Edahi
Cierro los ojos y disfruto.
Antonella hizo un gran esfuerzo en mejorar su técnica de mamadas, y se le nota, porque ahora me tiene viendo estrellitas en un pasillo oscuro y desolado del palacio real.
Dios...esto es tan morboso. Ambos sabemos que estamos cometiendo un error, que deberíamos estar en el salón de eventos atendiendo nuestras responsabilidades como miembr0s de la realeza. Sin embargo, la emoción de la situación, la clandestinidad de nuestro encuentro, añade un elemento de excitación que no puedo ignorar.
A pesar de las miradas curiosas y las expectativas que recaen sobre nosotros, aquí estamos, entregándonos a la pasión en un rincón oscuro del palacio. La sensación de lo prohibido solo intensifica la conexión entre Antonella y yo, y aunque sabemos que deberíamos reg
