Ojo por ojo. POV. SALVATORE DI SANTE. Atravieso el vestíbulo del complejo financiero donde están mis oficinas e ignoro a todos mientras me dirijo al elevador, entro y las dos personas ocupantes salen dejándome solo. Pulso el piso superior y las puertas se cierran sin esperar a Renzo ni Eva que se han quedado rezagados. Lo último que quiero es hablar con alguien, no después de la encerrona que Rossetti me ha hecho, pero eso no va a quedarse así, no sabrá que lo golpeó. Maldito viejo mañoso. Las puertas se abren y salgo del elevador. Paso por recepción y a mitad de camino encuentro a Luciana, mi asistente que parece azorada. —Señor Di Sante… —Ahora no — levantó la mano haciéndola callar. —Pero… La fulmino con la mirada y se detiene en seco quedando atrás. Entro a mi oficina y cier