Edahi Mis manos tiemblan ligeramente mientras descanso en el jet que nos devuelve a Italia. A mi lado, Niccolo descansa, recuperándose de la herida en su pierna. El estrés de las últimas horas se refleja en su rostro, pero al menos está a salvo. La cabina del jet está envuelta en un silencio tenso. A pesar del alivio de haber escapado del territorio enemigo, la sombra de lo que dejamos atrás sigue presente. Pienso en mis compañeros caídos, en el sonido de las balas cortando el aire y en la fragilidad de la vida en medio de la guerra. Niccolo interrumpe mis pensamientos con una débil sonrisa. Agradezco al destino por haberlo mantenido a salvo. Conversamos en susurros sobre lo que ocurrió, sobre la suerte que tuvimos de escapar con vida. La conexión entre nosotros se fortalece, tejida