A Willian, le quedaban pocos días para seguir en aquel lugar, debía volver con mucha urgencia, le esperaban sus clientes y empleados de su empresa, había dejado en su remplazo, a una hermosa mujer, Natacha de carácter dominante, un poco presumida, llamaba la atención, su elegancia usaba traje, bien ajustado.
—Señor, Willian lo necesitamos con urgencia en este lugar, ¿Porqué de su demora?
—Terminó, con algunos negocios y vuelvo.
Mientras, tanto la hermosa Dixie, se encuentra instalada en uno de los galpones de la granja, en compañía de uno de los empleados, está vez está inyectando a las gallinas.
— Se te escapa una de las gallina
—Exclamó con voz alta.
El olor apesta, en uno de los galpones.
Se dirige hacia la granja, queda a poco recorrido de allí, va entrando a la oficina de su padre, cuándo de repente escucha la conversación entre su padre y Willian, están a punto de firmar él contrato, Gerónimo da en matrimonio a su hija menor, a cambio de una importante suma de dinero.
Dixie corre, su corazón late fuerte, no puede creer lo qué su padre termina de hacer, se aleja de aquel lugar, sus lágrimas avanzan, su cuerpo se estremece, sus piernas le tiemblan, está realmente decepcionada de él, busca desesperada de un lugar para sentarse, quiere escapar cómo escapó Daniela su hermana, medita por un largo tiempo, escucha qué Martina su madre la llama por su nombre, limpia su rostro, está viviendo él peor de sus momentos.
Son casi las 20 horas Dixie no aparece, aun permanece sentada en aquel lugar, sin saber qué hacer, con él corazón destrozado, comienza a oscurecer, se dirige hacia la granja, en cuánto ve a su madre, la abraza muy fuerte, comienza a llorar sin poder tener control.
—Madre, mi padre...
—¡¿Qué pasó hija?!
—Fué él, quien me puso en manos de un desconocido, me vendió.
—Hija, tú padre sería incapaz de hacer eso, entra a casa, tus manos estan heladas, te prepararé algo para tomar, limpia tú cara ya no llores.
Dixie, calla por un largo rato, su mirada está perdida, deberá dejar aquella granja, y a su madre y hermanas a quien tanto ama, trata de ser fuerte, toma él café, junto a Martina su madre, comienza a recorrer toda la casa, se está despidiendo de todo aquello, evita tener qué llorar, entra al cuarto dónde se encuentran sus hermanas, las abraza.
—Las tengo qué dejar para siempre, mi padre ...
Llora, sin consuelo alguno.
Entra Martina su madre, a la habitación.
—¿Qué te a pasado ? —Pregunta Emilia su hermana.
Alguien golpea a la puerta, vienen en busca de ella, Willian a ordenado a uno de sus hombres, qué la pasen a buscar, los estará esperando a pocos kilómetros de allí.
Dixie, mira desde la ventana, corre la cortina de color rojo.
—No es posible, ya me vienen a buscar, madre te lo suplico, no dejes qué me lleven.
Aquellos dos hombres, custodios de Willian bajan del vehículo, golpean la puerta principal de la granja, quien los atiende es Gerónimo.
—Buenas noches, hemos venido en busca de la señorita.
—Me temo qué no será posible, en él contrato dice claramente, qué mi hija tiene qué salir casada de esta casa, dile a tú patrón, qué comience a organizar la boda.
Los hombres, sin más nada qué hablar se tuvieron qué marchar.
Willian debía volver, marcó él número de Gerónimo, este le dijo:
—Te enviado a mis hombres, debo volver tengo asuntos pendientes qué resolver, volveré por tú hija.
Gerónimo, abrió él portafolio, dónde había, mucho dinero, comenzó a reír, fumó un habano, comenzó a largar él humo, haciendo formas de anillos, en él."Ahora quedaré libre de todas mis deudas, comprare más terrenos.
Guardo, él dinero en una caja fuerte, luego entro a casa, silbando.
—Las gallinas se están muriendo por falta de alimento —Puntualizo Martina.
—Está todo resuelto, he vendido a tú hija, qué es una buena para nada, igual qué tú lo eres.
Dixie bajó despacio, sin hacer ruido.
—¡Padre, basta! No le hables así a mamá.
—Tú eres él ser más despreciable qué conosco.
Gerónimo, se puso frente a ella, le dió una cachetada.
—¡Te odio, papá!
Martina su madre, se acerca a ella para consolarla.
— Pronto te irás de esta casa ja ja.
—Prefiero irme lejos antes de seguir escuchando, tus palabras.
—Si, lo haces deberé devolver él dinero, quedaremos en la calle, piensa
O hazlo por tú madre.
Dixie, se acercó hacia Gerónimo su padre.
—Está bien lo haré solo por mi madre.
Al día siguiente, cómo cada mañana las tres hijas de Gerónimo, debían levantaste muy temprano, había mucho trabajo en la granja, apenas pusieron sus pies sobre la alfombra una de ellas preguntó a su madre.
—Nuestro padre ¿Dónde está?
—Hija, tú padre anoche salió.
—Seguro, apostando¿Crees qué no lo sé? ¿Porqué no lo dejas?Somos las únicas qué damos todo por está granja.
Gerónimo, esa misma noche tomó un poco de dinero de la caja fuerte, y salió para jugar a las apuestas, perdiendo todo, llegó de muy mal humor trató mal a su esposa.
—Estás para atenderme a mi, deja qué tus hijas hagan él trabajo de la granja.
Willian, debió volver devia firmar muchos contratos de trabajo, sin la presencia de él nada era lo mismo en la empresa, marca él número de Gerónimo.
— Enviame una foto de tú hija.
—En estos momentos no tengo ninguna, veré qué hago y te la envío.
Sube a la habitación de sus hijas, comienza a revolver las pertenencias de Dixie, sobre la pared está él retrato de ella, saca la foto y se la envía.
—Enviaré a mis hombres, a mi secretaria qué organicen la boda.
—¡Excelente, idea!deberías enviarme más dinero por ella, te cobre muy barato.
—Lo siento la suma qué te di, estaba puesta en él contrato —Acoto Gerónimo