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1107 Words
Viernes, doce de la mañana. Estaba preparando las mesas para hoy. Los dos últimos días me he entregado de lleno en el trabajo, me sentía mal por haberme pasado el martes pasado sin trabajar apenas. A Axel no he tenido la oportunidad de verlo de nuevo, solo de vista o por mensajes, pero no hablamos en persona. - Creo que tienes un cliente por atender, Irina. –Comentó Somi, dándome un leve toque en el hombro. Levanté la vista, cruzandome con la mirada del chico de cabello n***o azabache. Me sonrió y agitó su mano de forma adorable. Hoy venía con ropa bastante arreglada, pero iba súper despeinado. Y traía sus converse negras. - Contigo es adorable, a mi me hace fregar sus platos "especiales" a mano. - ¿Tengo que atenderlo yo? - Si voy yo, me mandara a freír espárragos. Quiere que lo atiendas tu. Respire profundamente y me atreví a acercarme a él. Me señaló la silla frente a él, seguía sonriendo sin mostrar sus dientes y apretando sus labios. Suspire profundamente mientras me sentaba, si me niego igualmente me tocará sentarme. - Gracias. Tenemos que hablar de lo de hoy y lo de mañana. - El recital es a las siete. –anuncie apoyando mis codos en la mesa. - Tenemos tiempo para comprar las cosas de la fiesta. Ve a cambiarte nos iremos a comprar lo necesario y necesito tu ayuda, Nae me pidió un… un cacharro de esos de flores, no se como se llama. - ¿Adorno floral? - Tampoco se que es eso… es parecido a un ramo de flores de boda, pero en una cajita creo. - ¿Te refieres a él corsage? - Ni puta idea de que es eso. Pero vamos si, lo que tú creas, el corselje ese. - Es un brazalete con algunas flores pequeñas, tipo pulsera, pero un poco más grande. - Ajam, tú lo eliges a tu modo. Ve a cambiarte. - Vengo con la ropa del trabajo, no tengo más ropa. Solo otra camisa por si acaso pasara algo similar a la otra vez. - ¿Me estás diciendo que caminas por el centro de Seúl con esos tacones? ¿cómo llegas viva? - Es una forma también de protegerme durante la noche, Tae me dijo que si alguien se me acerca, le meta un taconazo - Raro pero efectivo. ¿Por qué no te sacas el carnet de conducir? - Ya le tengo. Pero no tengo coche aquí… - Bien, conducirás hoy tú hoy. - No puedo, hasta los veinticinco no pueden conducir los extranjeros. - Estás empadronada en Seúl, tienes casa y trabajo. Puedes conducir. Si no estuvieras empadronada y con un contrato de más de un año, sí que podrían ponerte un impedimento. - ¿Tú crees? - Si te multan lo p**o y ya está. Rodé los ojos, le da igual tener que pagar una multa, es tan cabezota. Tiene que conseguir todo lo que quiere. - No, no voy a conducir. Ladeo la cabeza confuso por mi repentina negación. - Está bien. Me sorprende su carácter señorita Martín. Acompáñame a mi despacho, te dejaré una camisa de Yuna, suele dejar cosas suyas por todas partes, es una horrible mejor amiga. Tiro de mi brazo un poco brusco, y caminamos a su despacho. Cientos de recuerdos me vinieron al mirar el sofá. Qué vergüenza siento ahora mismo ¿¿cómo me atreví a hacer eso?? - Si quieres repetimos, tenemos tiempo. Me sacó de mis pensamientos, me vio mirar ese sofá y ahí estaba su tono burlón. Negué repetidas veces y él seguía riendo. - Toma, ponte esta camisa. Es similar a la que llevas, pero sin el logotipo de la empresa. No nos hace falta ir promocionando por todo Seúl la empresa Origin Of Min. - ¿Dónde hay un baño? - ¿Para qué? - Para cambiarme… - Hazlo aquí, no tienes que avergonzarte, ya te he visto sin camiseta más de dos veces. Por cierto, deberías ir a que te revisaran la quemadura, aún tienes marcas. Se me olvidó decírtelo el martes. El chico suspiró mientras se daba la vuelta, pude cambiarme de camisa a toda velocidad, mientras que le terminaba de colocar unos papeles en su mesa. Cuando ya estaba lista, ambos salimos de su despacho y nos adentramos en el ascensor, para llegar al parking. Antes de eso, habló con la recepcionista de su planta de que avisara a Tae y a Nam de que había salido. Además de eso, también le dijo que les dijera que estoy con él y que no hacía falta que Tae me esperara. Subi de copiloto en su coche, puso un par de datos en el GPS y arrancó el coche. Estábamos en silencio, pero era agradable. - Vamos a comer y después recogemos a Enzo, vendrá con nosotros. ¿Te parece bien? - Oh sí no es molestia… Puedo dejarlo con alguien, si lo es. - Para nada, soy consciente del poco tiempo que tienes para estar con él. Y estoy seguro de que le gustara. - Lo noto un poco desanimado últimamente. - Si, yo también lo he notado. No llega tan animado como antes a las clases de piano. Así que… me tomé la libertad de hablar con él. Me sorprendió el hecho de que se preocupara en hablar con Enzo. - ¿Hablaron..? - Si, me dijo que estaba preocupado por ti y tenía miedo de su padre. De que él viniera aquí. - Debería hablar con él. Sentí que el chico quería preguntarme algo, pero sé quedó callado y volvió a centrarse en la carretera. Comimos juntos en un restaurante cerca de la escuela de Enzo, esperamos a que fueran las tres de la tarde y le recogimos. Axel esperó en el coche, mientras yo me encargué de ir por Enzo. Después los tres nos dirigimos a uno de los tantos centros comerciales de Seúl. Enzo se llevó una gran sorpresa, no esperaba algo así después de llevar tantos días sin pasar tiempo conmigo. También pude ver lo bien que se llevaban y la confianza que se tienen él y Axel, veo que se lleva con Enzo mucho mejor que con su propia hija. Caminábamos por los pasillos del centro comercial, no sabía exactamente dónde íbamos, pero el chico parecía estar buscando una tienda en específico. Caminaba de la mano con Enzo, unos pasos más adelante de mi. Verlos así, me hacía pensar en lo triste que es para Enzo criarse sin su padre. Pero se que lo mejor es tenerlo lo más alejado posible de su progenitor. Por su seguridad.
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