Punto de vista de Kyra
Navegué monótonamente por la revista que sostenía mientras estaba enterrada en una esponjosa bolsa de patatas fritas.
¿Cómo conseguí tener tanta mala suerte?
Arrojé la revista después de encontrarme con un artículo sobre bebés y cosas de maternidad. Fue como una dura bofetada en la cara. Mi marido ni siquiera quería mirarme ni tocarme.
¿Cómo diablos obtendría esa alegría de la maternidad que anhelaba cuando estaba atrapada en este matrimonio sin amor durante un año horriblemente doloroso?
Me levanté perezosamente y me metí en mis esponjosas zapatillas. Me arrastré hasta la ventana y miré afuera y la vista hizo que mi corazón se hundiera mucho más.
Isla Norte, Seychelles.
Esa isla que formaba parte de los destinos de mis sueños. Era el destino perfecto para la luna de miel, pero solo para verdaderos amantes, parejas no arregladas como Jayden y yo.
Nos habíamos instalado en nuestra villa hace tres días después de un vuelo dolorosamente largo. Nunca manejé el jet lag fácilmente ni siquiera en mi juventud y este vuelo no fue una excepción.
La villa contaba con cinco mil pies cuadrados de espacio, incluyendo una piscina de inmersión, un pabellón comedor, una terraza al aire libre y un coche de golf para moverse por la propiedad. Era tan grande que pasabas días sin ver a nadie más.
Anhelaba salir a explorar toda la diversión que tenía esta isla y confirmar todo lo esencial que había buscado en Google.
Quería olvidarme de todos los demonios tanto de mi pasado como de mi presente durante este período de tiempo y permitirme divertirme. Bueno, alguien estaba lavando todos mis sueños por el desagüe.
Desde el momento en que abordamos el jet privado hasta ahora, mi marido estuvo tan ocupado enterrado en su trabajo. Era más un viaje de negocios que una luna de miel, uno en el que el mundo entero giraba en torno a él y yo era completamente invisible.
¡Qué bipolar!
Pensé que había alguna mejora y finalmente estábamos navegando en el mismo barco cuando Nick y Mónica pasaron el día con nosotros, pero parecía que todo era solo un acto para él.
En un momento se estaba riendo y hablando conmigo y al siguiente tenía frío y me trataba como a una mujer invisible. Agradecería que me considerara una mujer. Obviamente me veía como un patito feo con una voz irritantemente baja.
Me volví hacia el espejo de cuerpo entero en la pared y escaneé tanto mi cara como mi cuerpo. Después de todo, no era tan malo. Tal vez no sea lo suficientemente buena.
Quería salir y divertirme, pero tampoco me apetecía la idea de ir sola y sin permiso. No es que le importara, pero ¿y si me pasara algo mientras estaba sola?
Tal vez podría intentar entablar una conversación.
Tomé un salto de fe y me dirigí a una habitación frente a nuestro dormitorio que él había convertido en su oficina.
En caso de que te lo estuvieras preguntando, compartimos un dormitorio y, por supuesto, él prefirió el sofá a compartir una cama conmigo como si tuviera alguna enfermedad contagiosa.
La cama era lo suficientemente grande para los dos y también podríamos usar el sistema de división de almohadas, pero alguien estaba en contra de mí.
Llamé suavemente a la puerta y cuando él no respondió, abrí la puerta lentamente y entré en la habitación.
Jayden se sentó en una silla con un portátil frente a él en un escritorio caoba. La habitación tenía ventanas de piso a techo a un lado que daban una vista perfecta de la naturaleza. Había sofás blancos, un televisor de pantalla plana y un estante de libros, probablemente con novelas.
Tenía una taza de café humeante en su mano izquierda y yo le miré a los ojos y luego me perdí. Había algo en sus ojos. En realidad, todo sobre él era un rompecabezas sin resolver para mí.
Necesitaba la oportunidad de resolver ese rompecabezas, pero él me estaba excluyendo por completo.
