Narra Andrés#.
Miré la ventana del auto viendo a los árboles pasar como si fueran un borrón del que solo se puede distinguir el color verde y marrón.
Ahora nos estábamos dirigiendo a la manada de nuevo, ayer en la noche después de cenar firme el tratado de paz con Ágata y decidimos regresar nos al día siguiente.
Mí Mate iba a mi lado dormida, en un asiento especial para niños.
—No claro no, YO te extraño más —reí para mis adentros mientras escuchaba a Luis hablar con Ágata por teléfono, no llevábamos ni cinco minutos cuando salimos y ya estos dos se extrañaban, aunque en realidad no los culpo yo estaría igual.
(♤*♤*♤)
Bajé de la camioneta dejando que la suela de mis zapatos tocaran el piso de mi hogar, de mi Manada.
Me di la vuelta y estire mis manos para tomar el pequeño cuerpo de mi Mate, la deje en el suelo y tomar su diminuta mano en comparación con la mía.
Vi a un mujer de pelo gris correr hasta llegar a mi y darme un abrazo.
—¡Mi Niño! —exclamó Nana.
—¡Nana! — le dije devolviéndole el abrazo apoyando mi mentón en su cabeza ya que Nana es bajita y me llegaba hasta la altura del pecho.
Una vez se separó me sonrió achicando sus ojos haciendo que aparezcan más arrugas en su cara, después bajo la vista hasta la pequeña niña que tenía pegada a mis piernas escondiendo su rostro con su larga melena oscura.
—Mi niño ¿quién es está bonita jovencita? — pregunta Nana sonriendo dulcemente hacia Rubí, quien tímidamente le devolvió el gesto, Nana me miró con expresión de horror haciendo que frunza mi ceño con confusión — no me digas que es tu h-hij-ja — su voz tembló — y nunca me dijiste que tuviste una — pude ver atrás vez de los lentes del sol que tenía puestos como sus ojos se cristalizaron hasta que una lágrima solitaria se derramó por su mejilla.
—Nana... — susurré pasando mi pulgar por su regordeta mejilla quitando la lágrima, solté un sonoro suspiró — vayamos a dentro ¿si?—le pedí
—Si, acabamos de llegar amor, — dijo Luis saliendo de la camioneta — te lo prometo me mantendré alejado 10 metros de cada mujer, — rodó los ojos — pero eso también va para ti, — hizo una pausa me imaginó esperando a que Ágata respondiera, miró a Nana y le regaló una sonrisa quien le respondió con otra, — ¿disculpa? O sea que yo si lo tengo que hacer pero tu no puedes, pues dejame decirte que... — y ahí deje de prestarle atención al ver la cara de confusión de Nana.
—¿Con quién esta hablando?— pregunta Nana con curiosidad.
—Con su Mate — le dije mientras emprendía camino hasta la Mansión.
Narrador Omnisciente#.
La pequeña niña miró la gran sala donde se encontraba, admirando los hermosos adornos de mármol, balanceando sus pies en el aire mientras se encontraba sentada en uno de los sillones.
Miró hacia la puerta y vio que se acercaba Marina, la Nana, quién se había acercado a Andrés anteriormente.
—Hola cariño —habló Nana sonriendo mientras se sentaba a su lado — no te haré daño, así que no me temas —dijo con dulzura en su voz, — mi nombre es Marina pero puedes decirme Nana, yo soy la Nana del niño Andrés.
La pequeña río al escuchar como nombró al castaño de ojos verdes.
—Y-Yo soy Rub-bí —dijo la pelinegra mirándola.
—Tienes un nombre muy hermoso nombre cariño —dijo Nana
—Gracias —susurro Rubí sintiendo sus mejillas calientes.
—Bueno ¿qué tal si comemos algo?— pregunta — acabo de preparar una rica torta con relleno de nutella — dijo.
La pequeña asintió eufóricamente haciendo que Nana sonría mostrando unas arrugas debajo de sus ojos.
—Vamos entonces —dice Nana tomando la mano de la niña para caminar hacia la cocina.
Narra Andrés#.
—No quiero que este incidente se vuelva a repetir ¿entendido? — le pregunto mirando a los dos jóvenes que tenía enfrenté, no podían pasar de unos 15 años.
—Si — dijeron al mismo al tiempo.
—¿Si qué?.. — hablé con voz de Alfa.
—S-Si A-Alfa — sus voces temblaron y se mezclaron entre sí al escucharme.
Estaba en el entrenamiento de los jóvenes de la Manada, Luis me aviso que dos se pelearon en el medio del entrenamiento y no los podián separar así que literalmente tuve que correr así acá, y ellos al sentir mi presencia se separaron inmediatamente.
—Muy bien — dije aún con mi voz de gruesa — como castigo limpiarán todo cuando el entrenamiento acabé.
—P-Pero — empezó a hablar uno, pero rápidamente se callo al ver mi mirada oscura por Jakson.
—¿Pero qué— pregunté entrecerrando mis ojos, a lo que él rápidamente negó con la cabeza — eso creí — dije dándome la vuelta para luego salir de ahí.
Tenía pensando ir a la mansión pero antes decidí pasar por un lugar un tanto especial para mí, quería desestrezarme, una vez llegué me senté en la orilla del muelle viendo el agua casi tocar mis pies, alcé mi mirada hacia el cielo viendo como el sol se ponía anunciando la media tarde, cerré mis ojos al sentir el viento dar en mi cara, miles de recuerdos llegaban a mi mente, recuerdos de un niño corriendo junto al viento alrededor de sus padres, de un niño junto a sus padres disfrutado de un paseo, de un niño riendo junto a sus padres.
Suspire porque ese niño, era yo.
Cuando en eso escuchó a mi teléfono sonar anunciando que hay una llamada entrante, saqué mi celular de mis jeans y contesté, era Luis.
—¿Qué pasa Luis? — dije al contestar.
Oí como se aclaró la garganta antes de hablar.
—Es sobre la manada de Rubí.
Rápidamente centré toda mi atención en él.
—¿Qué sucedió? ¿esta bien? ¿o qué?
—Bueno para empezar esa manada ya no existe — dijo Luis a través de la línea.
—Eso quiere decir que... — empecé a decir pero no pude terminar la frase.
—Que esos idiotas de los Rogues destruyeron la manada Hidden — terminó por mi.
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