Regañada

1231 Words
RELATA SANTIAGO Perdido en mis pensamientos estaba cuando la puerta del elevador se abrió, arreglé mi traje y caminé hasta la oficina del tío Frank, una vez dentro me sentí aliviado al no encontrar a Cris. —¡Que bueno que volviste!, hijo disculpa a tu primo, aunque he tratado de hacerle entender que no debe estar enojado contigo, no e logrado que cambie de actitud. —Las palabras que el tío decía eran nulas para mí, yo seguía concentrado tratando de recordar en qué parte de mi vida, vi a esa muchacha. —Tranquilo tío, no hay problema. —Debes elegir una buena esposa, no quiero que suceda lo mismo en el futuro, yo me equivoqué al casarme con Josefa, sabía cuán avariciosa era y ahora todo eso le ha enseñado a Cris, según la historia de nuestros antes pasados la familia se dividió por razones similares, y con ella la fortuna, desde entonces los anteriores líderes han hecho todo para mantener paz en la familia, llenándose de amor unos a los otros para que no vuelva a dividirse como en el pasado, por ello debemos amarnos sobre cualquier otra cosa, he intentado de todo para hacerle entender a Cris, pero más influyen los consejos de su madre que los míos. —Explica mi tío Frank. —No te preocupes tío, ya se le pasará. —Esperemos. —Ahora explícame todo. —Sugiero mientras vuelvo a pensar en ella. El tío Frank es el hijo mayor del abuelo y el primer nieto del bisabuelo que en paz descanse, se suponía que su hijo debía ser el líder de la fortuna, sin embargo, su esposa le fue difícil embarazarse, después de muchos años pudieron lograrlo, a base de tratamientos que costaban una fortuna, lastimosamente cuando eso sucedió yo, ya existía, mi padre se casó muy joven, y me tuvo antes que el tío Frank tuviera su primer hijo, y como lo estipulan las reglas de nuestros antes pasados, el primer nieto, es el heredero y único líder de la fortuna, todos los familiares pueden hacer uso del dinero pero bajo mi control, todos pueden trabajar en la empresa y de la misma forma bajo mi control, creo y considero que no soy culpable de que Cris, no haya podido ser el heredero, ya es cuestión del destino pero, el me culpa de todo lo malo que le sucede. En fin, es su problema no el mío. RELATA ERIKA Soy Erika Intriago y tengo dieciséis años, junto a tiffi corro por las calles para llegar pronto a casa, no quiero que la bruja tenga motivos para hablarle mal de mí, a mi padre. Una vez que llego a mi recámara suelto un suspiro, cierro mis ojos y el rostro de aquel hombre aparece en mis imágenes. Mirarle a los ojos me fue extraño, de pronto aparecí frente a un instituto donde estaba precisamente él, fue algo sumamente inexplicable que me dio escalofríos. Pero no hay que negar lo guapo que estaba, suspiro mientras agarro a tiffi y juego sobre la cama. Tiffi; es mi perra, una hermosa y preciosa canina que me acompaña en mis días de soledad y tristeza. —¡Erika! —ruge mi padre y me levanto de inmediato, en segundos aparece frente a la puerta de mi habitación. —¿Es verdad que volviste a llegar tarde? —inquiere mirándome furioso. —Llevé a tiffi a dar una vuelta —explico y camina a pasos rápidos hasta mí, agarra mi perra y brama. —¿Es por este animal que estás llegando tarde a casa?, pues hoy mismo se acabará el problema —informa dejándome nerviosa. —Papá, no lo hagas, en realidad llego tarde porque no quiero estar en casa, tiffi no tiene la culpa de nada —confieso al momento que volvía a quitar de sus manos a mi canina—No me quites a tiffi, es mi única compañera, ¡por favor!—pido con lágrimas en mis ojos. Mi padre moja sus labios y una solitaria lágrima rueda desde sus ojos. —Recoge tus cosas, ya que no quieres pasar en casa, irás a un internado donde terminarás el año y medio que te faltan de clases. —Pa.... —No hay marcha atrás, vas al internado, no voy a esperar que te conviertas en una vagabunda que prefiere pasar en la calle antes que en casa. —Las palabras de mi padre se clavaban como agujas en mi corazón, era tan doloroso escuchar lo que pensaba de mí. Segundos después cierra la puerta y se marcha. Una vez que mi padre desaparece de la habitación me dejo caer sobre la cama, siento mi corazón estrujarse por la forma que me ha tratado. Cuando la puerta vuelve abrirse, mi corazón se alegra puesto que imagino es mi padre, que volvía a pedirme disculpas por la manera en que me ha tratado. No obstante la que aparece es Cristal, mi hermanastra, la hija de la bruja. —¿Te vas a un internado? ¡Qué pena! —le veo sonreír y se lanza sobre la cama, seguido masculle haciendo mi sangre hervir —Ahora que te vas esta habitación será mía —balbucea dichosa. Ajusto mis dientes y le miro con desprecio, la tomo del brazo haciendo que se levante —Sal ahora de mí habitación, o no respondo —expreso rechinando los dientes. —Mamá, mamá —grita al mismo tiempo que rasga su brazo. Ante el llamado siniestro de su brujita, la bruja mayor ingresa despavorida. —¿Qué pasó?, ¿por qué gritas? —increpa preocupada, o al menos así lo hace ver. —Yo solo quería ayudarle a empacar, y ella rasgó mi brazo. —ladeo la cabeza llevando mis manos sobre esta, no puedo creer lo astuta que es Cristal, parece ser que está superando a su madre. Suelto un suspiro y miro a mi padre, quien se encuentra parado en la puerta con cara de pocos amigos, la bruja me mira con desprecio al tiempo que abraza a su hija. —¡Tranquila amor!, no debiste venir, Erika está un poco molesta, hay que dejarla tranquila, se cuán bondadosa eres, pero ahora ella necesita estar sola —culmina entrecerrando los ojos, quién la escuchara diría, ¡oh, que gran mujer! es amable, cariñosa y sobre todo comprensiva. Si, aunque no me crean, de esa forma es que Margaret tiene engañado a todos, incluso a mi padre. La vi salir abrazada a su demonio de hija, que ellas me miren con desprecio era lo de menos, eso no provocaba ningún efecto de tristeza en mí. Lo que si me mata es la mirada de mi padre, paso gruesa saliva por mi garganta y siento mi corazón hacerse añicos. —No entiendo en que me equivoqué contigo, soy un hombre que trabaja duro para sacar esta familia adelante, para que no te falte nada, incluso me casé para darte la madre que perdiste —al llegar ahí le interrumpo. —No me preguntaste si quería que te casaras —verbalizo, y él suspira. —No tenia porqué preguntarte, eras apenas una niña de seis años, y de esa niña noble y cariñosa ya no queda nada, eres vengativa y lastimas a quienes no debes. Prepara las maletas, que hoy mismo te llevo al internado. Dicho eso sale dejándome muerta en vida».
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD