mundo ahora mismo.
-Mierda. Nick, quédate atrás. Me dirigiré sólo yo enseguida.
Cielos. No tenían ni idea de que todo esto estaba arreglado y si subiera a mi dormitorio, sabría que estamos viviendo en dormitorios separados. Mi dormitorio era completamente varonil y no había nada femenino allí.
Solo había cosas de Kylie en el armario y algunos de sus cosméticos. Sus cosas estaban personalizadas y sería obvio que le pertenecían. Mónica fue muy inteligente en este tipo de problemas. Podría sumar cosas fácilmente y averiguar lo que está pasando.
-No, no, no. Tampoco puedes subir allí -le dije mientras la hacía sentar en el sofá junto a su hermano.
Me miró fijamente.
-¿Y por qué no? No es que ella tenga nada que yo no tenga.
-Mi esposa necesita privacidad Monica y no dejaré que nadie la haga sentir incómoda. Bajará por su cuenta. Fin de la discusión -respondí con firmeza y me senté frente a los dos hermanos que ahora estaban sentados.
-Fin de esa discusión e introducción de la discusión de 'por qué está desnuda -Nick soltó un brillo travieso a través de la mirada.
Mónica miró a su hermano, luego se rió, asintió y me miró.
-Exactamente. Cuéntanos lo que estaba pasando ahí arriba. ¿Hiciste el amor toda la noche y está realmente desnuda en tu cama ahora mismo?
-Sí. La mejor noche y el mejor día de mi vida.
¿Por qué haría daño al jugar con fuego?
-Guau. No puedo esperar a ver la cara de Kyra y escuchar directamente de ella lo increíble que fue todo -comentó Nick.
¡Oh, no! La cara de Kyra se convertiría en un tomate a juzgar por su personalidad. ¿Alguna vez había tenido relaciones sexuales? ¿Todavía era virgen? Eso sería muy poco probable con ese cuerpo asesino y su aspecto.
-No la arrastres con tus preguntas espeluznantes. Ella es reservada y no compartirá dicha información contigo.
-Lo bueno es que eres Jayden, no Kyra. Deja que hable por sí misma.
-Ella...
-Fin de la discusión -ambos me sisearon imitando la forma en que lo había hecho.
¿Cómo logró una familia criar y gestionar profesionales idénticos del drama?
Escuchamos una puerta abierta y cerrada y todas nuestras caras estaban pegadas a la escalera de caracol. Kyra apareció allí con un vestido camisero de manga larga con dobladillo deshilachado y botas grises sobre la rodilla.
Su pelo estaba recogido en un moño sexy y desordenado y su maquillaje era ligero y perfecto. Se veía preciosa.
Escuché a alguien despejarse la garganta y me di cuenta de que la había estado mirando durante demasiado tiempo.
-Y que empiece la fiesta. Tambores -reflexionó Mónica frotándose las palmas de las manos traviesamente.
-Luces, cámara y acción -añadió Nick y luego Kyra llegó al salón evitando el contacto visual como de costumbre.
-¡Kyra! Hola -exclamaron Nick y Mónica saludándole con entusiasmo las manos.
Ella respondió a todo su entusiasmo con una sonrisa tímida de megavatios. Acaricié el lugar a mi lado y ella se sentó a mi lado frente a los traviesos dos.
-Así que Kyra, te ves exquisita y brillas después de tu sesión. Debe haber sido increíble -empezó Mónica.
Kyra parecía confundida.
-¿Qué sesión?
-Aww. Qué mona. Su marido aquí ya nos dijo que tuvieron sexo alucinante anoche y continuaron hasta el día -explicó Nick haciendo que Kyra se ahogara con su saliva.
Empezó a toser mucho tratando de amortiguarlo, pero Nick le sirvió un vaso de agua y se lo bebió todo.
-¿Estás bien, Kyra? -Mónica preguntó preocupada.
-Estoy bien. Simplemente no esperaba ese tema -respondió.
