La anciana aconsejó a Constanza: “El amor verdadero llega una sola vez. Y cuando llega, debes tomarlo y no soltarlo”. Después de que su nana se marchó, Constanza se levantó de la cama y, suspirando profundo, abrió el clóset. Recorrió la mirada dentro de él y hizo pucheros al mirar sus prendas, que no eran lo suficientemente hermosas como para una noche especial como esta. Mordía su labio mientras decidía cuál de sus vestidos ponerse. Al no tener uno que cumpla con sus atributos, se tiró sobre la cama decepcionada. Ni ella misma comprendió por qué su ropa le resultaba horrible si hace unos meses atrás le parecían hermosos, además ella misma los había escogido. - Cariño, ¿puedo pasar? - Adelante – Meredith ingresó con un vestido en mano y suavemente lo colocó sobre la cama – No es por cri