Antonella Mis pies me llevan de vuelta al salón de eventos, pero mi mente está en un caos total. El impacto de esas dos palabras, te amo, aún resuena en mis oídos como un eco persistente. No sé cómo reaccionar, cómo procesar la magnitud de lo que acaba de suceder. Al adentrarme de nuevo en el bullicio del salón, intento ocultar mi desconcierto bajo una máscara de normalidad. Las miradas curiosas se posan sobre mí, pero trato de ignorarlas. ¿Cómo Edahi pudo atreverse a decirme eso? Mi corazón late desbocado mientras busco refugio en medio de la multitud. Al acercarme a la mesa de postres, mis ojos se encuentran con los de Pietro. Su presencia me trae cierta calma, un refugio en medio de la tormenta emocional que estoy experimentando. Sonríe al verme, ajeno a la tormenta que se desata