La otra cara de la luna

Si señor

Punto de vista de Thea

Esperé hasta que todos los demás se fueron a almorzar antes de escabullirme para darme una ducha. Solo quería un poco de tiempo a solas, quiero un poco de calma para reflexionar los próximos pasos a seguir en este sitio, además de que me molesta el hecho de que me distraigan con preguntas tontas o quieran saber porque estoy sumida en mis pensamientos.

Tan pronto como abro la puerta del vestuario, lo veo. Ese maldito c*****o, Gray, de pie junto al banco en una toalla y luciendo como un dios del sexo. Al verlo sin camisa por primera vez, no se ve como yo esperaba.

Luce mucho mejor.

Pequeñas gotas de agua todavía se adhieren a los amplios músculos de su pecho y sus abdominales. La toalla que cuelga de su cintura cae por debajo de su cinturón de Adonis, o mejor conocido como la famosa "V". Mierda, ¿tengo la boca abierta? La cierro de golpe, luego doy un paso hacia el vestuario, la puerta se cierra detrás de mí.

Mi loba esta agitada y pujando por salir, al parecer no le ha quedado claro que en lo que respecta al idiota de Gray yo soy la que llevara el control, no quiero seguir estando afectada por él.

-Mmmm pero mira nada más tremendo espécimen... y esas gotas que provoca quitar con la lengua... Thea, si no lo haces tú, con gusto lo hago yo, vamos déjame tomar el control y resuelven sus asuntos. ¿Qué dices?

Ignoro a mi hormonal ser y sacudo la cabeza.

Espero que Gray no haya captado mi reacción al ver su cuerpo, pero una pequeña sonrisa cruza sus labios que me dice lo contrario. Inmediatamente me irrita que haya inflado aún más su ego sin querer.

-Pero mira nada más que tenemos aquí- gruñe, sus ojos fijos en mí- Es mi cadete favorita

Pongo los ojos en blanco.

-Favorita para torturar- le respondo. Miro hacia otro lado, decidida a no prestarle a este imbécil ni un momento más de mi atención y camino hasta el final del largo banco, dejo caer la ropa que traje para cambiarme.

-Estoy seguro que te gusta que lo haga, sino fuera así no estarías desafiando mi autoridad- responde en voz baja. Giro mi cabeza en su dirección, lanzándole una mirada sucia.

-¿Por que no te vas a la mierda? Digo, así aprovechas en recoger tu inflado y lastimado ego. ¿No soportas que una mujer te desafié? ¿Toca un punto sensible en tu sistema de macho?- le digo, caminando casualmente hacia la ducha y girando uno de los grifos. Vuelvo hacia el banco para esperar a que el agua se caliente, pero antes de que pueda alcanzarlo, Gray está ahí, bloqueando mi camino mirándome fijamente.

Si las miradas pudieran matar, estaría a mil metros bajo tierra.

Lo miro a través de mis pestañas, mordiéndome el labio. Mierda. Él está loco y yo no puedo mantener la boca cerrada. Va a tener razón de que me gusta que me castigue, pero es que me sale de forma natural el querer retarle, no soporto su maldita actitud demandante.

La estúpida de mi loba esta riéndose de mí y me está instando a seguir. Tiene una pequeña obsesión con querer hacer salir al lobo de Gray, pero no voy a darle el gusto a nadie. Lentamente, me doy la vuelta y me dirijo a la ducha. Tal vez me deje con eso y se marche.

Pero conociendo lo poco de mi querido alfa, no dejará las cosas así y estoy segura de que me destruirá en los entrenamientos.

Extiendo la mano para probar el agua y cuando el vapor comienza a salir del arroyo, puedo sentirlo merodeando detrás de mí. Me doy la vuelta y él golpea una mano contra la pared de azulejos, enjaulándome entre su brazo y el chorro de agua caliente de la ducha. Mi respiración se detiene en mi garganta mientras lo miro.

¿Entrenamiento? Debí saberlo mejor, no se quedaría quieto. No está en su naturaleza dejar pasar mis actitudes.

Debería tener miedo, pero a medida que se eleva por encima de mí, medio desnudo... me produce respiraciones pesadas, estoy envuelta en llamas sin mi consentimiento... estúpido cuerpo traidor.

Y hablando de traidor, mi loba solo esta... ¿Ronroneando? ¿Un lobo puede ronronear? ¿Qué mierda?

-Esa boca tuya sigue metiéndote en problemas- dice Gray con voz ronca. Un gruñido bajo comienza en su pecho.

Me lamo los labios, mi respiración entrecortada.

-Eso parece- le digo, envolviendo mis brazos alrededor de mi pecho para asegurar mi toalla.

Grey se acercó más, dejando caer la cabeza junto a mi oreja. Puedo sentir su aliento en mi cuello y mis rodillas comienzan a temblar un poco.

-¿Qué vamos a hacer al respecto?- murmura.

-Sáltale encima Thea... es una oportunidad perfecta, demuestra que tan problemática puedes ser...

Este hombre está en mi espacio y debería sentirme intimidada. Debería estar acobardada.

Pero, ¿por qué estoy tan excitada ahora mismo? Y mi loba... Jesús ella no me ayuda en nada, ¿Cómo es posible que me susurre esas cosas?

XXX

Punto de vista de Gray.

Si sintiera que estuviera asustada, retrocedería, pero incluso a través del denso vapor en el aire, puedo oler su excitación. A ella le gusta esto y por la forma en que mi polla se pone más dura por segundos debajo de mi toalla, yo también.

