—¡Vega, por favor, no cierre los ojos!— Le pido desesperado mientras que detengo el auto frente a la entrada de emergencias del hospital. Bajo lo más rápido que puedo del vehículo y exclamo a la primera enfermera que veo cerca para que traigan una camilla. Abro la puerta del lado de atrás y saco a Vega entre mis brazos para después acostarla sobre la camilla que han traído para asistirnos. Entiendo perfectamente lo que me están preguntando y lo único que puedo responder es que alguien le ha disparado, pero que no tengo idea de quien ha sido. Sin muchos más preámbulos la entran a emergencias mientras que yo camino detrás de ellos hasta donde me lo permiten. No tengo idea de que tanto daño ha hecho la bala, tampoco donde la ha herido ya que su vestido la cubría. Tengo miedo de haber fallad