-Tierra llamando a Kyra -una voz ronca interrumpió mis pensamientos haciéndome romper con mi mirada de inmediato y darme una bofetada mental por mirarlo descaradamente.
-Lo siento. Pensé que tal vez podríamos salir o algo así -le ofrecí ganándome una mirada intensa de él.
-¿Nosotros, como tu y yo? -preguntó y casi pongo los ojos en plan molestia.
Digamos que estaba tratando de ser gracioso.
-Somos los únicos por aquí, así que obviamente estoy hablando de nosotros -me burleé fingiendo algo de confianza. Yo también podría jugar raro.
Jayden puso su taza de café sobre la mesa y luego dobló los brazos.
-¿Y por qué saldría contigo?
-¿Por qué no lo harías?
-Bueno, tengo una videollamada con mi novia dentro de exactamente media hora -me dijo revisando brevemente su reloj de oro y volviendo su atención hacia mí.
Sentí una puñalada dolorosa en el pecho. ¿Por qué me dolía tanto que no sintiera nada por mí? Yo quería que fuéramos al menos amigos si no podía aceptarme como su esposa.
-Estamos de luna de miel. Soy tu esposa y Kylie es tu novia. Tienes mucho tiempo para pasar con Kylie después de que nos divorciemos. Por ahora, al menos durante nuestra luna de miel, ¿puedes dejar que presida el hecho de que soy tu esposa?
-¿Así que estás sugiriendo que deje a Kylie por ti? -sus ojos se abrieron un poco más.
Me desplaqué incómodamente bajo su intensa mirada.
-Eso no es lo que dije -me defendí.
Jayden de repente se golpeó el puño en el escritorio haciéndome saltar un poco asustado. Me sorprendió.
-Entonces, ¿qué dijiste? -exclamó apretando los dientes.
Tenía que estar bromeando.
-Estoy segura de que la ira es innecesaria aquí.
¿De dónde demonios venían todas estas agallas?
-Me estás provocando. Vete antes de que pierda la cordura -advirtió.
Irse significaría que seguiría tratándome como quisiera y me vería como un débil. Teníamos que resolver nuestra relación y encontrar un terreno común.
Sabía que estaba jugando con fuego, pero algunas quemaduras no dolerían. De todos modos, nada ajeno a mí. Me derrumbé en el sofá justo delante de él y crucé los brazos.
-No voy a ninguna parte. Tenemos que hablar de esto -anuncié ganándome una risa amarga de su parte.
-¿Habla de qué, Kyra?
-Este matrimonio.
-¿Te refieres a este matrimonio arreglado? Pensé que el contrato lo decía todo. Después de todo, formas parte del contrato.
-No soy un contrato, Jayden -advertí mientras que mi voz se elevaba y amenazaba con romperse.
-No te atrevas a levantar la voz hacia mi persona -advirtió.
-Me levantas la voz, pero ahora que lo estoy haciendo, ¿de repente está mal?
-¿Viniste aquí para crear una brecha permanente entre nosotros?
-Hablas como si ya no hubiera una grieta entre nosotros. Estoy aquí por la paz. No quiero pelear contigo. Solo quiero paz.
-Pensé que estábamos viviendo en paz hasta ahora.
-Estás en paz, pero yo no. Tu odio me está matando. Tus cambios de humor son exasperantes.
-Ya te he dicho que no puedo amarte.
-Todavía podemos ser amigos. Te dejé salirte con la tuya con Kylie. Nunca te he prohibido hacer nada con Kylie.
-Y nunca tendrás derecho a hacerlo. No eres mi esposa a la que debo una explicación. Ocúpate de tus propios asuntos -me escupió venenosamente. Cerré los puños.
-Yo. Soy. Tu. Esposa. Te guste o no Jayden Montero. Como mi marido, es tu deber respetarme…
Jayden se disparó furiosamente.
-Oh. Veo que ahora estamos hablando de deberes. ¿Qué otros deberes estoy obligado a tener en cuenta, querida esposa? Orientarme, por favor -gruñó ahora peligrosamente cerca de mí con la espalda contra su escritorio.
