Salvada

1222 Words
__No haz comido nada cariño. Acentúa la bruja tocando mi cabellos con delicadeza. Provocando que mi mano reaccione brusca. __No me toques. Escupo y me levanto. __Erika no le alces la voz a tu madre.... __No le estoy gritando, simplemente dile que no me toque, porque su cariño no lo siento sincero. Afronto y me voy. __Te quedas en tu habitación y no sales. __Como quieras, papá...... Su orden la tome de lo mejor, llegue a la habitación, agarre la laptop y empecé a buscar empleo, necesito trabajar para poder salir de esta casa y pagar un lugar donde vivir. Recibo un mensaje de Max y salgo de las páginas de trabajo. __Eri...... Estas ahí? __Si, ¿qué pasa? __¿Quieres salir a bailar hoy noche? __Sabes que no podré. __Ya tienes dieciocho. Recalca y me quedo pensante. __Esta bien, vamos a bailar. Por la noche me escapé por la ventana y cuando recorrí la mirada para ver que nadie me haya visto, me encontré con un auto extraño, sus vidrios oscuros no me dejaron ver quien estaba dentro, pase de largo y camine a paso rápido hasta la esquina donde me encontraría con Max y Aida. __¡Que bien!, pudiste escaparte. __Espero no me descubran. Subimos a un taxi y nos dirigimos a una discoteca VIP, ¿como llegamos ahí? pues Aida sale con un chico que tiene mucho dinero, que por su apariencia parece mafioso. Nunca antes había estado en un lugar así, ni me había escapado de casa para ir a una discoteca, rezo para que mi padre no me descubra. - Relájate Eri, olvida a tus padres y mejor disfruta.- Masculle Max tras mi oído. - No se Max, me siento extraña en este lugar, hay gente de alta sociedad... - ¡Que importa! mejor disfrutemos, porqué una noche como esta no volverá a pasar.- Susurra a mi oído acercándose más, con el codo lo golpeo y el se queja. Aida a desaparecido y me ha dejado con su odioso hermano, que no desaprovecha la oportunidad para estarme coqueteando. - Max escucha, deja de j***r. - Resopló y el ríe. Max es el mellizo de mi amiga Aida, por tal razón tiene mi misma edad, por un instante desaparece y pone en frente de mi una copa. - No beberé.- Expreso recorriendo la mirada en busca de Aida. - Solo una.- Pide Max con insistencia, la tomo en mis manos y siento un escalofrío recorrer mi cuerpo, entre ratos siento la mirada penetrante de alguien caer sobre mi, sin embargo no veo quien me esté mirando, alzó la copa con la bebida que Max entregó y varios minutos después me siento mal. - Eri, ¿Donde vas? - cuestiona al tomarme del brazo. - Buscare Aida, esa copa que me diste me hizo sentir mareada. - Replico y lo miró, Max se queda mirándome y presiento que tiene intenciones negras para conmigo. - Max ¿Me drogaste? Inquiero y le veo sonreír, da dos paso eh intenta agarrarme, antes que se acerque lo empujo, cae al suelo y caminó en dirección a las gradas que se ven sumamente borrosas. Mis ojos están demasiado pesado y me es difícil mantenerlos bien abiertos, mis piernas tambalean porque la droga empezó hacer su efecto, trato de mantenerme en pie al tiempo que voy apartando a la gente, de pronto unos grandes brazos me sostienen. - Ayuda. No deje que me lleve. - Murmure antes de que mis largas piernas se doblen y pierda la noción. RELATA SANTIAGO. Camino con dirección al parqueadero, nuevamente eh salido algo tarde de la oficina, las manecillas del reloj marcan las nueve de la noche, antes de ingresar al auto llevo la mano al bolsillo, puesto que mi celular a empezado a sonar, al ver el contacto que llama no dudo en contestar. - Señor CEO - farfulle desde el otro lado. - ¿Donde estás? - ¿Donde cree que puede estar alguien como yo? - verbaliza con otra pregunta. - Ya... ¿Y quieres que te acompañe? - Claro, si es que el señor CEO no le hace mal, tomarse una copita con este pobre diablo. - Sonrió y aceptó. - Envía la dirección. Guardo el móvil y subo al auto, mientras voy saliendo llega el mensaje de Kevin; Kevin es mi primo, hijo de la tía Selma, llevo un tiempo que no lo veo y solo por esa razón acepte ir. Mientras manejo voy pensando en Ana, seguramente espera en su departamento, imagino lo furiosa que se pondrá cuando no toque su puerta. En realidad no tenia pensado ir, hace dos años puse punto final a esa relación y por eso, me mantuve alejado, aunque muchas veces caía en su seducción, estoy decidido a no más. Desde hace cuatro meses que no mantengo ningún contacto íntimo con ella, por su bien y por el mío, es preferible mantenerla lejos de mi. y también por el abuelo, porqué aunque no lo dice, se que no quiere verme casado con ella. Una vez que estaciono el auto, le entrego las llaves al encargado y procedo a entrar. Recorro la mirada en busca de Kevin, sin embargo no le veo por ninguna parte. Por un instante me quedo parado en lo alto de la disco, y mantengo la mirada fija en una mujer, la cual me parece haberla visto antes, ese rostro se me hace conocido y no logro deducir donde la vi. Mientras la observo, un joven se acerca y ella intenta mantenerlo alejado, no obstante el hombre se rehúsa alejarse. Segundo después quite la mirada de ella y encontré la mano de Kevin, alzada en la parte más alejada la multitud. Hace un movimiento de mano indicando donde se encontraba. Antes de bajar, vuelvo a mirar a la joven, sin embargo ya no esta, me propongo a bajar para acercarme a mi primo, y termino chocando con aquella muchacha, la cual se ve algo pálida y la sostengo en mis brazos. -Ayuda, no deje que me lleve - Segundos después se desmayó. Y de pronto se acerca el mismo hombre que la acosaba, y se sorprende al verme. -Es mi amiga, la llevaré a su casa- Explica. Y recuerdo el dicho de mi abuelo, "explicación no pedida, acusación manifiesta" -¿Que le diste? - Inquiero mirándole fijamente. -Nada, se emborrachó y tengo que sacarla de aquí - intenta arrebatarla de mis brazo. Luego aparece otra chica y cuestiona. - Max ¿qué sucedió? ¿dónde está Erika? - La tiene él - apunta en mi dirección, y la mirada de aquella mujer cae sobre mi. - ¿Erika se emborrachó? - Si. Bebido de más. - Explica el tipo. Tras de ellos aparece unos de los mafiosos del país, al verme me saluda. - Llevaremos a Eri a casa, entréganosla - Farfulle el castaño y le fulminó con la mirada. - Pusiste algo en su bebida, lo vi desde arriba. - le acuso y se queda gélido. - Miente - se defiende y eso me hace enfurecer más. - Antes de dormirse me pidió ayuda, así que por tal razón no la dejaré en tus manos. - ¿Como te atreviste hacer eso Max? - reprocha y dirijo la mirada hacia ella. - Tu, irás conmigo, la llevaré a su casa.
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