RELATA ERIKA Llego la hora de la cena y me sentí nerviosa, sabia que seria inevitable que me viera, antes de baja le suplique a don Edgar que no me llevara a comer junto a su familia, no obstante el anciano era más obstinado que yo, no me quedo de otra que acompañarlo. Cuando estaba por ingresar mis piernas temblaron como si hubiera corrido todo el día anterior. Con mis manos heladas y mi corazón latiendo fuertemente ingresé al comedor. Su mirada impactó en la mía estimulando un estallido de emociones, emociones que desataron un sonrojo en mis mejillas. Ignorando las demás miradas que imagino no eran de cariño, baje la mía y la clave en el suelo, que brillaba con la luz de las lámparas alumbraban el enorme comedor, estaba frente a una mesa rectangular, adornada con bajillas y distinto t