¿Cuándo se movió?
Sintiéndome bastante insegura, me levanté nerviosamente y retrocedí.
-Ya no me interesa hablar. Parece que no entiendes ni una palabra de lo que digo -susurré retrocediendo lentamente.
-¿Qué pasó, esposa? ¿A dónde fueron de repente toda la confianza y las agallas? ¿Dónde está esa feroz dama que reclamaba sus derechos? -Jayden brintó dando pasos hacia mí.
Sus ojos ardían de furia. Su voz era uniforme, pero tenía el filo afilado de un cuchillo que goteaba de ácido y corroía cada fibra de confianza que había reunido para defenderme a mí misma.
¿Me iba a pegar?
Las lágrimas brotaron en mis ojos pidiendo misericordia, pero no parecía importarle mientras se precipitaba hacia mí.
Así que el Príncipe Encantador tenía un lado de bestia que iba a desatar en cualquier momento a partir de ahora. El pensamiento en sí hizo que mi corazón fuera un martillo neumático.
Una vez más, el miedo me encontró. Me habló con su voz de risa ordenando que mis piernas se debilitaran y que mi estómago se tambaleara.
Mi espalda finalmente golpeó la pared y quedé atrapado. Jayden dio un paso dejando una pequeña distancia entre nosotros. Ya no podía mirarle los ojos, así que dejé caer mis ojos llorosos al suelo.
-Déjame ir -tartamudeé tratando de parpadear las lágrimas.
-Ni siquiera te estoy tocando, princesa -gruñó.
-¿Qué quieres de mí? -susurré cerrando los ojos.
Sentí su aliento abanicando mi oído mientras se acercaba. Literalmente podía sentir el calor de su cuerpo en mi cara. Tampoco podía perderme el hecho de que olía muy bien.
-Quiero darte lo que quieres. Quieres mi amor y afecto, ¿verdad? ¿Quieres que cumpla bien mis deberes como marido y satisfaga todas tus necesidades femeninas? -respiró en mi oído haciéndome temblar.
Antes de que pudiera digerir sus palabras, y mucho menos responder a ellas, nuestros cuerpos chocaron mientras me acercaba a él por la cintura. Sin decir una palabra, enmarcó mi rostro con una mano, ajustando su pulgar al ángulo de mi mandíbula e inclinó mi cara hacia él.
Me congelé en el contacto, mi cuerpo se endureció ante el choque de hormigueo. Sí, a primera vista quería que fuera mi primer beso, pero no de esta manera.
No quería un beso a regañadientes sin sentimientos. Quería algo real y romántico. Quería un beso que me diera las llamadas mariposas y me hiciera sentir amada.
Antes de que pudiera estrellar sus labios contra los míos, reuní todas las fuerzas en mí y lo empujé. Inmediatamente le di una bofetada en la cara antes de poder cambiar de opinión.
Su reacción no tuvo precio.
Le apunté con el dedo acusador.
-Nunca más me vuelvas a tocar -le advertí.
-¿Crees que quería tocarte? -se burló de mantener la compostura.
-Ten la seguridad, Kyra Casella. Nunca te tocaré. Eso es una promesa. Lo pediste. Ahora sal de mi oficina.
-Con placer -respondí casi demasiado rápido y salí de vuelta a nuestro dormitorio.
No perdí mucho tiempo mientras corría sin rumbo al baño, cerré la puerta y la cerré con llave.
Me desplomé en una esquina del suelo de baldosas con calefacción por suelo radiante. Me abracé las rodillas temblorosas y luego me solté. Llorar era algo que hacía casi todos los días, pero esta vez lloré desde la médula.
Era como si todo el peso del mundo estuviera sobre mis hombros. Mis ojos sangraban de dolor y cada parte de mi cuerpo me dolía.
Era como si alguien me hubiera arrancado el corazón y derramado sal sobre las heridas. Cada herida se había vuelto a abrir y reiniciaba desde el punto de partida.