No tiene sentido. No soporto este tipo de falta de respeto. Debería castigarla con patrullas adicionales y vueltas corriendo por todo el territorio. Debería echarla del campo de entrenamiento. Pero todo lo que quiero hacer es arrancar esa toalla de su cuerpo y follarla aquí mismo, contra la pared de la ducha.

Me aparto para mirarla, y noto que me observa con deseo. Su loba se ha hecho presente en sus iris y ni siquiera se ha dado cuenta. Ella ha activado su lado salvaje y no lo nota al estar tan inmersa en el momento como yo. Mi lobo está pavoneándose al ser consciente del estado en que ponemos a nuestra chica. Para odiar ser una sumisa en este momento ella está amando el control y dominio que tengo sobre ella.

Su aliento está saliendo en pequeños jadeos. Dejo caer las manos de su pecho y las coloca en la pared detrás de ella, inclinando sus caderas hacia las mías. Sus labios se curvan en una sonrisa traviesa.

Soy muy consciente del hecho de que alguien podría entrar en cualquier momento, pero no puedo alejarme. Algo acerca de la proximidad de nuestros cuerpos se siente bien; Me atrae como un imán. Mi lobo ahora está aullando, quiere tomar el control y poseerla, hago todo lo posible para controlarlo y desconectarlo. Cada vez es más difícil controlarlo cuando se trata de Thea, es como si ella le diera más poder. No sé cómo explicarlo, pero es un atentado para mí.

-¿Vas a aprender a comportarte alguna vez?- Me quejo y veo un destello plateado en sus ojos. Su loba se encabrita desafiante.

Parece que no soy el único que le cuesta tener su lobo tranquilo.

Puedo notar como Thea procesa lo que está sucediendo y trata de contener su loba. Lo que me hace preguntar ¿Es todo esto un juego para ella? Porque no lo es para mí, esto es mi vida. Somos todo lo que se interpone entre nuestros enemigos y las amenazas que representan las alianzas con los Black y otros seres mágicos. No dejaré que los que me importan mueran sin que pueda evitarlo.

Cuando no dice nada, mi temperamento se enciende. Me presiono contra ella, inmovilizándola contra la pared. Tengo cuidado para que no pueda sentir lo jodidamente duro que estoy por ella. No estoy seguro de si voy demasiado lejos, pero no puedo detenerme. Mi lobo está fuera de control, quiere reclamarla aquí y ahora.

Un gruñido sale de mi pecho.

-¡Respóndeme!- Rugí, y ella solo se presionó hacia adelante contra mí, frotándose como quiere. El embriagador aroma de su excitación golpea mi nariz de nuevo y mi cabeza da vueltas.

Yo la quiero y mi lobo también.

¿Qué diablos me pasa?

XXX

Punto de vista de Thea.

Supongo que tengo que admitirlo, estoy caliente por Grey. Antes pensaba que era solo un imbécil arrogante, pero ahora mismo, la forma en que me está abrumando de manera gruñona y dominante me hace sentir cosas que nunca antes había sentido. Quiero dejar caer mi toalla, ver cómo se siente su piel contra la mía. Quiero arrancar la suya y ver cómo se ve su polla debajo. No soy ciega, puedo ver su tienda de campaña erecta en la parte delantera.

Apuesto a que es tan grande como su ego.

-Sí- respondo, y mi voz sale como un gemido entrecortado. Ni siquiera sueno como yo; es como si estuviera teniendo una experiencia extra corporal.

Y amo cada segundo de este encuentro.

-¿Sí qué?- Gruñe, mirándome con esos ojos. Las motas de oro se arremolinan dentro de ellos, y son tan hermosas que me pierdo momentáneamente. Su lobo obviamente está sacudiendo su jaula con tanta fuerza como la mía en este momento. Es como si me estuviera llamando, incitándome a liberarlo y mi loba solo quiere ser reclamada por ese ser insoportable.

Presiono mi cuerpo hacia adelante contra el suyo de nuevo, casi involuntariamente. Es como si tuviera una necesidad innata de estar más cerca de él. Me giro un poco y siento su pene contra mi cadera en respuesta.

Abajo, chico.

Tenía razón, él disfruta de esto tanto como yo.

Lo miro recatadamente, lamiendo mis labios.

-Sí señor- le susurro. Mi corazón se siente como si fuera a latir fuera de mi pecho.

Gray vuelve a inclinar la cabeza hacia adelante, junto a mi oreja.

-Buena chica- murmura, su voz aterciopelada enviando un hormigueo por mi columna vertebral.

Deja caer su mano de la pared y se aleja, mi cuerpo inmediatamente duele por la pérdida de su presencia. Todo lo que puedo hacer es mirar y contener la respiración mientras se da la vuelta y regresa al banco para recuperar su ropa. Se dirige a la puerta, sin molestarse en volverse para echar otro vistazo antes de abrirla y pasar. La puerta se cierra y exhalo mi aliento, derritiéndome contra la pared de azulejos de la ducha.

Santo cielo. ¿Qué acaba de suceder? ¿Y por qué lo disfruté tanto?

-Eso Thea se llama querer ser poseída por un verdadero hombre y lo disfrutamos cada segundo porque nadie nos domina y que Gray tenga esa capacidad de hacernos ceder lo hace extremadamente irresistible.

Me da vueltas la cabeza y por un momento olvido para qué vine aquí. Me estabilizo y me aparto de la pared, quito la toalla y la cuelgo de un gancho junto a la ducha. Paso por debajo del chorro de agua caliente, cierro los ojos y respiro profundamente.

Maldita sea.

Si ese es el tipo de reacción que obtengo del estúpido alfa cuando me burlo de él, no puedo esperar para hacerlo de nuevo.