Ignoro la llamada y bloque su número, se puede ir bien al carajo ese idiota. Demasiado tengo delante de mi como para escuchar su voz y lo que sea que quiera decirme.
Estoy sentada en la cama, con la laptop en mis piernas, y abro uno de los documentos más cruciales. La pantalla revela una lista exhaustiva de las organizaciones criminales que alguna vez estuvieron bajo el control de mi padre. Cada nombre, cada entidad, parece una daga que atraviesa mi pecho. Mi respiración se vuelve irregular mientras leo, y el dolor es casi físico.
El primer nombre que destaca es la Cosa Nostra en Sicilia, la mafia italiana que ha sido sinónimo de poder y violencia durante generaciones. Luego están los miembros de la Camorra y la ‘Ndrangheta, que dominan el sur de Italia con un control férreo sobre el trá
