Antonella Despertar al lado de Susana es una delicia, y la tranquilidad de la costa completa la escena idílica. Las olas se estrellan contra las rocas con un ritmo constante y relajante, como una melodía que toca el mismísimo océano. Observo a Susana, su figura morena y curvilínea descansando pacíficamente, y no puedo evitar sonreír ante su belleza y sensualidad. He invitado a Susan al viaje familiar en un intento de olvidar mis sentimientos por Edahi. Es un escaparate para despejar mi mente, pero las emociones aún se arremolinan en mi interior, a pesar del hermoso amanecer que tenemos frente a nosotras. El sol comienza a filtrarse a través de las cortinas, bañando la habitación con una luz dorada. Susana se remueve levemente en su sueño, y me recuerda por qué hemos llegado tan le