Le di esa mirada de "por favor, juega" y ella asintió en secreto como si me asegurara que tenía la situación bajo control.
Abrí las cajas de pizza y empezamos a comer mientras conversábamos. Estaba delicioso y caliente y me di cuenta de que a Kyra le encantaba la pizza de pepperoni a juzgar por la forma en que se la comía.
-No te preocupes. No entraremos en detalles. Solo queremos saber si te gustan los niños.
-Bueno, sí, me encantan los niños. Quiero tener mis propios hijos algún día.
-Qué mona. A Jay también le encantan los bebés. Apuesto a que vas a ser una buena madre. Pareces ser del tipo maternal -comentó Nick pura adoración en sus ojos.
-Sí. Me gustan las cosas maternas.
-Apostaría un millón de dólares a que Jay ama el proceso de fabricación de bebés más que lo de la paternidad -bromeó Nick haciéndonos reír a todos.
-Entonces, ¿por qué os casasteis después de solo tres meses de compromiso secreto?
-No podía esperar. Estábamos enamorados y solo queríamos hacerlo oficial lo antes posible. ¿Correcto Kyra? -Mentí.
-Correcto -respondió en voz baja.
-Oh, vamos. Sigues llamando a tu esposa Kyra. ¿A dónde ha ido nuestro encantador chico? -Mónica se quejó de hacer pucheros.
-Definitivamente tienes un apodo para tu esposa. ¿Qué es? ¿O debería darle uno?
Tuve que pensar en algo rápido. Solo le miré a los ojos y le dije lo único que me vino a la mente.
-Princesa. Ella es mi princesa.
Solo tenía que hacer hincapié en mi punto.
-¡Guau! ¿Por qué princesa?
-Porque es como una princesa -dije lo obvio.
-Si fuera una princesa de Disney, ¿cuál sería?
-Princesa Aurora. La Bella Durmiente. Era la favorita de mi madre, así que llegué a amarla. Así que es especial.
-Awwwww -exclamó Monica.
-Y eso lo convierte en mi príncipe encantador. Me salvó la vida y nuestro matrimonio me devolvió a la vida. Él es muy especial para mí -confesó Kyra mientras nos tomábamos de la mano y por primera vez para siempre nuestros ojos chocaron.
Vale, así que seguía actuando o esta era ahora una confesión sincera porque sus ojos tenían la verdad.
Nuestro momento duró poco, ya que Mónica y Nick empezaron a hacer algunas preguntas aleatorias mientras terminábamos la pizza. Fue divertido hablar y reír como si todo estuviera bien.
Kyra quería ir de compras, así que llevamos mi BMW n***o a la ciudad y Mónica ayudó a Kyra con sus compras, mientras que Nick y yo hablábamos principalmente de sus aventuras en Australia.
Cuando las damas terminaron después de mucho tiempo, fuimos a tomar helados y nos los comimos mientras veíamos la puesta de sol. Fue hermoso y refrescante.
Dejamos a Nick y Mónica en su casa y volvimos a la nuestra. El silencio era demasiado sofocante, así que decidí romper el hielo.
-¿Te gusta que te llamen Princesa?
-Está bien, pero probablemente acabas de decir eso para Monica y Nick, de lo contrario no soy tan especial para ti.
-Entonces, ¿qué crees que eres?
-Tu distracción, el patito feo, la esposa sencilla de un matrimonio arreglado.
Vale, así que eso me hizo reír haciéndola mirarme furiosamente.
-No tienes que frotármelo en la cara, ¿sabes? Sé que nunca podré ser como todas las mujeres glamorosas que ves.
La miré todavía sonriendo y le di palmaditas en la cabeza.
-Princesa, necesitas ver a un oculista.
En serio. ¿Se llamaba a sí misma un patito feo? Qué gracioso.
-Si necesito un oculista, entonces necesitas un psiquiatra, Príncipe Encantador, porque eres un psicópata loco que siempre quiere volverme loca.