El odio de mi familia por sí solo tenía mucho que manejar por mi cuenta y ahora solo se sumaba a mis problemas. No tenía a nadie de mi lado. Estaba solo y dolía. Necesitaba un hombro genuino para llorar. Necesitaba un amigo. Lloré hasta que ya no pude llorar más y me senté allí en silencio.
Cuando levanté la cabeza me di cuenta de que estaba oscuro afuera.
Vaya.
¿Así que había estado llorando desde la mañana? Ni siquiera me había dado cuenta. Sin embargo, mi cuerpo informó que mis músculos estaban rígidos. Luché y estiré dolorosamente mi dolor de cuerpo.
El baño era bastante lujoso y limpio. Podrías comer ahí dentro. Relucientes encimeras de granito, espejos con marco de nogal, bañera de hidromasaje, cuarto de ducha a ras de suelo con cabezal de ducha de gran tamaño, toallas esponjosas, alfombras de baño esponjosas, cesta de lavandería de mimbre. ¿Qué más se podría pedir?
Me miré al espejo. Mis ojos estaban rojos e hinchados. Me veía horrible. Me lavé la cara, pero no me sirvió de nada.
Mi estómago gruñó. Estaba hambrienta pero sin apetito.
Nunca te tocaré.
Esas palabras me hicieron querer empezar a llorar por todas partes. Había arruinado cualquier posibilidad de que nos lleváramos bien.
Quería esconderme de él después de todo, pero pronto me encontraría con él. Decidí enfrentarme a mis miedos y abrí la puerta y luego salí cerrando suavemente la puerta detrás de mí.
Jayden se sentó en la cama leyendo una revista con Kylie en la portada.
No podía ver su cara. Ventaja para mí.
-Estoy empezando a creer que llorar es tu pasatiempo favorito -comentó.
Bueno, bien. Mira quién estaba actuando como si no hubiera pasado nada. Decidí ignorarlo y me dirigí a la cocina.
Vi un plato en el microondas, pero decidí no tocarlo. ¿Y si la comida no fuera mía?
Bebí un poco de agua y luego empecé a pelar un plátano mientras me apoyaba en la encimera de la cocina. Estaba a punto de comer algo cuando Jayden se unió a mí en la cocina.
¿Me estaba siguiendo?
-Hay algo de comida en el microondas -me informó, pero no le presté atención.
Estaba muy enfadada con él. Podía sentir su mirada en mí.
-Te has arruinado los ojos.
Me has estrellado el alma -pensé-.
-¿Estás enfadada conmigo?
En serio.
-Yo soy el que recibió una bofetada aquí.
Siempre he sido víctima de sus cambios de humor y palabras viles.
-¿Estoy en trato de silencio?
¿Qué demonios quería de mí? ¿Por qué de repente estaba interesado en hablar conmigo? Me di la vuelta y rápidamente me comí mi plátano y luego tiré la cáscara a la papelera.
Pasé junto a él de vuelta al dormitorio para dormir. Jayden me bloqueó en el camino. Le miré a los ojos y él también.
-Está bien Kyra, tal vez me paseé de la raya.
-¿Tal vez?
-No debería...
-Pero tú lo hiciste y lo que se hace está hecho. Tuviste razón todo el tiempo. Ni siquiera podemos trabajar para una amistad.
Si pudiera estar enfadado conmigo por cada pequeña cosa, entonces dos podrían jugar el juego. Una lágrima solemne cayó por mi mejilla.
-No llores.
-Mis lágrimas no son asunto tuyo.
-Lo son. Los causé y quiero que se detengan. No vuelvas a llorar así.
-Aquí no hay nadie, así que no tienes que fingir que te importa. Déjame en paz, por favor. Estoy cansada de todo.
-Mañana saldré contigo.
«No quiero salir». «No quiero salir».
-Entonces con mucho gusto te llevaré allí siempre y cuando vuelvas a sonreír. Puedes darme una bofetada de nuevo si te hace sentir mejor.
¿De verdad? ¿Realmente le importa?
¿Príncipe Encantador o Bestia Bipolar? El tiempo lo diría.